La música hecha en Perú sigue expandiéndose por nuestro territorio. Renzo Lobato, gestor cultural e integrante del equipo del Festival Perú Central, habló con La República sobre esta serie de conciertos que tomará lugar entre los próximos 29 y 30 de julio. Esta propuesta marca un hito en la historia de la música nacional, ya que nunca se había organizado un festival musical tan grande en la sierra peruana.
Desde muy joven, Renzo demostró su interés por la música. Precisamente, ese apego fue lo que lo llevó a organizar comunidades apasionadas por la música local hasta el día de hoy. No obstante, el gestor cultural recuerda con gran detalle el primero de sus proyectos para darle fama a la cultura ‘underground’ de nuestro país: Villa María Rock.
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- ¿Qué nos puedes contar de Villa María Rock?
A mediados de la primera década de los 2000, el rock peruano (underground) gozaba de mucha popularidad a nivel nacional gracias al soporte que tuvo en algunos programas de TV y radio en señal abierta. Programas como Tv Insonmio, Tv Rock o Zona 103 tuvieron bastante acogida entre jóvenes y adolescentes de todo el Perú que proyectaban su apoyo asistiendo a multitudinarios festivales los fines de semana.
En Lima, hubo un fenómeno bien interesante por el auge de festivales de punk melódico o ‘chiquiúnk’, principalmente en los conos. Los Olivos y Villa El Salvador eran como los principales puntos donde decenas de bandas tocaban todos los sábados desde la 01.00 p. m.
Asistían no menos a tres mil personas por jornada, era buenísimo el respaldo del público hacia las bandas. Justamente, muchas de las bandas crecieron debido a sus fans. Estos se organizaban en “clubes de fans”, coloquialmente llamadas ‘comunas’, que albergaban decenas de chiquillos de todas partes de Lima con el mismo gusto en común por la banda.
Estas comunas solían juntarse en parques y plazas como el Parque Washington de Santa Beatriz, Plaza Francia, Jr. Quilca o la berma central de la Av. Arequipa, frente a la antigua discoteca Free. El trajín de las comunas era reunirse en el parque, comprar bebidas alcohólicas, compartir con los amigos y asistir a conciertos para apoyar a sus bandas favoritas. La mayoría de comunas limeñas estaban atadas a bandas de rock y el proceso de reclutamiento era a través de los grupos virtuales de Messenger o Hi5 y, presencialmente, en los conciertos.
Por esos años, entre 2006 y 2007, yo estaba en el colegio, en pleno proceso de aprendizaje del rock peruano ‘underground’. Ya pisaba mis primeros conciertos en mi barrio de Villa María del Triunfo. Solía asistir solo porque no tenía amigos con los mismos gustos musicales o, a los pocos que sí les gustaba el rock, sus mamás no les daban permiso.
Un día decidí crear mi propia comuna a través de la red, se llamó ‘No Al Perreo’ y recluté gente de todas partes de Lima. Todos renegábamos del reggaetón porque nos sentíamos muy rebeldes en esa época.
Nos reuníamos en parque Washington todos los fines de semana y con ellos viví por primera vez las trasnochadas, las peleas afuera de los conciertos y más. Estuve un año en ese trajín de ir y venir religiosamente desde el cono sur hasta el centro de Lima para reunirme con ‘la gente’. A inicios de 2008 creé otra comuna en mi barrio para juntarme con gente de la zona, así nació Villa María Rock.
Mi plan desde entonces fue crear una comunidad de fans de la música con los que pudiese fortalecer nuestro circuito musical, organizar conciertos, respaldar bandas, etc. Ganamos popularidad en varias zonas de Lima sur, solían llegar entre 30-40 personas cada viernes a la Plaza de Villa María del Triunfo donde nos reuníamos y las bandas ya nos conocían por el soporte que les dábamos en sus shows.
Empezamos bien pero la dirección se distorsionó. Poco a poco la gente fue creciendo, adquiriendo nuevas responsabilidades y nos fuimos desarticulando. Antes de que VMR llegue a su fin, me abrí para concentrarme en otro proyecto donde pueda ejecutar mis planes con más seriedad, así creé Rock Lima Sur.
Festival Somos La 30 en diciembre del 2021, promocionado por Rock Lima Sur. Foto: Facebook Rock Lima Sur
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- ¿En qué momento de tu vida profesional decides dedicarte a ser gestor musical? ¿Después de Rock Lima Sur?
Esa inquietud de hacer cosas relacionadas a la música la tengo desde la época escolar. En 2008, organicé mi primera tocada. Recuerdo que fue en diciembre y tenía carácter benéfico. La idea era recolectar víveres, juguetes y ropa en buen estado para la gente que la pasa mal en los cerros. Fue un rotundo fracaso porque nunca llegaron los equipos y las bandas se quedaron al aire sin tocar.
