Tiroteo en Nueva Zelanda duró al menos 15 minutos y dejó alrededor de 49 personas muertas. Ataque fue planeando desde hace dos años, según manifestó el principal sospechoso, Brenton Tarrant. ,Actualización Un manto de zozobra y desconsuelo envuelve a Nueva Zelanda tras el tiroteo masivo contra dos mezquitas de Christchurch, en la costa este de la Isla Sur. Según los últimos reportes, el tiroteo dejó 49 muertos y 50 heridos, aunque las autoridades han señalado que podría haber más víctimas, sobre todo inmigrantes. Alrededor de las 14:00 (hora local) del último jueves, mientras los feligreses se disponían a llevar a cabo sus plegarias, un individuo —identificado por los medios locales como Brenton Tarrant, ultraderechista xenófobo de 28 años— entró a la mezquita Al Noor y abrió fuego contra los feligreses. Mató a 41. En el interior había entre 300 y 500 personas. Poco después cometió otros siete asesinatos en la mezquita de Linwood, a seis kilómetros de la primera. Todo lo retransmitió en directo por Facebook, mediante una cámara GoPro que llevaba sujeta a la cabeza. Las imágenes son sangrientas: primero empuña un rifle, luego un arma automática con la que lleva a cabo la mayor parte de la matanza en el interior del edificio. Tras unos fatales cinco minutos, vuelve a su vehículo para cambiar el arma y regresa a la mezquita para rematar a cualquiera que muestre signos de vida. Uno de ellos falleció en el hospital, mientras era trasladado. Un día oscuro De acuerdo a la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, entre las víctimas podría haber más refugiados e inmigrantes. “Se trata de uno de los días más oscuros de (nuestra) historia. Está claro que esto solo se puede describir como un atentado terrorista. Por lo que sabemos, ha sido bien planeado”, declaró. What has happened in Christchurch is an extraordinary act of unprecedented violence. It has no place in New Zealand. Many of those affected will be members of our migrant communities – New Zealand is their home – they are us. — Jacinda Ardern (@jacindaardern) 15 de marzo de 2019 Ardern indicó que su país fue blanco de estos ataques por sus valores de tolerancia, multiculturalidad y respeto hacia los demás: “Representamos la diversidad y la compasión, un hogar para aquellos que comparten nuestros valores, un refugio para aquellos que lo necesitan. Y esos valores no serán vapuleados por estos ataques. Somos una nación orgullosa de más de 200 orígenes étnicos y 160 lenguas”, señaló la mandataria. ¿Pero quién es el presunto autor? Brenton Tarrant, un supremacista de 28 años, originario de Australia, proviene de una familia obrera con ingresos bajos y se había desplazado a Nueva Zelanda solo para cometer el ataque. Antes de empuñar el arma, publicó un manifiesto de 74 páginas donde expone sus motivos, vinculados al supremacismo blanco: “crear una atmósfera de miedo” e “incitar a la violencia” contra los musulmanes. “La inmigración en masa nos privará de nuestros derechos (...) Tenemos que acabar con la inmigración y deportar a los invasores que viven en nuestra tierra. No es solo cuestión de prosperidad, sino de supervivencia”, son algunas de las declaraciones de ideología de extrema derecha recogidas en el manifiesto. Publican video del supuesto momento de la detención de uno de los atacantes armados a mezquitas en #Christchurch Nueva Zelanda https://t.co/1bVdmxKxRD pic.twitter.com/ZgJyYLnnRC — Henry A. Pinto (@hapinto2) 15 de marzo de 2019 El odio que destila su texto hacia el islam y los inmigrantes resulta irónico, ya que muchas de las razones que esgrime para haber protagonizado este suceso son las mismas que usó el Estado Islámico para defender sus brutales crímenes. Se habla de "venganza", de "provocar la acción de los enemigos de mi pueblo y después se enfrenten a la reacción final" (supuestamente de los ejércitos occidentales), de buscar la "polarización" de Europa, de "crear una atmósfera de miedo" y hasta de querer una "guerra civil" en EE.UU. que divida las muchas razas que conforman ese país. El largo alegato del fundamentalista indica que comenzó a planear el atentado hace dos años, tras "inspirarse" durante un recorrido por una Europa que define como "invadida" por los inmigrantes. Se solidarizan La apacible ciudad de Christchurch, que quedó devastada en 2011 por un poderoso terremoto que mató a 185 personas, amaneció bajo una orden de confinamiento. Las mezquitas han sido acordonadas por la policía, y decenas de personas son atendidas en el hospital local. Para los musulmanes en Nueva Zelanda y en el extranjero, esta masacre ha desatado tristeza e indignación: fue un crimen y una tragedia, pero también un evidente acto de odio. Funcionarios en varios países de mayoría musulmana —incluidos Indonesia, Malasia y Pakistán— señalaron que este ataque es consecuencia de los prejuicios religiosos y racistas. Retno Marsudi, ministra de Relaciones Exteriores de Indonesia; y Recep Tayyip Erdogan, el presidente turco, coincidieron en que fueron ataques “racistas y fascistas”. Las mezquitas atacadas en Christchurch eran, como la mayoría de Nueva Zelanda, “unas Naciones Unidas” de etnicidades. Los primeros migrantes que profesaban esta religión fueron una familia indobritánica y se establecieron en Christchurch en 1854. La inmigración se aceleró durante las décadas de los noventa y el 2000, con la llegada de migrantes provenientes de países devastados por la guerra, como Irak y Afganistán. En un país de casi cinco millones de habitantes, más de 46.000 se identifican como musulmanes, de acuerdo con el censo de 2013, un incremento del 30 por ciento desde 2006.