Huanta, 1984: sigue la búsqueda de casi un centenar de ausentes
Nunca olvidados. Los últimos reportes dan cuenta de 87 personas detenidas solo en julio y agosto de ese año por efectivos de la Marina o policías que los trasladaron a la base contrasubversiva, de donde nunca salieron. Sus familiares no han perdido la fe de poder encontrarlos para darles cristiana sepultura y así tener dónde llorarlos.
Crónica
Rosa Pallqui ha pasado más de la mitad de su vida buscando a su esposo, Jaime Ayala Sulca. Tenía 22 años y era corresponsal de La República en Huanta. Ingresó en la base de la Marina el 2 de agosto de 1984, de donde nunca salió.
El periodista fue al destacamento, ubicado en el estadio, para quejarse por el allanamiento a la casa de su madre y el maltrato a su hermano realizado la noche anterior.
“Denunciamos su detención públicamente. Primero lo negaron, pero por la presión que hubo, diez días después el Comando Conjunto sacó un comunicado admitiendo que había entrado a la base, aunque afirmaron que se había retirado después. Eso fue mentira. Hay testigos que estuvieron todo el día afuera de la base y que no lo vieron salir”, dice Pallqui.
Una de esas personas es Zenaida Fernández, quien llevaba varios días afuera del estadio preguntando por su padre Nemesio, su hermana Crista y su cuñado, quienes la madrugada del 15 de julio de 1984 fueron sacados de su casa por efectivos de la Marina.
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Cuando vio llegar a Ayala le pidió que averigüe sobre sus familiares detenidos. Se quedó allí hasta pasadas las 4 de la tarde para darle copia de la denuncia. Fue en vano, pues no salió.
Más temprano, cuando el periodista se dirigía a la base, se cruzó con Carmen Rosa López, quien le pidió indagar por su esposo Benito Baldeón, un trabajador civil de la oficina de reclutamiento del Ejército, que esa madrugada fue secuestrado de su casa, y desde entonces está desaparecido.
“Me dijo que también iba a hablar por mi esposo. Entró, pero luego me enteré que nunca más salió”, recuerda.
Veinte días después se encontraron cuatro fosas en el paraje conocido como Pucayacu, con 50 cadáveres desnudos, la mayoría tenían las manos atadas y los ojos vendados. Según los resultados de las necropsias, 35 tenían orificios de bala en la cabeza y el cuello, el resto fueron estrangulados y tenían heridas punzocortantes.
Los testimonios de la época señalan que la zona era controlada por la Policía y con frecuencia pasaban vehículos de la Marina, lo que descarta la versión del Comando Conjunto, sugiriendo que era un cementerio de terroristas muertos en enfrentamientos.
Por el estado de descomposición de los cuerpos, eran casi irreconocibles, pero Zenaida identificó a su padre por un notorio corte que tenía en el pabellón de la oreja. Sin embargo, mientras fue a traer un ataúd, lo enterraron con los demás cadáveres, en fosas comunes del cementerio de Huanta.
Así pretendían borrar toda evidencia que ligara dichos cuerpos con la base de la Marina de Huanta. Sin embargo, en los alrededores de las fosas de Pucayacu se hallaron 16 casquillos de bala y la libreta militar de Cirilo Barboza Sánchez, detenido el 15 de agosto en Luricocha por efectivos policiales, que lo llevaron a la base de la Marina. Su hija Esther, que entonces tenía 14 años, vio cuando lo separaban del resto de los pobladores, junto a otro vecino de nombre Alejandro Gutiérrez Taype. Los dos siguen desaparecidos.
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Diez identificados
La Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) recopiló 45 denuncias de personas detenidas en Huanta en julio y agosto de 1984 por la Marina y que no volvieron con sus familiares. Sus nombres formaron parte del informe que el 2003 entregó al Ministerio Público para su judicialización.
En el marco de esta investigación, en el 2009 el Equipo Forense Especializado (EFE) de Ayacucho, adscrito a la Fiscalía, exhumó una de las fosas del Cementerio de Huanta, con el fin de conocer su identidad mediante pruebas de ADN.
Recuperaron 37 de los 50 cuerpos enterrados, pero solo diez pudieron ser identificados y devueltos a sus familiares. Todos eran comuneros de Culluchaca que habían sido detenidos por la Marina el 9 y 10 de agosto de 1984. Sin embargo, faltan muchos más, pues de acuerdo a la acusación fiscal del juicio oral que empezó en marzo pasado, aún siguen desaparecidos 29 pobladores de dicha comunidad.
