Lost es una de las series más adictivas de la historia, gracias a la complejidad de su trama, la novedosa narrativa y el carisma de sus personajes. Hace 10 años, su último episodio salió al aire y el fandom se dividió.
Mientras algunos seguidores del show derramaron lágrimas, otros quedaron insatisfechos por el resultado y los misterios sin respuesta. Hoy, los productores de la ficción, Jeff Pinkner y Jean Higgins, explicaron la verdad detrás del polémico desenlace.
“Desde las primeras conversaciones al empezar Lost, ya pensábamos en cómo podría acabar todo esto, por lo que se estableció una especie de marco [...]. Era bastante obvio que sería una especie de purgatorio”, declararon para Observer.
De otro lado, revelaron que los showrunners sentían que no tenían otro lugar a donde ir respecto a la trama cuando llegaron a la sexta entrega. Por si fuera poco, el guionista Damon Lindelof se sentía apagado creativamente.
En cuanto a las preguntas sin respuesta, los productores de Lost piensan que debieron educar mejor a la audiencia para que no se preocuparan tanto por estas, puesto que nunca fueron lo más importante.
PUEDES VER: Marvel: William Dafoe volvería para enfrentarse con Spider-Man. ¿Un Duende Verde mas letal?
“Creo que algunos de los misterios podrían haberse resuelto en el camino, pero creo que la serie tuvo la articulación perfecta para la que fue concebida. Nunca fue concebida para responder a todo”, finalizaron.
El show cuenta la historia de los pasajeros del vuelo 815 de Oceanic Airlines. Tras un inexplicable accidente, los sobrevivientes quedan varados en una isla llena de secretos y donde suceden cosas muy extrañas.
Estaba previsto que Jack fuese asesinado en el primer capítulo por el Humo Negro, dejando a Kate como la líder del grupo y protagonista de la serie. Finalmente, los productores de la cadena insistieron en que sería demasiado dramático matar a Jack en el primer episodio, por lo que decidieron dejarlo con vida. En su lugar, optaron por matar al piloto del Oceanic. Esta es la escena en la que estaba prevista que muriese.
Los dos primeros episodios costaron cerca de 14 millones de dólares, convirtiéndose en su momento en el piloto más caro de la historia de la televisión. Para recrear el accidente de avión, se utilizaron piezas de un avión auténtico: el Lockheed Tristar L-1011.