Más de dos tercios de los efectos secundarios que las personas experimentan después de la vacunación contra la COVID-19 no son producidos por los componentes de las dosis, indica un amplio estudio con más de 45.000 pacientes en Estados Unidos. Por el contrario, se trata del efecto nocebo, un mecanismo que genera síntomas leves y temporales, como dolores de cabeza, fatiga y dolor en el brazo.
A diferencia del efecto placebo, que consiste en la supuesta mejorar de salud tras una ‘medicación falsa’, el efecto nocebo ocurre cuando nuestra mente sugestiona a nuestro organismo para que desarrolle efectos secundarios negativos aun con un tratamiento verdadero.
De ese modo, los autores de la investigación, publicada en Jama Network Open, sugieren que la mayoría de reacciones no son el resultado de los componentes de las vacunas sino de factores sociales o personales. Entre ellos están la ansiedad, la expectativa o la atribución errónea de que vacunarse generará inevitablemente efectos secundarios.
En los doce ensayos que realizó el Centro Médico Beth Israel Deaconess (BIDMC), 22.802 pacientes recibieron una vacuna real, mientras que otros 22.578 pacientes fueron inoculados con una sustancia no dañina. Al ser estudios aleatorios, ningún paciente sabía qué tipo de dosis había recibido.
Tras la comparación de los dos grupos de control durante la primera dosis, el efecto nocebo representó hasta el 76% de los síntomas sistémicos (fiebre y fatiga) y el 24% de los síntomas locales (dolor e hinchazón en el brazo). Por otro lado, después de la segunda dosis, el estudio halló que solo el 52% de las reacciones adversas se debieron al efecto nocebo.
Ted Kaptchuk, autor principal del estudio y profesor de medicina, sostuvo que informar al público sobre el efecto nocebo puede reducir la preocupación y las dudas sobre los efectos leves que tienen las vacunas. De ese modo, también se pretende mejorar la aceptación de las vacunas en la población.
“Decirle a los pacientes que la intervención que están tomando tiene efectos secundarios similares a los tratamientos con placebo en ensayos controlados aleatorios reduce la ansiedad y hace que los pacientes se tomen un momento para considerar el efecto secundario”, señaló en un comunicado.