El cine de terror parece haberse convertido en una fotocopiadora averiada en la que, con cada refrito, tenemos una película más defectuosa que la anterior, salvo casos de creatividad excepcional. En este desolador panorama para el género, no está de más ver los originales que hicieron historia a base de sustos y que siguen sin ser superados como, por ejemplo, “La profecía” de Richard Donner.
Hay una razón por la que los exorcismos y psycho killers han sido explotados hasta el hartazgo con decadente simplismo, mientras que este clásico se ha mantenido en lo alto por su oscura historia sobre la llegada del anticristo. Los pocos remedos fueron condenados a permanecer en su sombra, lo que incluye las cuatro secuelas, un remake y una serie destinada a la cancelación.
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Todo inicia cuando Kathy Thorn da a luz a un bebé muerto. Su esposo, Robert, le oculta la verdad y sustituye a su hijo por un niño huérfano, ignorando su origen diabólico. Las desgracias no tardan en acumularse mientras que los protagonistas se ven arrinconados a aceptar que el infierno existe y que tienen asientos en primera fila para ver cómo se desata en la Tierra.
No hay monstruos ni sangre, sino intriga y situaciones escabrosas dirigidas audazmente por el fallecido Richard Donner. El estremecedor himno al mal “Ave satani” también termina por dotar de perversidad a la atmósfera. Puede que, a estas alturas, sea más fácil de admirar que de ver con las luces apagadas, pero no deja de ser una película de terror ejemplar que vale la pena visitar y qué mejor ocasión que en la víspera de Halloween.