Sociedad

Gonzalo Zegarra: "En las redes sociales, se apela a mecanismos bien primitivos"

Zegarra expone la idea de la "suma cero digital", señalando que las lógicas polarizantes y destructivas en las redes sociales provienen de una mentalidad de confrontación en la que para uno mejorar, el otro debe empeorar. Destaca la importancia de mantener la colaboración y la suma positiva en la democracia liberal, adaptando los valores democráticos a las plataformas digitales.

Gonzalo Zegarra publica "La democracia del click y del TikTok". Foto: John Reyes.
Gonzalo Zegarra publica "La democracia del click y del TikTok". Foto: John Reyes.

Un tema del que se discute y habla mucho, y no solo en Perú, sino también en el mundo, pero del que aún no se escribe lo suficiente, es el de la era de la virtualidad y las redes sociales en la configuración de lo que entendemos hoy como democracia. Su sola nominación enciende más de una impresión de la que todos sienten el derecho de decir lo que piensan. No es para menos. La virtualidad y las redes sociales han establecido una relación muy estrecha con millones de personas. Esta realidad es sometida a escrutinio por el abogado, consejero empresarial, pensador organizacional y analista político Gonzalo Zegarra Mulanovich en su libro La democracia del click y del TikTok (Crítica), que lleva el subtítulo de Ecología mediática y psicología política de las redes sociales. Tras su lectura, podemos precisar que la polémica está más que bienvenida, porque lo que se requiere hoy es discutir de las verdades y mentiras de las redes sociales. Sobre este tópico, La República conversó con Zegarra.

—¿Qué te impulsó a escribir este libro?

—Para serte bien sincero, comenzó con una columna que leí y que publiqué en Semana Económica de una tercera persona que trabajaba conmigo en ese momento, que era Rodrigo Salazar. Rodrigo era el editor de la revista y yo era el director. Lo que escribió me generó reflexiones y a partir de esas reflexiones he escrito varias columnas a lo largo del tiempo sobre la virtualidad y las redes sociales. O sea, te estoy hablando de varios años, en distintos medios, como Semana Económica, Perú 21 y otros. Entonces, llegó el momento en que me di cuenta de que tenía material para armar un ensayo.

—Vendría una publicación pionera en Perú sobre la implicancia de las redes en la vida política, si no me equivoco.

—Hay otros autores afuera que han escrito sobre el tema, libros, columnas, etc. En el Perú, esto lo hablaba el otro día con un librero, no hay mucho de esto, o sea, no se ha pensado tanto en esto. Entonces, lo otro que me llamó la atención, fue mi típica mirada más interdisciplinaria. Lo comencé a ver desde el periodismo, además, la columna de Salazar era una columna desde el periodismo. Luego le fui metiendo mis otros temas de reflexión, como la parte politológica, la parte psicológica, antropológica, etc. Este libro constata que hay algo en la democracia no moderna, porque por democracia moderna entendemos la democracia desde hace 200 años, de la segunda década del siglo XXI que está disfuncionando y parece convincente el argumento de que a esas disfunciones, que se van agravando de a pocos en el mundo, no solo en el Perú, tenga sentido correlacionarlas con toda la antropología y la psicología de las redes sociales y de cómo nos están induciendo a interactuar.

—En el capítulo “Suma cero digital” indicas que en los hechos se vienen aplicando lógicas polarizantes y destructivas.

—La suma cero es un tema primero de mentalidad y segundo de ideología. Me refiero a las ideologías liberales en sentido amplio, es decir, se incluye también a la progresista. Son psicologías de suma positiva en donde los seres humanos podemos colaborar. Deirdre McCloskey, a quien cito en el libro, sostiene que el gran enriquecimiento del mundo occidental, del mundo moderno, tiene que ver con las ideas transformadoras, que son ideas de generación de riqueza, que son ideas de colaboración. Es decir, tú y yo trabajamos, incluso transaccionamos, y los dos ganamos. Eso es la suma positiva. Todo lo polarizante, todo lo destructivo, se resume en que para que yo esté bien, tú tienes que estar mal. Esa es la suma cero.