En el camino hice varias movidas más, desde tocadas en las casas de amigos hasta acústicos callejeros en plazas y parques. Recuerdo que una vez invitamos a un acústico a la banda Peter Punk, la banda de ‘El Cacash’.
Con un poco más de experiencia, y convencido de que no quería perder tanto el tiempo, en Rock Lima Sur recluté un equipo de gente con el mismo interés que yo. Nuestro fuerte siempre fue tomar espacios públicos por pura necesidad. Ya que no existían espacios adecuados para el desarrollo de shows, la autogestión nos empujó siempre a ir a la calle. Total, el ‘rocanrol’ se hace en las calles. Otro plan importante de Rock Lima Sur fue hacer un documental sobre la movida ‘under’ del barrio, pero nunca lo logramos.
Y respondiendo a la pregunta: desde antes de ser profesional decidí dedicarme a gestionar música. Para mí, siempre fue prioridad la música sobre cualquier cosa. Prefería mil veces ir a un concierto que reunirme con los compañeros del colegio para algún trabajo grupal. Hasta me tiraba la pera del colegio para ir a comprar discos o entradas para conciertos. Era muy fan ahora que lo pienso.
- ¿Cuál o cuáles son tus objetivos como gestor cultural de música independiente en Perú?
Creo que hay un mismo objetivo que nos reúne y motiva a todos los agentes musicales del Perú: lograr crear una industria musical en el Perú. A partir de eso, nos repartimos las labores y cada uno va aportando su conocimiento y energía para lograrlo.
En mi caso, mis objetivos han ido evolucionando con los años. Empecé este camino buscando visibilidad y reconocimiento para los artistas de la zona Lima Sur. Ahora, miramos más allá y buscamos lo mismo pero para artistas de todo el país. Tengo un par de pequeñas herramientas con los que aporto mi granito de arena: Rock Lima Sur como medio de difusión especializado en la zona sur de Lima y Rock Achorao que cubre todo el Perú.
Este es un camino lleno de aprendizaje, amor y pasión. Muchos de los gestores de esta generación han sufrido y aprendido en la cancha porque los mueve la autogestión y la necesidad de hacerlo. Porque, si no lo hacemos nosotros mismos, ¿quién más lo hará? Lo que sí me da mucho gusto es que hemos entendido (a la mala) que caminando solos tardaríamos mucho más en hacer el camino.
Necesitamos juntarnos con otros, trabajar en colectivo, unir fuerzas, involucrarnos para que este movimiento crezca. Poco a poco, el sector se está profesionalizando: ya existen escuelas de música en institutos y universidades; talleres, cursos, diplomados de gestión cultural; nuevos mercados musicales; nuevos lugares súper profesionales para grabar audio y video; agencias consultoras de booking, management, prensa, etc para artistas.
- Rock Achorao, Indiegestión.lab y Faro Alianza: ¿qué hay detrás de estos proyectos que manejas a lo largo de los años y en qué aportan cada una de ellos?
Rock Achorao nació cuando Rock Lima Sur entró en stand by, hace casi 10 años, en 2012. Tenía un poco de tiempo libre y ganas de crear contenido, así que creé un blog donde subía discos de rock peruano descatalogados para libre descarga. El primer aporte importante de RA (Rock Achorao) fue subir más de 500 discos de rock peruano de todos los tiempos con la única intensión de decirle a la gente que en este país hay música increíble que todos debemos conocer. Rescatamos muchos discos perdidos en el tiempo, desde los años 50′s hasta la actualidad, de Lima y otras ciudades. Solo para conocedores.
En 2013 ya tenía una audiencia atenta en internet. Ese año se sumó mi partner Gonzalo Díaz al equipo y con él la página tomó una dirección distinta orientada a difundir música nueva, la novedad, lo recién salido del horno. Es que la década pasada es súper importante para el movimiento musical de hoy, y justo por esos años se estaba formando un una nueva generación de músicos con propuestas increíbles. Rock Achorao llegó en el momento adecuado para presenciar y difundir lo que estaba pasando.
Poco a poco, se sumaron más personas al equipo y de pronto se formó una especie de red gestores musicales de varias ciudades del país, ellos visibilizan lo que ocurría en sus lugares a través de las redes de RA. Ese fue el inicio de otro de los aportes importantes de RA: sistematizar la información.
Era común pelearse con gente en internet que aseguraba que en Perú no había buena música. O toparse con gente que no tenía ni idea de los artistas de otras ciudades. Por eso empezamos a ordenar la información y visibilizarlas a través de listas simples. Teníamos listas ordenadas de todo tipo: por ciudades, por géneros musicales, por músicos peruanos en el extranjero, etc.
