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Sociedad

La pandemia de la COVID-19 devora Francia

Crónica de un siniestro. Más de 290.900 casos registrados entre el 24 y 30 de octubre y el 66% de camas de reanimación ocupadas revelan el avance de la pandemia. Sólo el último viernes se registraron 49.215 nuevos enfermos. Analizamos el fracaso de un sistema sanitario que no se preparó lo suficiente. A tomar nota para evitar una desgracia mayor en Perú.

aumento. Francia sufre una segunda ola de contagios de COVID-19. Gobierno ha decididó decretar una nueva cuarentena, que para algunos especialistas es tardía y corta.
aumento. Francia sufre una segunda ola de contagios de COVID-19. Gobierno ha decididó decretar una nueva cuarentena, que para algunos especialistas es tardía y corta.

Por: Efraín Rodríguez Valdivia

Especial para La República desde París.

Lejos de todo drama, las circunstancias se imponen como una realidad atroz. Las consecuencias ya no solo son personales sino de un sistema sanitario. Si la pandemia podría caber en una metáfora, esta sería la de un aparatoso accidente. La COVID-19 le ha vaciado literalmente los frenos a ese potente tren que era el sistema sanitario galo y lo ha descarrilado hasta estamparlo contra un muro armado de virus.

El sonoro ''crash'' resuena en los 290.900 nuevos casos registrados la semana pasada, entre el 24 y 30 de octubre, según cifras de la entidad de gestión sanitaria Santé Publique France. El 66,6% de camas de reanimación hospitalaria están ocupadas y el virus tiene una incidencia de 430 personas por 100.000 habitantes. En este sombrío panorama, el presidente Emmanuel Macron, ha tenido que decretar en un mensaje a la nación “un frenazo brutal con una cuarentena hasta el primero de diciembre para detener la epidemia”.

Una medida calificada por él mismo de “medieval y poco inteligente”, pero “científicamente útil y única arma efectiva de momento”, según el Comité Científico que lo asesora. El avance del virus es implacable. Por ello, Macron tuvo que encerrar al país ante la amplitud de los daños. Previa pugna, por supuesto, entre el mandatario y los científicos quienes prácticamente le presionaron para tomar la decisión.

“A mediados de noviembre, tendremos cerca de 9.000 pacientes COVID-19 hospitalizados (de un total de 5.800 camas). Podríamos llegar incluso a escoger entre la vida de los pacientes, quien sobrevive y quien muere, pero eso es inaceptable y haremos el esfuerzo de prepararnos más”, dijo Macron.

Sin embargo, esta nueva cuarentena es distinta. Se desarrolla con cierta flexibilidad. Las escuelas permanecen abiertas con su capacidad total, las fábricas siguen funcionando y las tiendas de productos de primera necesidad. El resto está cerrado. El trabajo en internet se prioriza, pero algunas empresas alternarán entre labores de oficina y remotas. No obstante, para el presidente del Comité Científico, Jean-François Delfraissy, esta apuesta será insuficiente porque, a su juicio, se necesita una cuarentena total.

Nueva cuarentena

París no es una fiesta. Desde hace mucho tiempo, la mítica capital, que se desbordaba en el jolgorio de sus bares y la vanidad de sus terrazas, vive con las persianas a medio cerrar. El verano, entre junio y agosto, fue atípico sin grandes actividades culturales ni la cuota cosmopolita de los turistas. Ahora, el segundo confinamiento, se observa en la dinámica del movimiento. Cada vez habrá menos frecuencia en el flujo de los metros y trenes que salen hacia los suburbios de la capital.

Con las nuevas reglas, el gobierno apenas dejó margen para hacer compras esenciales, un poco de deporte y visitas médicas en un radio máximo de un kilómetro. Los que deben ir al trabajo, van a hacer lo estricto necesario y luego están obligados a regresar a sus casas.

Sin embargo, en la población existe la percepción que el Ejecutivo no tomó las decisiones a tiempo. Y que venía medio dormido sobre el volante mientras conducía en esta crisis sanitaria que dejó hasta ayer 36.665 franceses muertos, según datos oficiales.

¿Qué falló? ¿Exceso de confianza? ¿Levantamiento de la cuarentena demasiado rápido? ¿Poca preparación junto a estrategias tardías e inadecuadas? Las respuestas son múltiples, pero los expertos marcan tres aspectos. El reinicio de las actividades demasiado rápido, la insistencia en el fracasado proceso de hacer pruebas masivas y la toma de decisiones con retraso.

El médico y delegado principal de la comisión investigadora del Senado para la crisis de la COVID-19, Bernard Jomier, indica que las recomendaciones de la OMS de hacer pruebas masivas, generar un trazo de contagiados y aislar fracasó cuando había más de 40.000 casos. Pero el Ejecutivo insistió en esa fórmula. A contracorriente, los científicos pidieron nuevas medidas estrictas como toques de queda. Sin embargo, el Ejecutivo tampoco aceptó. A esto se le suma el reinicio de las actividades económicas desde junio, con un verano de relajo masivo en la población. Recién el 14 de julio se obligó el uso de la mascarilla. Todo el mundo (gobierno y población) bajó la guardia en el momento clave cuando el virus empezó a repuntar a finales de julio. Y, en adelante, la enfermedad solo necesitó de agosto, septiembre y octubre para desbocarse.

Jomier recalca que se debió hacer la diferencia entre test de despistaje y test de diagnóstico y se debió entregar los resultados rápidamente para romper la cadena de contagios. Pero los resultados se entregaron hasta con cinco días de retraso. “Tenemos hogares donde hay entre 60 y 80% de personas contaminadas”.

Muy tarde

Las decisiones llegaron también relativamente tarde. Dominique Costagliola, directora adjunta del Instituto Pierre Louis de Epidemiología y Salud Pública, señala que se debió obligar el trabajo a distancia desde junio. También invita a repensar la posibilidad de tener una afluencia escolar más ligera. Pero, en este último punto, el gobierno, una vez más, se mantiene intransigente e impulsa la totalidad del funcionamiento de las escuelas como si fueran tiempos normales. “Cuatro semanas será poco tiempo para contener la epidemia. El gobierno quiere bajar los contagios a 5.000 diarios. Hoy vamos en un promedio de 30.000. Esta nueva cuarentena hasta diciembre parece corta”, señala. Y así vamos, de volantazo en volantazo. Por eso resulta aleccionador ver lo que pasa en Francia y en Europa. Usted tiene este espejo al frente, saque sus propias conclusiones y no baje la guardia.

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