—La suma positiva y la suma cero siempre han existido.

—Siempre ha habido las dos, pero en la modernidad occidental, menos, no tanto así en las culturas que mantienen regímenes o visiones del mundo totalitarias o autoritarias. Pero en la democracia liberal, y nuevamente estoy usando liberal, no en el sentido neoliberal, sino liberal de filosofía política, lo que hay es un sistema político colaborativo. La democracia es un sistema de competencia y colaboración. O sea, es un sistema colaborativo porque nos tenemos que poner de acuerdo en ciertas cosas y transaccionar, ceder algunas cosas, y dentro de eso prevalecerá uno u otro. Por ejemplo, en las elecciones. De alguna manera, todos nos beneficiamos, ¿no? Esa es la lógica de la democracia, esa es la lógica de la economía de mercado.

El primer libro de Gonzalo Zegarra es también una invitación abierta al debate sobre lo que es la democracia hoy.

El primer libro de Gonzalo Zegarra es también una invitación abierta al debate sobre lo que es la democracia hoy.

—Entonces, el origen de la polarización es la suma cero.

—El origen último de las polarizaciones, las polarizaciones destructivas, o las lógicas polarizantes destructivas, es esta mentalidad de suma cero, esta mentalidad destructiva que impone que para yo mejorar tengo que hacerte empeorar a ti. Para yo crecer tengo que destruirte o apropiarme de lo tuyo. Ese el mindset que propicia la destrucción. Las guerras, por ejemplo, ¿no?, vienen de ahí y el debate público de las redes sociales tiende a eso. Porque es anular al otro: tú dijiste eso, con lo que yo estoy en desacuerdo, entonces tú eres un maldito, un desgraciado. Ponle los adjetivos que quieras y varían de qué lado estés. Desde la izquierda te dirán que eres un DBA, desde la derecha te dirán que eres un terruco, hablando en términos peruanos. Es la anulación del otro. Si yo no estoy de acuerdo con esta cosa concreta, entonces todo lo que tú representas es inaceptable para mí. Tu existencia se vuelve intolerable.

—Como que el debate en las redes sociales va por ese camino desde hace un buen rato.

No todas las interacciones de las redes sociales son así. Pero el seudodebate público de redes sociales cada vez más tiende a eso. Y es peligroso que este seudodebate termina conduciendo a la opinión pública, ¿no?

—Pienso en las fake news, que en algunos lados pauta la línea editorial.

Está estudiado, yo no lo he estudiado, pero hay estudios sobre cómo los medios tradicionales, a veces son caja de resonancia de fake news, nacidas en redes sociales de cuentas anónimas. Una cuenta troll saca una vaina, no tiene fuente, no tiene comprobación, no tiene nada y los medios tradicionales, la tele, incluso medios escritos, la rebotan citando a las redes sociales. Entonces se crea una verdad periodística que tiene como origen una cuenta anónima que, detrás de eso, o hay una mala intención o hay un mero impulso odiador, una emoción, digamos, desbocada. Lo que se llama la glándula.

—Mientras leía lo que desgranas, como que habría que parar un poco y dar paso al humanismo o volver a la tradición. ¿Buscar el punto medio calmaría un poco las cosas? En el epílogo citas al neotomista Alasdair MacIntyre.