Si alguien quería enterarse de las bandas de Tarapoto, entraba a RA y se enteraba. Esto le dio un carácter colaborativo al medio porque los seguidores también aportaban y entre todos armábamos las listas.
Así nacieron nuestros famosos rankings de fin de año. En aquel entonces, no existía ningún medio que haga rankings de música independiente, así que tomamos la posta. La idea de los rankings es mostrar al final de año, a modo de resumen, lo más destacado a nivel nacional. Y ahora es más chévere porque invitamos a medios/periodistas de Iberoamérica a reseñar canciones peruanas.
También hemos editado discos compilatorios digitales y físicos (Tributo a Los Saicos y Mana Wanaq); tuvimos un espacio en la FM (Radio Comas) donde pusimos música que jamás escucharemos en señal abierta. También colaboramos muchas veces con otros medios tradicionales, incluso nos juntamos con Fernando Alayo de Tercer Parlante y por un par de años consecutivos armamos un ranking colaborativo que se publicó en El Comercio. Hicimos la primera fiesta/concierto/feria de solo rock peruano incluyendo instituciones y empresas como PromPerú, Mincul, Bquate, Fencopac, etc.
Otro de los aportes importantes de RA fue la campaña Puntos Sonoros que hicimos a nivel nacional. Pegamos códigos QR en espacios culturales con música peruana nueva. Recibimos música de más de 200 artistas de todo el Perú y mucha gente logró conocer nuevos artistas locales.
Rock Achorao se ha mantenido independiente durante 10 años y seguimos trabajando. Esto nos abrió muchas puertas y en mi caso, me permitió trabajar con artistas. En 2016, me sumé al equipo de la banda Pooow! con el que logramos muchas cosas ‘chéveres’. Luego se sumaron proyectos como Crik Faluzi, Pounda & NoModico, Ravelers, Crónica de Mendigos, proyectos increíblemente buenos pero con un público de nicho. Cuando menos lo esperé, ya tenía varias bandas trabajando conmigo. Así nació Indie.gestión.
Indie.gestión es una agencia de comunicación para artistas independientes. Antes de la pandemia, nuestro fuerte era el booking descentralizado, pero ahora nos perfilamos más como una agencia de PR especializada en medios musicales a nivel iberoamericana. Solo el año pasado trabajamos más de 60 campañas con artistas de varios países. También asumimos grandes retos como la comunicación del mercado musical Corriente y el Festival Perú Central. El plan es seguir chambeando hasta convertirnos en referentes regionales.
Indiegestión Lab es un proyecto de Renzo Lobato que funciona como agencia de prensa especializada para músicos. Foto: Indiegestión Lab
Por otro lado, Faro es la unión de medios culturales y musicales de Iberoamérica. Se formó en plena pandemia y ya tiene a 10 miembros de 9 países. El plan es trabajar en conjunto para visibilizar la música y la cultura independiente de Iberoamérica al mundo. También ser soporte de grandes agencias, sellos discográficos, festivales, mercados musicales, etc. La alianza Faro está integrada por Indie Hoy (Ar), Scream & Yell (Br), Shock (Co), POTQ (Cl), Magazine AMPM (Cu), Zona de Obras y Mondo Sonoro (Es), Indie Rocks! (Mx), Rock Achorao (Pe) y Piiila (Uy).
- Se viene el Festival Perú Central. Según tu experiencia, ¿qué oportunidades podrían abrirse para la música independiente con este evento?
El Festival Perú Central es un evento sin precedentes. Nunca hubo un festival tan grande en la ciudad de Huancayo, pero llega en un gran momento.
El Perú pide a gritos que se descentralicen los espectáculos, no es justo ni saludable que los conciertos importantes se hagan solo en Lima. Debemos mirar hacia afuera y seguir trabajando para construir nuevas plazas potenciales para la música. Felizmente el FPC (Festival Perú Central) se atrevió a hacerlo y ha tenido una muy buena acogida hasta el momento. Pero si queremos que esto continúe creciendo, hay que salir de nuestra zona de confort también como oyentes y atrevernos a viajar. No hay nada más chévere que viajar y conocer una ciudad nueva y al mismo tiempo disfrutar de la música.
A pesar de que Bandalos Chinos y El Mató sean bandas muy populares en toda Latinoamérica y hagan exitosas giras, en Perú mucha gente aún no los conoce. Aquí volvemos a hacer hincapié sobre la importancia de los medios de comunicación. Sé que en estos tiempos el internet es la principal herramienta de difusión y promoción musical, pero si las radios FM pasaran música de este tipo de artistas, nuestros festivales tuviesen mucha mayor convocatoria y podrían replicarse en otras ciudades. De esta forma, habría más chance de tocar para nuestros artistas locales y todo el ecosistema tendría más trabajo. Aún hay mucho por hacer pero vamos bien, avanzando a paso firme.
