Durante 12 meses, un hospital de Nueva Jersey (EE. UU.) mantuvo con vida a un paciente en estado vegetativo, sin consultar a su familia. La persona había quedado inconsciente luego de recibir un trasplante de corazón. El personal médico no veía probable una recuperación, pero su objetivo era mantener una elevada tasa de supervivencia para su programa de trasplantes, según un informe de ProPublica, que obtuvo reveladores audios.
Darrel Young, de 61 años, fue sometido a una cirugía de trasplante de corazón el 21 de septiembre de 2018 en el Centro Médico Newark Beth Israel. Young había sufrido insuficiencia cardíaca congestiva durante años, y buscaba una nueva oportunidad en la operación. Pero no volvió a despertar desde entonces.
Tiempo después, ProPublica consiguió la grabación de una reunión del personal médico en la sala de conferencias del hospital.
En ella, se escucha al cardiólogo Dr. Darko Vucicevic preguntar: “¿Algo sobre Darryl?”.
“Necesitamos mantenerlo con vida hasta el 30 de junio como mínimo”, responde el Dr. Mark Zucker, director de los programas de trasplante de corazón y pulmón del hospital. Pero, ¿qué tenía de especial esa fecha?
El 30 de junio del 2019, una organización financiada por el gobierno federal que rastrea las tasas de supervivencia de trasplantes presentaría su siguiente informe. “Si no está muerto en este informe", advirtió Zucker, “se convierte en un problema”.
Una foto de Darryl Young, momentos antes de su operación en el hospital Newark Beth Israel, el 21 de septiembre de 2018. Crédito: ProPublica.
Desde que se sometió al trasplante y quedó inconsciente, Young había sufrido neumonía, accidentes cerebrovasculares, convulsiones y una infección micótica. Según los miembros actuales y anteriores del personal, el equipo de trasplantes de Newark consideraba nula la posibilidad de que despierte o se recupere.
En la reunión, Zucker pidió a sus colegas que no ofrezcan a la familia del paciente la opción de cambiar de tratamiento agresivo a cuidados paliativos, que se enfoca en la comodidad, hasta que cumpla un año desde el trasplante.
La decisión que tomaron los médicos fue mantener a Darrel Young bajo un control enfocado solo en la supervivencia: las máquinas bombeaban aire a sus pulmones, un tubo conectado a su estómago transportaba nutrientes y fluidos a su estómago, y una enfermera succionaba mucosidad de su garganta. Pero no había terapia física, no importaba si sus músculos se atrofiaban, tampoco si sus uñas o cabello seguían creciendo o desarrollaba un pésimo aspecto.
“Esto es muy falso, ¿verdad? Es muy poco ético”, admitió Zucker ante los presentes.
El personal médico solo se enfocó en la superviviencia del paciente, mas no en lo que pudiera sentir. Foto referencial.
Pero no es solo pasaron por encima la ética. Esta medida calificaría, además, de inhumana, ya que, según el consorcio médico Johns Hopkins, las personas en estado vegetativo, a diferencia de los pacientes en coma o con muerte cerebral, pueden reaccionar a sentimientos de dolor y ruidos fuertes, así como moverse, gemir y abrir los ojos. También pueden tener ciclos de vigilia-sueño, es decir, continúan despertando por la mañana y durmiendo por la noche como las personas sanas.
Después de que Young cumplió un año en ese estado, Newark Beth Israel estaba listo para deshacerse de él, ya que había cumplido su cuota de supervivencia tras el trasplante. Su familia fue informada de que su pariente podría ser transferido a un centro de atención a largo plazo.
Según el informe de Caroline Chen para ProPublica, la hermana de Darrel Young preguntó por qué esperaron un año para trasladarlo. Sin embargo, el hospital nunca le dio una respuesta clara.