Blade Runner es el nombre del filme lanzado a cartelera en 1982, bajo la dirección de Ridley Scott, quien ambientó la película pensando en cómo sería la tecnología en este 2019. Los dilemas científicos de este largometraje fueron extraídos de la monumental novela escrita por Philip K. Dick: ‘¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?’ (1968).
El calendario marcaba noviembre en aquella California aciaga, apocalíptica, de tintes desvaídos, como si una gran depresión hubiese consumido el espíritu combativo de la urbe. Allí, Harrison Ford interpretó el papel de Richard Deckard, un cazarecompensas del futuro, que se dedica a capturar androides renegados de Nexus-6 o ‘replicantes fugitivos’.
Harrison Ford aplicando el test de turing a un androide | Fotocaptura: Blade Runner
Josetxo Beriain, de la Universidad Pública de Navarra, explicó que la película se anticipó a cuestiones que parecen bien acogidas. Después, añadió: “De todos modos, hay características que lógicamente en 2019 nos quedan cortas, es decir, hace falta un espacio de tiempo todavía bastante más grande para poder de alguna manera pensar este tipo de androides que tienen esas características, pero en principio yo creo que la secuencia acierta plenamente”.
Una de las escenas más conmovedoras es la protagonizada por el fallecido actor Rutger Hauer, Roy Batty en los anales del séptimo arte, cuyo discurso frente a Deckard nos dejó con la piel helada. Antes de intentar matar al policía, confiesa su respeto por la vida; por ello envidia a los humanos sin afanes malignos.
“Es un martirio vivir con miedo, ¿no? (...). Así es la esclavitud”, sostiene Batty. “He visto cosas que los humanos ni se imaginan —prosiguió el replicante en el final de Blade Runner—. Naves de ataque incendiándose cerca del hombro de Orión. He visto rayos de mar centellando cerca de la Puerta de Tannhäuse (...). Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir".
Los replicantes, un modelo de transhumanización | Fotocaptura: Blade Runner
Sin embargo, ¿qué profecías del largometraje de ciencia ficción están siendo reflejadas en la actualidad? 37 años después de su lanzamiento, Philip K. Dick se sentiría más que orgulloso porque su novela no fue deformada, sino llevada a la cumbre de los dilemas transhumanos, de la mano de un cuajado Harrison Ford.
Los replicantes, robots diseñados mediante bioingeniería, deciden volver a la Tierra para extender su vida útil a 4 años, debido a que los problemas existenciales empiezan a desequilibrarlos. Lo cierto es que aún no llegamos a tal extremo; empero, los avances del soñado autómata pensante y moral parecen no detenerse.
Solo traigamos a la memoria a la sensatez de Sophia, fabricada por Hanson Robotics. La humanoide ‘nacida’ en Hong Kong, en octubre de 2017, se convirtió en ciudadana de Arabia Saudita, siendo así la primera robot tratada como humano.
Según su diseñador de Inteligencia Artificial (IA), la carismática ginoide con un sistema de procesamiento de datos visuales y reconocimiento facial. Aunque todavía le falta sostener conversaciones fluidas y demostrar más emociones, Sophia ya llamó la atención de todos sus admiradores desde que en una entrevista de TV, ofrecida por CNBC, le preguntaron si sería capaz de hacernos daño. “Está bien. Voy a destruir a los humanos”, respondió.
Los ingenieros de Sophia la siguen mejorando a la fecha | Fotocaptura: CNBC.
Cuando Deckard llama a Rachel, replicante femenina construida por Eldon Tyrell, doctor que le implantó recuerdos de su sobrina, vemos que la tecnología de hoy superó a la, en ese entonces, ‘visionaria’. El precursor fue Skype, sofware distribuido por Microsoft en 2013.
Whatsapp, Facebook y FaceTime de Apple se han encargado de mejorar el servicio al aumentar la resolución de los smarthphones. En efecto, no hay punto de comparación con lo mostrado en Blade Runner, indiscutible cinta de culto.
Deckard hace una videollamada con Rachael en Blade Runner | Foto: LADD COMPANY/RIDLEY SCOTT/WARNER BROS
El ecocidio gestado desde una guerra nuclear que expandió polvo radiactivo se considera la principal advertencia. Tanto en la obra literaria como en el largometraje de cyberpunk —desarrollo de ciencia mezclada con condiciones de vida poco deseables—, existen ‘animoides’ o animales eléctricos, especies replicadas para reemplazar a las mascotas, y de alto requerimiento monetario.
Los Ángeles, en 2019, desde otro ángulo de análisis, muestra a través de frames grises la decadencia de un pueblo industrializado. California, en Blade Runner, lidera la lucha contra el cambio climático en Estados Unidos; como consecuencia, el Estado ha diseñado normativas a fin de controlar los gases del efecto invernadero. ¿Los demás agentes capitalistas tomarán cartas en el asunto? De eso depende si las coincidencias con la obra maestra de Ridley Scott sean terribles.
Así se ve Los Angeles en noviembre de 2019 en Blade Runner. | Foto: LADD COMPANY/RIDLEY SCOTT/WARNER BROS