Vladimir Putin prohibió este viernes a las aerolíneas rusas volar hacia Georgia, donde miles de manifestantes reclamaban por segundo día consecutivo la renuncia de la autoridades prorrusas luego de violentos enfrentamientos por la intervención de un diputado ruso en el Parlamento.
En momento en que estas manifestaciones amenazan con transformarse en una crisis política mayor, el presidente ruso firmó un decreto por el cual prohíbe a partir del 8 de julio “efectuar vuelos del territorio de la Federación Rusa hacia el territorio de Georgia”.
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Esta medida demuestra las complicadas relaciones entre Rusia y Georgia, una ex república soviética que busca desde hace años salir de la órbita de Moscú para mirar hacia Occidente.
Este viernes, al menos 15.000 personas respondieron a la convocatoria de la oposición y se dieron cita frente al Parlamento, a pesar de la renuncia horas antes del presidente de ese cuerpo, Irakli Kobajidze, miembro del partido gobernante, Sueño Georgiano, a raíz de la revuelta popular por un diputado ruso que habló en el hemiciclo.
Algunos llevaban un ojo vendado en apoyo a manifestantes que quedaron tuertos la víspera en los incidentes con la policía. La mayoría pedía la renuncia del oligarca Bidzina Ivanishvili, a menudo presentado como el verdadero hombre fuerte del país.
En un discurso ante la multitud, Grigol Vashadzé, líder del principal partido de oposición, el Movimiento Nacional Unido (MNU) creado por el expresidente en exilio Mijaíl Saakashvili, llamó a elecciones legislativas anticipadas, una reforma electoral y la renuncia del ministro del Interior.
Los disturbios comenzaron el jueves, cuando unas 10.000 personas se reunieron ante el Parlamento para protestar por la intervención de un diputado ruso, Serguéi Gavrilov.
Muchos estimaron chocante su presencia, teniendo en cuenta que los dos países se afrontaron en una corta guerra en 2008 tras una intervención militar rusa en Georgia, y que Rusia mantiene tropas en dos regiones separatistas prorrusas georgianas fronterizas con su territorio.
Cuando la multitud intentaba ingresar en el Parlamento, se produjeron enfrentamientos que dejaron 240 heridos, entre ellos 160 manifestantes y 80 policías, y condujeron a 305 detenciones.
Esas manifestaciones se transformaron rápidamente en un movimiento más global contra el dominio en el país del partido Sueño Georgiano, fundado por Bidzina Ivanishvili.
“Ivanishvili debe irse. Todo su gobierno fantoche debe irse”, declaró a la AFP una estudiante de 19 años, Ana Ladaria.
“Ganó sus miles de millones en Rusia, está controlado por Vladimir Putin. Los georgianos quieren quitárselo de encima”, estimó de su lado Alexi Pataridzé, un dentista de 47 años.
Fuente: AFP.