Los ministerios de Hidrocarburos y Energías de Bolivia y Desarrollo Agrario y Riego del Perú suscribieron acuerdo de promoción de la comercialización de urea para uso agrícola, en el marco de las acciones que realiza el Ejecutivo para el apoyo a los pequeños agricultores.
Con motivo del “Encuentro Presidencial y VI Gabinete Binacional Perú-Bolivia”, Víctor Maita y Franklin Molina, titulares en cada una de sus carteras, suscribieron el acuerdo ante la presencia de los mandatarios Pedro Castillo y Luis Arce quienes, por su parte, reiteraron el compromiso de impulsar las relaciones bilaterales de cara a la segunda reforma agraria.
“El acuerdo con el hermano país de Bolivia, para la promoción de la comercialización de urea de uso agrícola, se enmarca en las acciones que realiza el Gobierno Peruano de apoyo a las mujeres y hombres del campo ante el incremento de precios de fertilizantes”, remarcó Maita Frisancho.
El acuerdo tiene la finalidad de apoyar la promoción en la comercialización boliviana de urea en el mercado peruano, para uso agrícola en condiciones de mutuo beneficio para las partes y sujeto a la factibilidad técnica y económica y disponibilidad de dicho producto.
Parte del problema del encarecimiento de alimentos en todo el mundo obedece a una disparada en el precio internacional de fertilizantes, como la urea. Cabe precisar que el Perú, a pesar de contar con la materia prima para la producción de fosfatos (otro tipo de fertilizante) en Sechura, Piura, no tiene industria petroquímica alguna que abastezca a sus agricultores.
El guano de isla, una forma de abono orgánico, no cubre más de 2% de la demanda. El resto de fertilizantes, sintéticos, son importados, por lo que el precio del dólar también juega un rol clave en esta disyuntiva, siendo el Perú un país de tradición agrícola por excelencia. Aquí se cumple el dicho de “Perú exporta la materia prima, y la trae ya procesada de vuelta”.
Diversos expertos han apuntado que para la producción de fertilizantes a partir de fosfatos en los desiertos del norte se requiere una fuente de energía. En este sentido, que el Estado construya un ducto de gas directo hacia este yacimiento, facilitaría el camino para que el sector público o privado empiecen a producir el abono, el cual, si en este momento tuviéramos, podríamos vender a precios elevados en todo el mundo. Pero no lo tenemos.