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Economía

Arequipa: Diversificar para no poner los huevos en un mismo canasto

Minerodependencia. La principal actividad económica de Arequipa es la minería. Qué pasará cuando los minerales se agoten o los precios del cobre se vengan al suelo. Diversifiquemos.

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La minería es la principal actividad económica que aporta al Producto Bruto Interno de Arequipa

Fiorella Montaño Pastrana

En el 2001, la industria era la primera actividad productiva de Arequipa, según la Sociedad Nacional de Industrias (SNI). En dos décadas, esta dinámica cambió, siendo la minería la principal actividad económica que aporta al Producto Bruto Interno.

La dependencia de la minería se ha vuelto una constante de la economía mistiana y la diversificación productiva es solo retórica.

Esta situación se presenta de forma generalizada en el sur del país. Según las cifras de SNI, desde el 2001, la minería se posicionó como la principal actividad en Cusco, Apurímac y Ayacucho.

En el norte hay más diversificación. En La Libertad y Piura, las principales actividades son la agroindustria e industria; el comercio lo es en Tumbes y Lambayeque. En Cajamarca y Ancash, es la minería.

Más dependencia

La ejecución de Tía María enfrenta a quienes apoyan la inversión privada para activar la economía y a quienes temen el impacto ambiental que se podría generar en el valle de Tambo. El Banco Central de Reserva del Perú (BCR) estima que la ejecución del proyecto de Southern generará 9000 puestos de trabajo directo e indirecto, un incremento de 0.5 puntos del PBI nacional y 700 millones de dólares en exportación.

En el horizonte, no hay otros proyectos que no sean los mineros. Eso puede atraer nuevos escenarios de conflictividad.

En cartera figura Pampa de Pongo de Jinzhao Mining Perú SA. Esta se ubica en el distrito de Bella Unión en Caravelí, según el BCRP, y con su explotación se aumentará la producción anual de hierro en 15 millones de toneladas. El proyecto tiene una inversión de US$ 2200 millones.

El proyecto Zafranal, ubicado entre las provincias de Caylloma y Castilla, y Don Javier en Yarabamba también son parte de las inversiones mineras planificadas para la región.

Sectores paralizados

Majes Siguas II es un megaproyecto que la región espera más de 35 años. Según ProInversión, cuando sus 38 500 hectáreas se encuentren en pleno desarrollo, esto representaría el 248% de toda la producción agrícola anual actual de Arequipa. Asimismo, significaría un 11.4% de todo el PBI de Arequipa en el 2018.

Se generarán 6000 puestos de trabajo directos en agroindustria y servicios, además de 140 000 empleos indirectos.

El proyecto se encuentra paralizado, hasta que se defina la firma de la adenda 13 con el consorcio Angostura-Siguas. Ya se han gastado más de US$ 200 millones en el proyecto inconcluso.

El proyecto Río Arma, para ampliar la frontera agrícola, es otra inversión que no avanza. No hay nuevos proyectos agrícolas para la región, además de estos dos.

Cómo le va a otros sectores

Entre el 2008 y el 2017, la manufactura ha tenido un crecimiento negativo con un promedio anual de 0.3 por ciento. Sin embargo, se sitúa como la tercera actividad que ha contribuido al Valor Agregado Bruto (VAB) de la región. Empresas como Aceros Arequipa cerraron y migraron a otros mercados.

Se está teniendo un desarrollo en la comercialización de la fibra de alpaca. En el 2018 las exportaciones no tradicionales crecieron 6%. Los envíos de productos de lana y pelo fino se incrementaron un 23%. Se superaron los US$ 200 millones.

La agricultura registró una expansión de 2.7 % entre el 2008 y 2017. La palta y uva son los principales productos exportados.

Sin embargo, estos volúmenes son bajos comparados con la exportación minera. Según estimaciones del Mincetur, con información de Sunat, las exportaciones de la región alcanzaron los US$ 5197 millones. Se creció 16% por la venta de molibdeno, oro y cobre.

La normativa está mal

Está bien que la minería tenga un buen impacto en la región, pero lo que hay que hacer es trabajar para que haya más industria, turismo y otros sectores.

La manufactura decrece por el entorno hostil. La agobian Sunafil, Sunat e Indeci. A las empresas les caen todo el tiempo encima. La normativa está mal hecha y las normas no están claras. Eso promueve la corrupción y hay hostilidad hacia el sector formal. No es que no se quiera cumplir, sino que las normas no son claras.

Con todas las medidas restrictivas que se han puesto, las empresas ya no pueden seguir caminando.

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