“Betty, la fea” se estrenó por primera vez en la RCN en 1999 y, con 335 episodios, rápidamente se convirtió en todo un boom en muchos países; además, obtuvo increíbles récords. Si bien tuvo diferentes remakes a lo largo de los años, los fanáticos siempre vuelven a la original, prueba de ello es su constante presencia en el Top 10 de Netflix, posición de la que parece inamovible, al menos en Latinoamérica.
Claramente, su trama ha sido blanco de críticas, y es que, 23 años después de su arribo a la pantalla chica, muchas cosas han cambiado en la sociedad.
Betty, la fea se mantiene como una de las telenovelas más exitosas de todos los tiempos. Foto: composición LR/Difusión/RCN
Aun así, es justamente a través del humor que “deja en evidencia el machismo, los lugares de poder entre hombres y mujeres, y la discusión acerca de qué significa ser bella o fea”, explicó Giuliana Cassano, docente del Departamento Académico de Comunicaciones PUCP.
Parte de la razón de su gran éxito reside en que la protagonista, interpretada por Ana María Orozco, fue en contra de lo establecido al no enfocarse en una mujer bella para representar el papel, sino todo lo contrario, y esa frescura continúa siendo relevante. Así lo reveló el fallecido guionista y creador de la ficción, Fernando Gaitán.
“Las mujeres sueñan a través de ese arquetipo de mujer que no corresponde a una realidad. (…) ¿Qué tal si uno hace una mujer de carne y hueso? Resulta que en la mayoría de los países, las mujeres son feas como los hombres también. A los bellos los escogen para hacer televisión, en fin, y que la gente sueñe a través de ellos”, inició el ejecutivo.
“Entonces, hay que coger una protagonista fea, que no sueñe la gente a través de ella, sino que más bien veamos reflejado cómo una mujer de estas sueña. (…) Esta vez, vamos a contar una historia desde este lado, por eso ahí (En “Yo soy Betty, la fea”) las modelos no importan, no importan tampoco mucho el diseño, importa más Hugo Lombardi. Es la historia de cómo una mujer fea ve el mundo de las bellas”, agregó.
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Por supuesto, el personaje principal no es lo único que determina el desempeño de la serie, es importante la trama, que logra conectar con el público. En ese sentido, desarrollar la historia del show representó todo un reto que se tradujo en extensas horas de trabajo para Gaitán, los actores y el resto del equipo: 18 horas por jornada en total.
Ahora, 23 años después, “Betty, la fea” se ha convertido en un éxito de TV, además de un espejo de la realidad social latinoamericana de la época, que se refleja en situaciones como el machismo de don Armando, la diferencia de sueldos entre Patricia Fernández con Pinzón, y más.