Fotografías de Marilyn Monroe, una de las actrices más aclamadas del siglo XX, fueron subastadas en Nueva York por la casa Christie’s. Las imágenes, consideradas por muchos como “tesoro fotográficos”, no logró llenar las expectativas de los presentes puesto que ninguno se animó a comprarlas.
En esta nota te contamos la historia detrás de los últimos retratos de Marilyn antes de su fallecimiento en 1962.
Douglas Kirkland, fotógrafo canadiense, fue el encargado de inmortalizar la belleza y sensualidad de Marilyn Monroe. Corría el año 1961 y la cita quedó pactada en un pequeño departamento rentado. La escena fue adornada con la botella del mejor champagne francés y un vinilo de Frank Sinatra.
Monroe, en ese entonces, tenía 35 años y se encontraba en el pico más alto de su carrera. Quizá por eso el tiempo no representaba nada para la bella actriz, puesto que llegó dos horas tarde a la sesión poniendo a prueba los nervios de un joven Kirkland de 27 años.
“Nada más verme Marilyn me dio un abrazo y un beso en la mejilla y, sin perder un segundo, enfiló hacia el camerino. Una vez recostada en la cama, y tapándose los pechos con la manta, pidió a nuestros acompañantes que nos dejaran solos. Fue una decisión inesperada que cambió el curso de los acontecimientos", recordó un Kirkland, más maduro, en una entrevista.
Entre todas las declaraciones que brindó el autor de las históricas fotografías de Marilyn Monroe, podemos destacar las peculiares entrevistas que tuvo con la famosa actriz antes y después de la sesión.
Según Douglas Kirkland, nunca se entrevistó con la misma persona. La primera vez, fue con una mujer inocente pero entusiasta, que aceptaba las propuestas del fotógrafo canadiense.
Durante la sesión, conoció a la “belleza sensual y sexy de la que estaba enamorado todo hombre de sangre roja"; mientras que, en el final, "estaba la mujer más oscura y triste con la que me senté a revisar mis fotos una semana después. Nunca estuve con la misma persona dos veces”.
Fotografías más sensuales e históricas de Marilyn Monroe no se vendieron en subasta.
A pesar de lo que todos creen, Douglas Kirkland, fue claro al afirmar que durante esa jornada, donde la sensualidad inundaba el ambiente, el trato profesional siempre se mantuvo.
“Me gustaría decirle que pasó algo entre nosotros, pero lo cierto es que no hay nada que contar: todo transcurrió con absoluta profesionalidad", aclaró el fotógrafo canadiense.
Cabe recordar que las imágenes de Marilyn Monroe fueron subastadas el pasado 29 de octubre por casa Christie’s en Nueva York. Ante la sorpresiva ausencia de ofertas tanto por las fotografías como la cámara de Kirkland, la directora de ventas del evento no dudó en pronunciarse.
“No se trata solo de imágenes extraordinariamente sensuales y originales del catálogo de Marilyn, sino además de dos de las últimas instantáneas que le tomaron en su vida”.