Tan solo en la Tierra convivimos con innumerables accidentes geográficos que nos impiden explorar a toda máquina cada rincón. Entonces, no hay por qué sorprenderse al saber que en otros planetas el problema puede ser aún mayor, debido a los mayores peligros identificados por las sondas.
De cara a estas dificultades, la NASA está creando y optimizando los Shapeshifter o robots ‘transformers’, llamados así porque serán capaces de modificar su forma para penetrar en cavernas, volar por encima de las estribaciones, nadar en los amplios mares y rodar en superficies irregulares.
Los esfuerzos del proyecto —desde el Laboratorio de propulsión a Chorro (JPL), California, Estados Unidos, y con tecnología de impresión 3D— tienen como destino principal las lunas de Saturno, especialmente Titán, donde el agua líquida ha sido identificada —además de metano— y la vida tendría asidero, aunque sea de tipo microorgánica.
Ali Agha, cabeza de la iniciativa de JPL, como lo expone el portal Europa Press, dio sus primeras impresiones en un comunicado: “Tenemos información muy limitada sobre la composición de la superficie. Terreno rocoso, lagos de metano, criovolcanes. posiblemente tengamos todo esto, pero no lo sabemos con certeza”.
“Así que pensamos en cómo crear un sistema que sea versátil y capaz de atravesar diferentes tipos de terreno, pero también lo suficientemente compacto como para lanzarlo en un cohete”, añadió Agha.
El experto de JPL, otros colaboradores de Shapeshifter y especialistas de Stanford Cornell sugirieron las bases del robot autónomo conformado por otros más diminutos conocidos como ‘cobots’, aparatos diseñados a manera de drones con diferentes habilidades.
Prototipo de un robot Shapeshifter, capaz de cambiar de forma para rodar y volar. EN el futuro una flotilla de robots como este podría ser usada para explorar la luna Titán de Saturno. Crédito: NASA/JPL-Caltech.
Agha insiste en construir una sonda de desembarque, en referencia al dispositivo Huygens de la Agencia Espacial Europea que llegó a Titán por la nave Cassini de la NASA. Asimismo, el aparato requerido por el investigador funcionaría como fuentes recargables para los cobots.
Jason Hofgartner, líder científico de Shapeshifter en el JPL, declaró que los lugares de intrincado acceso resultan ser los más interesantes cuando se exploran otros cuerpos celestes, por lo tanto, hay que afinar detalles.
Los cobots son aparatos mecánico-colaborativos que se involucran con los humanos en tareas industriales. Desde que fueron insertados en el mercado manufacturero, la productividad ha ido en ascenso.
Una de las principales divergencias con los robots clásicos es el tamaño; mientras los cobots ocupan poco espacio, los otros metales programados son más reacios a ser movilizados, incluso pueden resultar peligrosos por su peso.
Cobots | Foto: Universal Robots
Los mecanismos colaborativos incluyen superficies no puntiagudas de fábrica, cuestión que prioriza la salud de los trabajadores. Además, cuentan con sensores de detención por si un humano se acerca demasiado, por ejemplo, a recoger piezas del piso o maniobrar una herramienta.
Según El País de España, cuya nota cita a la Federación Internacional de Robótica, la reindustrialización de Europa responde a que el uso de robots ha aumentado en 70 %.
Jordi Pelegrí, director general en España de Universal Robots, explicó que en los países donde se prioriza esta tecnología al servicio de los empleados existen tasas bajas de paro, como en Japón o Alemania, conforme al Foro Económico Mundial.
Cobot en exposición en el congreso WeAreCOBOTS. VÍCTOR SAINZ / EL PAÍS