Científicos de Estados Unidos (EE. UU.), China, Reino Unido y Bélgica descubrieron que los antepasados del SARS-CoV-2 pueden haber estado circulando en murciélagos inadvertidos durante décadas. Y esos coronavirus probablemente también tenían la capacidad de infectar a los humanos, según un estudio.
Su investigación, publicada el martes 28 de julio en la revista Nature Microbiology, con una serie de métodos que no se habían aplicado hasta ahora, rastrearon la historia del virus causante de la COVID-19 a partir de datos genómicos de varios sarbecovirus (subgénero al que pertenece el SARS-CoV-2).
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Con tres técnicas diferentes aislaron las regiones recombinantes dentro del genoma del SARS-CoV-2 y así identificaron cuáles son los elementos comunes. Además, establecieron cuándo y dónde aparecen las mutaciones propias a cada miembro.
Determinaron que el SARS-CoV-2 está estrechamente ligado con un tipo de coronavirus de murciélago, conocido como RaTG13. También identificaron coronavirus en similares en pagolines, en particular un ejemplar analizado en Guangdong (China) en 2019.
Uno de los autores, Philippe Lemey, investigador del Departamento de Virología Evolutiva y Computacional de la Universidad KU Leuven de Bélgica, dijo que no hay pruebas suficientes para indicar que la infección en pangolines sea un requisito para transmitir el virus de murciélagos a humanos.
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“Nuestra investigación sugiere que el SARS-CoV-2 ha evolucionado en murciélagos y probablemente desarrolló la capacidad de replicarse en el tracto respiratorio superior tanto de humanos como de pangolines”, explicó.
Abordaron tres tipos de coronavirus: SARS-CoV-2, RaTG13 y Pangolin-2019. Foto: Nature
Igualmente, en su estudio hallaron un factor que lo hace especialmente peligroso para el ser humano. Se trata del dominio de unión al receptor (RBD, por su sigla en inglés) de la proteína espiga del coronavirus, que le permite acoplarse al receptor ACE en las células humanas e infectarlas.
"La pregunta es: '¿Hay media docena de estos linajes, 20 o cien?'", preguntó uno de los coautores principales de la investigación, Maciej F. Boni, del Departamento de Biología de la Universidad Estatal de Pensilvania (EE. UU.) en el portal especializado Live Science.
“El linaje del SARS-CoV-2 circuló en murciélagos durante 50 o 60 años antes de saltar a los humanos”, aseguró Boni. De igual forma, rechazaron que el virus haya estado en aguas residuales de Barcelona (España) en marzo de 2019, como se planteó hace unos meses.
Los expertos consideraron que las conclusiones de este tipo de trabajos son clave para prevenir futuras pandemias causadas por este linaje. Ante esto pidieron un mayor monitoreo en murciélagos, que en su momento originaron las epidemias de SARS y MERS.
“Llegamos demasiado tarde al brote inicial de SARS-CoV-2, pero esta no será nuestra última pandemia de coronavirus”, vaticinó Broni. “Es necesario poner en marcha un sistema de vigilancia mucho más completo y en tiempo real para cazar virus como este cuando el números de casos todavía esté en los dos dígitos”.