Huyó de Perú por amenazas y terminó preso en 7 cárceles de EE. UU., incluida Alligator Alcatraz: "La tortura era distinta"
El periodista de investigación Ricardo Quintana Chávez cuenta la tortura a la que fue sometido en las prisiones de Estados Unidos, incluyendo la temida Alligator Alcatraz, en donde, asegura, estaban "en jaulas para fieras salvajes".
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Luego de aproximadamente 50 días, el periodista Ricardo Quintana Chávez puede reencontrarse con su madre en un cálido abrazo, en Lima. "Hijito... cuanto ha pasado, hijito", se oye a su progenitora, una adulta mayor, entre sollozos. Ricardo Quintana, un comunicador con más de 20 años de experiencia, jamás imaginó ser enmarrocado, encarcelado y torturado en otro país ajeno al suyo.
"Para mí fue una vergüenza tener las marrocas puestas. Jamás lo imaginé. Me daba pena a mí mismo que se hiciera todo eso conmigo, no me parecía justo", señala Ricardo. El hombre de prensa recuerda, con tristeza, la dura situación que pasó en Estados Unidos, tras ser detenido mientras vendía ceviche, oficio que desempeñaba los fines de semana para ganar ingresos en el país norteamericano.
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El escape de Perú, un transfondo político
Ricardo cuenta que decidió dejar el Perú cuando empezó a recibir amenazas: "Luché contra la candidatura de un político haciendo unos trabajos privados para redes sociales y cuando fui a Huancayo, me comenzaron a hostigar". El periodista había pedido asilo político en Estados Unidos por recomendación de un conocido y tras ello, obtuvo un permiso de trabajo que se extendía hasta el 2030.
Pasó días trabajando en Miami, sin imaginar que, por vender ceviche en sus días libres, terminaría detenido. "Me encadenaron de pies y manos con una cadena al centro de la barriga, me subieron a una combi y me trasladaron a la cárcel". Ricardo fue llevado a la prisión TGK en el condado, que en Perú, sería un equivalente al penal de San Juan de Lurigancho, rememora.
El periodista cuenta que horas después de su detención le ofrecieron pagar una fianza para quedar en libertad, a lo cual accedió. Cuando quiso desembolsar, se dio cuenta de que no tenía dinero: "No tenía la plata, me había robado la Policía de Miami Beach. Pagué con mi tarjeta de débito y no me soltaron". Sin embargo, eso no quedó allí: al firmar la fianza, aceptó también haber cometido un delito, que desconocía.
La primera prisión que pisó Ricardo en EE. UU. fue Miramar, en donde estuvo encadenado al piso con excesivo aire acondicionado y la temperatura muy baja. "No podíamos movernos. Nos moríamos de frío, temblábamos. Nos daban de comer snacks y agua y teníamos que agacharnos. (Para consumir) el agua, por gravedad, solo hasta la mitad", cuenta.
Su paso por Alligator Alcatraz
El trato inhumano que denuncia el periodista se replicó también en la segunda cárcel, la más temida en el país norteamericano: Alligator Alcatraz, ubicada en Florida. Ricardo rememora que fue recluido, junto con otros presos, "en jaulas para fieras salvajes". Allí cabían 32 de ellos y sufrían con los chinches, insectos que habitaban en el lugar por ser un ambiente pantanoso.
"Después de la comida, ya venía la hora larga. Empezaba la locura. Comenzaban a patear las rejas pidiendo comida, medicinas, que nos bañen, y las demás jaulas se contagiaban y era un loquerío", narra el periodista, quien durante los 50 días que fue recluido, solo dormía cinco horas diarias. A ello, se sumaba la preocupación por su madre en Lima, quien vivía días de angustia sin saber de él.
La difusión de su caso, por el medio peruano América Televisión, el Consulado de Perú lo buscó en Alligator Alcatraz, pero Ricardo ya había sido llevado a El Paso, Texas. "La tortura era distinta, nos metieron como a oficinas con ventanas y te tiraban al piso con colchonetas y te daban una lámina de aluminio como frazada", indicó. Sin esperanza, el periodista no veía salida a su situación.
El calvario parecía ir llegando a su final cuando le ofrecieron dos soluciones: pelear su caso ante un juez o retirarse voluntariamente de los Estados Unidos con una oferta de 10.000 dólares. "Pasaron 12 días y no me iba a mi país. Les decía que ya firmé, pero me tenían secuestrado", señaló. Es así que, fue llevado a un centro de procesamiento, encadenado a un avión, y dos días después, llegó a Perú.
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