Los amantes del cine saben qué intérpretes han tenido la opción de ganarse un premio Óscar, y cómo este galardón les ha abierto más de una puerta. Si bien el reconocimiento permite que más de uno dé un salto importante en Hollywood, poco se habla de lo que sucede tras llevarse uno de estos objetos a casa. Robin Williams habló sobre esto.
Considerado uno de los actores más queridos de su generación, Williams ganó un Óscar en 1997 por su trabajo en “Good Will Hunting” (Mente indomable). Anteriormente estuvo nominado por “Good Morning, Vietnam”, “La sociedad de los poetas muertos” y “El rey pescador”, pero fue su participación en el conmovedor drama de Gus Van Sant la que le valió el honor.
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En una entrevista que tuvo en The Graham Norton Show, Williams reveló algunos arrepentimientos interesantes sobre su vida y qué pasó tras su victoria en los Óscar. Graham le preguntó a Robin si ganar el premio de la Academia cambió su vida, a lo que el actor respondió:
“Durante una semana fue como: ‘¡Oye! Felicitaciones. Así se hace. Good Will Hunting. ¡Bien hecho!’ Dos semanas después, ‘¡Oye, Mork!’. Volví a ser eso otra vez”, compartió el intérprete, al mencionar que el triunfo, la atención y el reconocimiento es de tan solo unos días.
Más adelante, Robin William explicó su mayor error en torno a su discurso de aceptación del premio de la Academia. “En el momento en que dicen tu nombre, cuando ganas, el inglés se convierte en un segundo idioma. Me olvidé de agradecerle a mi madre... y ella estaba entre la audiencia. Entonces eso... eso fue difícil durante los siguientes años”, explicó.
Cuando en 1998 el actor venció a varios pesos pesados de Hollywood (incluido a Burt Reynolds), las imágenes de él subiendo al escenario para recibir el Óscar reflejaron a un intérprete conmovido y agradecido con su público.
“Gracias. Oh, hombre. Esta podría ser la única vez que me quede sin palabras”, dijo a la multitud que lo vitoreaba. “Gracias por este honor y ponerme al lado de estos extraordinarios hombres. Gracias al director, gracias a la producción. Son los mejores. Pero, sobre todo, quiero agradecer a mi padre, el hombre que cuando dije que quería ser actor me dijo: ‘Maravilloso, solo ten una profesión de respaldo, como la soldadura, por ejemplo’. Gracias y que Dios los bendiga”.
Robin Williams murió el 11 de agosto de 2014 a los 63 años. Sus fanáticos lo recuerdan por sus papeles en películas como Patch Adams, La sociedad de los poetas muertos o la serie Mork & Mindy.