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Espectáculos

José Luis Ruiz sobre su papel antagónico en Luz de luna: “Curiosamente la gente lo mira con simpatía”

El actor José Luis Ruiz dio detalles sobre su regreso a las pantallas de televisión, luego de nueve años, con los personajes de ‘Chubi’ en la telenovela Luz de luna y Mateo Pumacahua en la miniserie Los otros libertadores.

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José Luis Ruiz interpreta a ‘Chubi’ en la telenovela Luz de luna, de Michelle Alexander. Foto: José Luis Ruiz / Instagram

José Luis Ruiz lleva más de 30 años sobre las tablas de teatro, la gran pantalla y la televisión. El actor peruano ha participado en una vasta cantidad de producciones nacionales e internacionales, como Natacha (1990), Los de arriba y los de abajo (1994), Cosas del amor (1998), Pobre diabla (2000), Eva del Edén (2004), La pre (2008), Yuru (2007), En la piel de Alicia (2019), entre otras.

Ahora, el artista de 52 años da vida al villano de Luz de luna, Rolando ‘Chubi’, personaje que es tan odiado como amado entre los televidentes. José Luis Ruiz conversó con La República para dar más detalles sobre su papel en la historia de Michelle Alexander, además de su trabajo como Mateo Pumacahua en la miniserie Los otros libertadores.

‘Chubi’ es un antagónico, pero en el desarrollo de la telenovela también se muestra un lado tierno y hasta bondadoso con Luz y Celia...

Sí, esa es una de las ventajas de las historias que se escriben en los últimos tiempos. El melodrama del personaje con un solo perfil ha ido variando con el tiempo, hay nuevas estructuras, nueva psicología del personaje. En ese sentido, la novela ha ganado más peso, desarrolla más al personaje para que no se mantengan en un solo perfil, sino que, como vemos en la vida misma, hay personas malas que con sus hijos pueden ser buenísimos o a sus esposas las quieren mucho.

José Luis Ruiz y Nicolás Galindo son 'Chubi' y Eus De Souza en Luz de luna. Foto: Instagram José Luis Ruiz / Instagram

Cuando enamoran, no enamoran con cuchillo, son personajes humanos. Es un desafío poder representarlo, me divierto en el momento que debe divertirse y también él es cruel en determinadas situaciones.

¿Qué te dice el público que te reconoce como ‘Chubi’ en las calles?

Me pasa algo muy curioso, yo normalmente soy perfil bajo y trato de no molestar a la gente, ando con un gorro, casaca y con mascarilla. Según yo, voy a pasar totalmente desapercibido, pero la gente igual me ve y me dice “¡Hola Chubi!” (risas). Curiosamente lo miran con simpatía y yo digo: ‘Pero es un personaje malo en realidad’, pero la gente lo quiere. Son matices, pasa de un momento a otro, lo odian cuando lo deben odiar y lo aman cuando lo deben amar.

¿Es muy complicado interpretar un papel antagónico?

Sí, normalmente los papeles antagónicos te demandan un poquito más de registro, de energía. Recuerda que son violentos, siempre quieren hacer maldades, entonces hay un nivel de emoción que necesita concentración, entrega, que normalmente en escenas tranquilas no te demandan mucho. Hay matices muy interesantes, se maneja la ironía, la hipocresía.

¿Cuáles son las emociones que son más complicadas de transmitir a través de la pantalla?

Hay personajes bastante complejos. En el caso de ‘Chubi’, tiene que respaldar a su jefe, tiene que demostrar a los demás que no es como se muestra con su jefe, tiene que amar a la niña (Luz), y todo eso requiere un manejo de emociones, para lo cual debo estar muy bien concentrado.

Tienes experiencia en el teatro, cine y televisión ¿Dónde te sientes más cómodo?

No esperaba tener tanta trayectoria. Cuando yo empecé, en el año 87, no habían las producciones que hay ahora, yo fui formado para ser actor de teatro, leíamos mucho y queríamos ser actores que pudieran representar obras clásicas, como las de Shakespeare, las obras griegas, de los actores contemporáneos de esa época, entonces el enfoque de esa generación era teatral, por lo tanto, el amor y la pasión hacia el teatro están ahí. Luego de algunos años apareció la televisión con novelas como Natacha, series de Michel Gómez, las grandes telenovelas de Michelle Alexander también. Nos fuimos adaptando y enamorándonos de la televisión.

¿Qué tan distinta es la formación de los actores de tu generación con la de la actualidad?

Yo creo que esto es involuntario en realidad, no es que sea mejor o peor. La generación mía nació con el teatro, apreciando el teatro; ese tipo de representación tiene una gran diferencia con la televisión. En el teatro necesitábamos una mayor expresividad, una mayor reacción corporal para mostrarle al espectador el estado de ánimo del personaje, había una energía que debíamos manejar para poder transmitir. El registro para la televisión en estos tiempos ha cambiado.

Para poder llegar a eso requieres un trabajo físico, mental y cultural, debes leer mucho, profundizar, preparar tu alma, espíritu y cuerpo. Ahora han surgido los talleres de preparación que son más inmediatos. Yo vengo de la Escuela de arte dramático, donde había que prepararnos años para representar un personaje. La televisión es más cotidiana, ahora los personajes son más cotidianos, más del barrio.

¿Siempre quisiste ser actor?

Diría que sí, fue un caso muy atípico. Yo provengo de una familia de artistas no actorales. Mi madre cantaba, mi papá quiso ser actor pero no pudo. Tengo dos hermanos cantantes y a mí desde pequeño siempre me llamó la atención la actuación. Digo que fue atípico porque no soy el actor que actuó desde el colegio, me moría de ganas por actuar, pero no lo hacía porque era muy tímido.

Pero de todas maneras decidiste estudiar en la Escuela de artes dramáticas...

Sí, mi papá quería que yo fuera médico. Yo dije: ‘No puedo ser actor, entonces seré cantante’, entonces me fui a las páginas amarillas para buscar las embajadas de los países donde los cantantes se hacían famosos. Eran México, Argentina y Venezuela. En la sección de embajadas, más abajo me di cuenta que decía Escuela nacional de arte dramático.

¿Qué edad tenías en ese entonces?

20 o 19 años. Fui a la Escuela de artes dramáticas, postulé, ingresé y aquí me tienen después de tantos años.

José Luis, eres el primer actor que interpreta a Mateo Pumacahua

Sí, qué lindo. Aunque en la película Túpac Amaru de Reinaldo Arenas hay un Mateo que sale un momento nada más. Aquí ha sido más completo. Debo decir que cuando a un actor nos proponen una producción de época, sonreímos, porque es un clásico para nosotros; hacer personajes de época es un gustito muy particular que nosotros saboreamos.

Eso no sucede así nomás, porque la producción es más cara, hay mucho trabajo de arte, hay mucho cuidado. Como no siempre se hace, uno sonríe doblemente y encima que es un personaje para el que me tengo que caracterizar, sonrío más aún, aunque es un gran desafío. A mí particularmente no me gusta mostrarme tanto como José Luis, me gusta crear personajes; si es diferente a mí, mejor todavía. Qué lindo personaje, qué complejo.