Machu Picchu fue objeto de numerosas investigaciones para comprender quiénes fueron sus habitantes y cómo era su estilo de vida. Tradicionalmente, se creía que solo la realeza y la élite inca residían allí; sin embargo, estudios arqueológicos realizados en el último siglo han revelado una presencia considerable de campesinos y trabajadores, quienes cumplían funciones clave para el funcionamiento de la comunidad. Estos descubrimientos han enriquecido nuestra comprensión de la organización y la dinámica social en la ciudadela.
Como parte de la vida cotidiana, numerosos pobladores rendían tributo a la figura política suprema, el Inca. Foto: Psicología y mente
Según el investigador John Verano, la vida artesanal en la sociedad incaica era fundamental, ya que gran parte de las actividades diarias giraban en torno a satisfacer tanto las demandas prácticas como las simbólicas de sus líderes. Cada tarea, ya fuera la confección de tejidos, cerámicas, instrumentos musicales o herramientas, no solo cubría las necesidades básicas del imperio, sino que también reflejaba un profundo respeto y devoción hacia el Inca, quien era no solo el líder político, sino también una figura de autoridad espiritual.
Además, se refirió a las actividades secundarias de la sociedad incaica, que incluían la producción textil y la fabricación de herramientas de piedra y hueso para crear objetos metalúrgicos. Los textiles, elaborados con lana de llamas y alpacas, simbolizaban estatus y riqueza. Estas labores artesanales muestran la adaptabilidad y sofisticación de los incas, quienes, además de dedicarse a la agricultura, desarrollaron habilidades en diversas áreas, lo cual refleja la complejidad y organización de su economía diversificada.
Por otro lado, Lucy Salazar, de la Universidad de Yale (EE. UU.), estuvo a cargo de secuenciar y analizar el ADN de 34 individuos enterrados en Machu Picchu, Perú. Tras realizar su estudio pudo concluir que la ciudadela incaica, construida por el Inca Pachacútec, estuvo poblada principalmente por sirvientes, conocidos como yanaconas (hombres) y acllas (mujeres), entre los años 1420 y 1532. Esta servidumbre era étnicamente diversa y provenía de tierras lejanas conquistadas por los incas.
Este resultado coincidió con lo encontrado en una expedición peruana de Yale en 1912, en donde se hallaron más de cien tumbas. La mayoría de estas estaba oculta en zonas boscosas y nubosas. Los restos óseos indican que pertenecían a la servidumbre inca que vivía en Machu Picchu, y no a miembros de la familia real. De acuerdo con la investigación de John Verano, esto se debió a que, al morir, la élite inca era trasladada en camillas hasta la ciudad del Cusco, donde eran enterrados con honores. El recorrido desde Machu Picchu hasta la capital histórica del Perú para realizar dicha ofrenda duraba tres días. Además, toda la colección osteológica estudiada por el antropólogo de la Universidad de Tulane concluyó que el número de antiguos habitantes era de 174, en su mayoría hombres.
Finalmente, tras analizar las edades de los cadáveres, Verano identificó una población compuesta por bebés, niños, jóvenes, adultos y ancianos, de la cual el 78 % correspondía a personas adultas mayores de 50 años.
Machu Picchu es una de las 7 maravillas del mundo moderno. Foto: National Geographic