Además, sigue pendiente conocer los nombres de los 27 cadáveres exhumados en esa oportunidad y los trece que no llegaron a encontrar.
Los familiares de los desaparecidos siguen esperando. No han perdido la fe de que uno de esos cuerpos sea de su desaparecido o que esté en alguna otra fosa clandestina, por ello piden que las autoridades los busquen y se los devuelvan.
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Huanta
Marlene Agama invoca por su hermano Yuri, quien tenía 16 años y estudiaba en el colegio Gonzales Vigil, cuando se lo llevaron, el 19 de julio de 1984. El menor estaba en el taller de su tío Isidoro Simbrón, de donde lo secuestraron unos hombres que bajaron de una camioneta roja, la misma que vieron sus familiares al interior de la base. Pese a ello, negaron la detención.
“Mis padres lo buscaron por todos lados. Mi madre falleció sin encontrarlo. Mi padre tiene más de 80 años y siempre lo recuerda. Sabes lo que siente un padre, que lo cría de bebito, verlo crecer, y que lo haya perdido así. Es muy doloroso para toda la familia”, relata.
Doce días antes, el 7 de julio de 1984, los marinos detuvieron a Rigoberto Tenorio Roca, un suboficial de segunda del Ejército que era instructor premilitar en el mismo colegio donde estudiaba Yuri Agama.
Su esposa Cipriana Huamaní estaba con él cuando lo bajaron de un ómnibus en el que se dirigían a Huamanga. Ella denunció la detención ante su jefe en el cuartel Los Cabitos, quien llamó a la base de Huanta, confirmando que lo tenían allí. Le aseguraron que pronto lo iban a liberar, pero no fue así.
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Nuevas exhumaciones
Fuentes forenses de Ayacucho informaron a La República que este año se han retomado las coordinaciones para exhumar los otros cuerpos y continuar con las identificaciones.
Una de las limitaciones que tienen es que sobre el terreno donde presuntamente estarían los restos que faltan se ha construido un mausoleo. Ante ello, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha facilitado un método no invasivo para determinar si debajo habría una fosa. De acuerdo con el informe entregado en marzo pasado, mediante una tomografía de resistividad eléctrica, detectaron algunas anomalías en el subsuelo de esa zona que podría hacer pensar que habría una cavidad en una esquina de la construcción.
En este momento están evaluando la posibilidad de excavar la zona sin afectar el mausoleo. Para definirlo, este mes realizarán una segunda inspección en el lugar. Se sabe que la Dirección General de Búsqueda de Desaparecidos ha conseguido la autorización de los dueños de la construcción para hacer los trabajos de excavación.
El coordinador de las Fiscalías Supraprovinciales de Derechos Humanos, Daniel Jara, señala que en Ayacucho hay un laboratorio multidisciplinario para identificar los restos exhumados mediante métodos científicos con alto grado de confiabilidad. “Así podemos hacer la restitución digna a los familiares”, refiere.
Agrega que eso se quiere hacer con el caso Huanta, que es complejo, con un gran número de víctimas y varios posibles lugares de entierro, pero han tomado la decisión de lograrlo.
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Trabajo con enfoque humanitario
Los registros de la Dirección Nacional de Desaparecidos refieren que 21.918 personas fueron detenidas durante los años de violencia política, entre 1980 y 2000, y continúan desaparecidas.
Jairo Rivas, de la Dirección General de Búsqueda de Personas Desaparecidas explica que en el caso Huanta están colaborando con el Ministerio Público con la toma de muestras a los familiares de los desaparecidos y van a facilitar la información del Banco de Datos Genéticos que permitan identificar los restos recuperados. Detalló que han identificado 87 desaparecidos asociadas al estadio de Huanta entre julio y agosto de 1984, ubicando además una docena de sitios de entierro por verificar.
Por su parte, Susana Cori, del Comité Internacional de la Cruz Roja, refiere que están apoyando a la Fiscalía con nuevas tecnologías que faciliten la ubicación de los restos. Esto se ha realizado en el caso Huanta, cuyo informe se ha enviado ya a la Fiscalía.
Búsqueda
Aporte. La Dirección General de Búsqueda de Personas Desaparecidas colabora con la ubicación, exhumación, identificación y devolución de víctimas de la violencia política de 1980 al 2000.
Contacto. Para dar información que ayude a hallar a los desaparecidos, llamar al teléfono 204-8020, anexo 2921.
La República
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TERRORISMO//CASO MATANZA DE PUCAYACU EN AYACUCHO EL 23 AGOSOTO 1984 PUBLICADO 23-08-09 REPUBLICA SUPL DOMINGO