Las regiones del Perú registran un crecimiento lento en competitividad, medido a través de cinco pilares: Economía, Gobierno, Infraestructura, Empresas y Personas, según la última edición del Índice de Competitividad Regional del Perú (ICRP) 2023, elaborado por Centrum PUCP.
De acuerdo con la investigación, la mayoría de las regiones continúan registrando un nivel de competitividad bajo. En esta edición, Lima Metropolitana lidera el ranking con un puntaje de 62,3, en una escala de 0 a 100 puntos, con 2,2 puntos más que el año anterior y ubicándose dentro de un nivel medio bajo de competitividad.
A ella le siguen Moquegua (47), Callao (44,6), Arequipa (42,4) e Ica (38,6), manteniendo sus posiciones respecto al año anterior, pero con mayores puntajes. Cabe resaltar el crecimiento de Moquegua y Callao, con incrementos de 5,7 y 6,4 puntos respectivamente.
Por otro lado, las regiones que ocupan las últimas posiciones son: Cajamarca, Amazonas, Ucayali, Huánuco y Huancavelica, en donde solo Amazonas y Huánuco crecieron 0,5 y 0,2 puntos, respectivamente; mientras que las demás decrecieron.
Las variaciones en los resultados, tanto positivos como negativos, señalan una tendencia de recuperación de niveles prepandemia en las regiones, en algunas más rápido que otras, como es el caso de Tumbes (que pasa de 23,6 a 29,1 puntos).
Asimismo, en los resultados de este año se evidencia que, hay una diferencia más amplia entre los puntajes de las regiones que ocupan las primeras y las últimas posiciones. Entre Lima Metropolitana (primer puesto) y Moquegua (segundo puesto) hay una diferencia de 15,4 puntos, y con Callao (tercer puesto) se amplía la distancia en 17,8 puntos.
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Según los análisis realizados en el ICRP, la lenta recuperación de las regiones de la sierra y selva se debe al bajo desempeño en indicadores que pertenecen a los pilares de economía, infraestructura y personas, como Producto Bruto Interno, Población Económicamente Activa, Infraestructura de red vial, entre otros.
Asimismo, variables como conflictos sociales han tenido una mayor influencia en la ralentización del crecimiento de la competitividad regional. Se evidencia que las regiones que consiguieron restaurar sus niveles de competitividad fueron precisamente aquellas que enfrentaron menor incidencia de conflictos sociales.