“La redacción me exige sangre”: Rusia denuncia ‘fake news’ sobre protestas en Francia

La canciller de Rusia rechazó que exista una intervención de su país en las protestas de Francia, después de periodistas indagaran sobre una 'mano rusa' en París.,“La redacción me exige sangre”: Rusia denuncia ‘fake news’ sobre protestas en Francia,Rusia le pedirá a la Organización para la Seguridad y la Cooperación de Europa (OSCE), que se pronuncie sobre las noticias falsas o fake news que vinculan al gobierno ruso con las protestas en Francia, de acuerdo a la cartera de Exteriores rusa. La ministra María Zajárova aseguró que este tipo de informaciones buscaba manipular la conciencia pública, presentando a Rusia como azuzador de las protestas de los chalecos amarillos en Francia, cosa que desmintió de forma tajante. PUEDES VER Francia: más de 100 ‘chalecos amarillos’ fueron detenidos en París El escándalo de las supuestas ‘fake news’ se destapó la semana pasada, cuando en Rusia se puso al descubierto la conversación de una corresponsal de una prestigiosa cadena informativa internacional con un colega ruso. La periodista preguntó si existía implicación rusa en las protestas de los chalecos amarillos. Ella interrogó si ciudadanos rusos protestaban, si los negocios rusos vendían más durante las protestas, o si los instigadores podían ser vinculados a la extrema derecha o a Putin, según tradujo Sputniknews. “Sí, estoy buscando el ángulo correcto”, escribió. “La redacción me exige sangre”, bromeó, según el medio citado. Medios de Rusia aseguraron que aparentemente, ella buscaba direccionar las noticias sobre las protestas en Francia vinculándolas a una supuesta ‘mano rusa’ que estaría detrás de las manifestaciones contra Emmanuel Macron. Esta posición fue respaldada por la cancillería del país europeo, que rechazó cualquier participación en los eventos de París. Mientras las autoridades rusas niegan su participación, el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian, mencionó que estaban investigando la supuesta injerencia de una ‘mano rusa’ en las protestas de París, en la que cientos de los chalecos amarillos salieron a las calles.