- ¿Cómo fue el proceso de selección para elegir qué bandas iban a participar?
Otro ‘golazo’ del FPC es presentar un cartel encabezado por los principales actos de Latinoamérica, las bandas del momento, las más pedidas por la audiencia, acompañadas por más de 40 bandas peruanas independientes. Ojalá este sea el punto de partida para que más festivales internacionales le den oportunidad a tantas bandas “emergentes” que tenemos.
Esta es la lista oficial de artistas nacionales e internacionales que participarán. Foto: Festival Perú Central
El criterio de selección fue bastante simple y funcional: que la banda sea buena y que su propuesta encaje con el concepto juvenil, ‘popero’ y fiestero del festival. Hay bandas súper nuevas pero muy talentosas que tendrás la oportunidad de compartir escenario con las bandas más grandes de Sudamérica. Estoy seguro que después de esa experiencia verán la vida de otro modo y trabajarán aún más para lograr sus sueños. Este tipo de oportunidades le cambie el ‘chip’ a las bandas, les inyecta adrenalina, entusiasmo y tremendas ganas de continuar haciendo música.
El festival se hizo para que muchos peruanos tengan la oportunidad de apreciar la belleza de Huancayo y al mismo tiempo disfrutar de sus bandas favoritas. Hasta el momento, todo está saliendo como se planeó y la mayor parte de boletos comprados son de gente que viene de fuera de Huancayo.
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- ¿Consideras que hay más propuestas (bandas, artistas solistas) dentro del ambiente de la música independiente local que hace 10 años? De ser así, por qué consideras que se da esto.
Definitivamente sí. Cada viernes se entrenan en promedio 30 canciones de artistas independientes que trabajan profesionalmente. La tecnología ha permitido que muchos artistas puedan grabar desde la comodidad de su habitación. Con una computadora y conexión a internet ya se puede trabajar en un proyecto musical y salir al mundo.
De igual modo, el sector se está profesionalizando y hay muchísimas opciones de estudios de grabación, ingenieros de audio, ingenieros de mezcla, productores musicales, sellos discográficos, medios de difusión o agencias musicales que permiten que un proyecto musical tenga soporte y pueda avanzar. Eso sí, al igual que el sector avanza, el artista debe absorber mucho conocimiento y desarrollar nuevas habilidades. Un músico independiente del 2022 no solo hace música, también ha aprendido a ser manager, booker, stage manager, sonidista, diseñador gráfico, etc, porque el entorno así lo exige; recuerda que en Perú el único camino es la autogestión. Ya cuando el proyecto crece y requiere otros servicios, delega funciones e intervenimos otros agentes en pro del artista.
- ¿Sientes que ha aumentado el público que está presto a consumir música independiente local?
Es curioso. Hace 15 años los festivales de rock peruano albergaban tres mil adolescentes cada fin de semana que cruzaban la ciudad por ver a sus bandas favoritas. Ahora es un poco complicado llegar a tres mil asistentes por semana. Sin duda la radio y la tv fueron súper importantes para que el rock peruano tenga esa convocatoria.
Ahora que no contamos con medios tradicionales que difundan música independiente, el número de asistentes ha bajado exponencialmente. Pero también el público ha cambiado muchísimo y está más presto a escuchar de todo. Es normal que en nuestras playlist suena Bad Bunny, luego Bandalos Chinos y luego Diazepunk o Armonía 10. Este cambio también se refleja en los carteles de festivales.
Los festivales de solo rock no convocan ni a cuatro gatos, por eso dependen de artistas de otros géneros para que tenga éxito. Esto lo entendió muy bien la gente de Inmortal que empezó haciendo el Vivo X El Rock con solo bandas peruanas en 2013 pero en su última edición hubo cumbia, reggae, pop, trap, etc. En 2022 algunos festivales sí albergan más de 3 mil personas, pero necesitan de artistas mainstream para lograrlo, es el caso de los Reactívate o los Alternativo.
Menciono festivales porque son la principal ventana para que los artistas puedan mostrar su arte. Los músicos hacen música para tocarla en vivo y sentir la conexión con el público. Es bueno tener miles de reproducciones en Spotify o YouTube, pero eso no termina de definir la carrera del artista. Hay casos de artistas con millones de reproducciones en internet pero su nivel de convocatoria en conciertos es nula.
Perú sí, da un poco de gusto que gracias al internet más gente pueda llegar a escuchar música nueva, compartirla y llegar a más oídos. Por eso, felicito y agradezco la labor de mis colegas de medios independientes que desinteresadamente trabajan para que nuestra música sea escuchada. Se les quiere mucho.