Existen varias alternativas de financiamiento que ofrecen las entidades bancarias para poder cumplir tus planes. Las más usadas son: la tarjeta de crédito y el préstamo personal.
Ambos productos son similares, pues nos permiten obtener dinero rápidamente; sin embargo, debemos saber cuándo conviene pedir un préstamo personal o salir ya a comprar lo que necesitas con tu tarjeta de crédito.
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“Antes de elegir un crédito debes hacerte tres preguntas básicas: ¿qué quiero comprar?, ¿cuándo quiero comprarlo? y ¿cuándo podré pagarlo? Al ir respondiéndolas, podrás saber qué crédito te conviene en cada situación”, recomendó Anna Lenka Jáuregui, especialista en finanzas personales del ABC del BCP.
En el caso de la tarjeta de crédito es más conveniente usarla para compras de montos bajos y que sabes que podrás cancelar en pocos meses. Por ejemplo: si quieres comprarte ropa o un electrodoméstico es preferible usar la tarjeta. Además, así aprovechas en acumular millas o puntos, según los beneficios que tiene.
“Para sacarle el máximo provecho al plástico es necesario tener un presupuesto y revisar la capacidad de pago para los próximos meses. Recomendamos elegir la menor cantidad de cuotas posibles para pagar menos en intereses, pero sin comprometerse a un monto de cuotas que luego se complique pagar”, indicó Lenka Jáuregui.
Mientras que en el caso del préstamo personal, es preferible solicitarlo cuando quieres hacer un gasto mucho más grande y planificado. Por ejemplo: remodelar tu casa, pagar un curso, hacer una inversión o irte de viaje al exterior. Este crédito suele tener una tasa de interés más baja que la tarjeta de crédito porque está diseñado para montos altos que puedes pagar en más tiempo.
Cabe resaltar que si necesitas efectivo, te conviene pedir un préstamo, pues no es recomendable hacer retiro de efectivo de tu tarjeta porque los intereses son muy altos.
Es importante que analices cada detalle de tu situación financiera, así como el costo de lo que estás próximo a pagar. De esta manera, podrás planificar tus finanzas personales y sacarles el máximo provecho a los productos financieros.