“Ángeles” que cuidan de los más vulnerables durante la pandemia en Tacna
Labor. Nueve religiosas de la congregación “Hermanitas de los Pobres” se encargan del cuidado de 37 adultos mayores . Ellas necesitan de donaciones para continuar su labor.
Tacna. Las religiosas de la congregación Hermanitas de los Pobres cuidan de los ancianos y ancianas de condición vulnerable en el Hogar San José. Lo hacen desde 2013. La pandemia hizo que sus jornadas sean más arduas, pues debían evitar contagios que pusieran en peligro a sus custodiados.
Sor María del Carmen Yugueros, encargada del hogar, explicó que junto a sus ocho compañeras y el personal de apoyo, establecieron protocolos estrictos para cerrarle las puertas al virus. Suspendieron las visitas, dividieron espacios, cerraron algunos pasillos y ordenaron el uso obligatorio de la dobles mascarilla al interior del hogar.
Además de adaptarse a esos protocolos, debían continuar con su principal tarea, cuidar de los 37 ancianos. Esa labor comprende desde levantarlos de la cama, bañarlos, lavar sus ropas, alimentarlos, velar por su atención médica y darles tiempo de calidad escuchándolos o consolándolos.
Algunos de los albergados sufren de enfermedades como artrosis, presión alta u otro mal propio del envejecimiento. Se procuró que los médicos visiten el hogar. Así se evita la exposición de los ancianos en la calle, además muchos de los consultorios en el hospital regional cerraron.
La hermana Lizeth Chamorro, responsable de los donativos en el hogar, contó que entre sus ancianitos tienen personas desde los 62 años de edad. La mayor de todas es “Chavelita”, una anciana de 102 años quien destaca por su alegría a pesar de estar inmovilizada en una silla de ruedas. La hermana contó con tristeza que perdieron a uno de sus ancianos por la COVID-19. No tuvieron más contagios y tanto las hermanas como los ancianos fueron vacunados contra el virus. Las últimas pruebas realizadas al personal del hogar fueron negativas.
Chamorro es una de las hermanas más jóvenes en el hogar, llegó este año, pues antes estuvo en Francia como parte de su preparación. Ella considera un milagro y bendición que el hogar recibiera donaciones en las épocas más críticas de las restricciones sanitarias, cuando muchas empresas quebraron o cerraron.
Por su parte, Sor María relató que la pandemia afectó el estado de ánimo de los adultos mayores. Ellos estaban acostumbrados a las visitas, actividades sociales y diálogo con voluntarios. Recién el 30 de agosto de este año el hogar reinició actividades comunitarias internas con un bingo y la celebración de los cumpleaños.
Las hermanas confían que en el futuro el hogar pueda tener la vida de antes pero mientras la pandemia continúe, ellas no bajarán los brazos. Seguirán velando por la seguridad de sus 37 abuelitos con los protocolos. Quienes deseen apoyar pueden comunicarse al 958552336 o depositar a las cuentas del Banco de Crédito 54001026728023 e Interbak 3403037176252. El hogar se ubica en la Av. Santa Cruz N°1255, en el sector de Ciudad Perdida.