Alasdair MacIntyre, en su libro sobre la ética, plantea la idea de que hay que quedarnos con lo mejor de la tradición para continuarla en el futuro; igual uso una cita de José Ortega y Gasset en el epígrafe (“Continuar es a la mantener y superar”). Es agarrar lo que existe y mejorarlo. La tradición no es la adoración de la ceniza, sino la transmisión del fuego. O sea, hay una invocación por la continuidad y el cambio. Entonces, quedémonos con lo mejor del pasado, quedémonos con lo mejor de la democracia liberal, y adaptemos esos valores a las plataformas, pero no permitamos que las plataformas subviertan nuestros valores. Los valores democráticos, quiero decir. No por tomar las plataformas digitales, vamos a dejar de lado la suma positiva para quedarnos con la suma cero. Mantengamos la suma positiva en la medida que se pueda en las plataformas digitales, en las tecnologías. Yo no soy un nostálgico, yo no soy un conservador. Lo que digo es que acá hay cosas buenas que deberían continuar. Los valores de la democracia moderna, los valores republicanos.

—Si uno ve la dinámica de las redes, no pocas son básicas.

Como muchas de las apps, así también en las redes sociales, se apela a mecanismos psicológicos bien primitivos. Alguna vez vi o leí sobre Tinder, que tiene un mecanismo superprimitivo, literalmente irracional que genera ansiedad: quiero ver lo siguiente, descarto rápido para ver el siguiente. Esto es muy recurrente en todos los mecanismos tecnológicos que estamos viviendo y es terra incógnita, porque no ha pasado nunca en la historia de la humanidad. Entonces, todo esto es nuevo, como una moneda al aire.

El apogeo de las redes sociales. De 2010 a2012, los árabes salieron a protestar por sus derechos y libertades.

El apogeo de las redes sociales. De 2010 a2012, los árabes salieron a protestar por sus derechos y libertades.

—Lo de las redes sociales y su impacto en la vida pública, empezó bien. Recordemos la Primavera Árabe, que fue de 2010 a 2012.

En esos años, se usaron bien las redes. Lo de la Primavera Árabe fue una movilización positiva. Fue un mecanismo movilizador de inquietudes sociales.

—¿Por qué se ha degenerado su uso?

— Porque dejamos que se ponga al servicio de nuestros peores instintos. Entonces, siempre es bueno mirarlo en perspectiva con otros momentos de la historia que ya no los tenemos tan cerca. La radio fue un instrumento del fascismo y del nazismo. Eso no quiere decir que la radio estuviera mal per se, pero se puso al servicio de la propaganda nazi. El nazismo es también una mentalidad de suma cero.

Queda claro que el problema no son las redes sociales, sino su uso.

Las redes sociales permitieron dar voz a un montón de voces que estaban apagadas. En ese sentido, ahí está la idea o prejuicio inicial de que las redes democratizan, ya que dan visibilidad a mucha gente que no tenía capacidad para hacerse escuchar. Pero en lugar de utilizar ese mecanismo para hacer escuchar lo mejor que tenían que decir, muchas de esas personas lo utilizaron para soltar sus vómitos políticos. Dicen cosas viscerales, poco reflexiva. Se ha entrado a un círculo vicioso.

—Ya estamos cerca a las elecciones generales. Parece que todo el debate político se concentra el TikTok.

Keiko Fujimori y Martín Vizcarra utilizan mucho el TikTok.

—¿Lo ves peligroso?

Desde luego porque el TikTok no permite ningún debate. El TikTok son videos cortitos donde lo que mandas es un meme. De esa manera no se puede generar un debate e intercambio de ideas alturados. ¿Qué se puede argumentar ante un video de tan poco tiempo?

—Tú también has hecho periodismo, ¿qué opinas del algoritmo en la producción de noticias?

—Es como si se rebotara la tontería, como si esta se legitimara, incluso la maldad. Es aún un debate abierto y hay que empezar a pensar en mecanismos de producción de noticias. Lo que sí debemos hacer es combatir el anonimato. Los trolls no pueden ser la fuente de la información.

—¿Hace falta regulación?

—Siempre hay que distinguir la paja del trigo. Hay medios que no la tienen en absoluto, hay medios que la han tenido y que a veces se les pasa, y hay otros medios que son un poquito más consistentes en tratar de tenerlo. La información no puede darse de manera tan inmediata. Hay que reflexionar antes.