Un país bombardeado por la crisis. Protestas en las calles. Caos por la falta de alimentos y combustible. Muerte. Así ha recibido Venezuela este jueves a la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet.
Por la mañana, decenas de familiares de los presos políticos se apostaron frente al edificio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, al este de Caracas, para solicitar la liberación de más de 600 prisioneros civiles y militares.
“Señora (Michelle) Bachelet, en sus manos está la libertad de los presos políticos”, exigió Mónica Santamaría, hermana de un detenido, y quien pidió a la expresidenta de Chile que “oiga más allá de lo que está planificado por los medios oficiales, oiga realmente el sentir” de Venezuela.
Al mismo tiempo, decenas de ex trabajadores petroleros golpearon cacerolas y envases plásticos contra el asfalto para reclamar que Bachelet intermedie para que el régimen de Nicolás Maduro les pague viejas deudas laborales.
Entre carteles en los que se leía “Bienvenida Bachelet SOS”, los manifestantes bloquearon el paso de los vehículos, mientras que varias decenas de policías y guardias nacionales tomaban los alrededores para evitar que la protesta avanzara hacia la Casa Amarilla, donde Michelle Bachelet se reuniría con representantes chavistas.
Los prisioneros, que se estiman en unos 693, se han convertido en los últimos años en una de las banderas de los activistas y los factores democráticos que acusan al régimen de Nicolás Maduro de violaciones a los derechos humanos, señalamientos que las autoridades han rechazado alegando que fueron apresados por delitos comunes.
Días antes de la visita de Bachelet fueron excarcelados al menos 21 presos políticos, entre ellos el diputado Gilber Caro, acción que algunos activistas asumieron como un «gesto» del chavismo previo al arribo de la Alta Comisionada.
“Espero que ella se reivindique con nosotros”, afirmó Añez al asegurar que espera que Bachelet escuche los testimonios de las víctimas y “se lleve su informe con la verdad”.
La expresidenta chilena arribó la víspera a Caracas, Venezuela, para cumplir una visita de tres días en la que se reunirá con Maduro, el líder Juan Guaidó, Tareck William Saab, y representantes diplomáticos y miembros de organizaciones humanitarias.
“Espero escuchar todas las voces y trabajar con todos los actores para promover y proteger todos los derechos humanos de todos los venezolanos”, expresó Bachelet en su cuenta de Twitter.
Durante la noche del miércoles, la Alta Comisionada sostuvo una reunión de dos horas con Jorge Arreaza. Al final del encuentro, Arreaza indicó en un comunicado de prensa que examinó con Bachelet los desafíos que tiene Venezuela en materia de derechos humanos y denunció que las sanciones económicas de Washington dificultan el avance del modelo de protección social.
Asimismo, el funcionario chavista dijo que espera que la oficina de la Alta Comisionada «de manera constructiva sugiera, recomiende y oriente los mecanismos para mejorar, garantizar y preservar los derechos humanos».
“Michelle Bachelet tiene la oportunidad y la obligación de mostrarle al mundo la realidad de Venezuela sin maquillaje", afirmó el director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, en una entrevista con el diario chileno La Tercera.
Vivanco sostuvo que si la expresidenta chilena “no mide bien lo que dice y hace” podría terminar validando a Nicolás Maduro, al que señaló de mantener un “Estado represor”.
La visita de Michelle Bachelet se da a pocas semanas de la presentación de un informe final sobre Venezuela. En marzo la funcionaria expresó su preocupación por la magnitud y gravedad de la repercusión de la crisis económica y social sobre los derechos humanos.