Plegarias para el primer sacerdote caído
El Covid-19 en el Perú. El estado del cura Luis Núñez del Prado es delicado. “Está con respirador artificial”, dijo la ministra de Salud. Ya investigan a las personas que estuvieron con él durante su labor pastoral en Lima.
Por una de las ventanas de la parroquia San Gabriel Arcángel de Villa María del Triunfo (VMT) se alcanza a ver el monumento de un Cristo Blanco que vigila a sus fieles desde la punta del cerro. La señora Nelly Avilés, tras los últimos acontecimientos, lo ve con sus manos abiertas, cierra los ojos y luego pide por la salud del padre Luis Núñez del Prado Reynoso y por la de su familia. “No queremos nada malo”, dice.
Su temor tiene nombre. En estos días, el COVID-19 ha aparecido en este barrio de Lima y ha dejado grave a un hombre de 47 años que, hasta hace poco, realizaba su labor pastoral con el mismo ánimo con el que empezó hace algunos años.
La situación del religioso es crítica y su caso toma interés porque es el único contagiado por coronavirus que se encuentra grave en el Perú y en América Latina. La titular del Ministerio de Salud (Minsa), Elizabeth Hinostroza, explicó que el padre Luis, o padre Lucho como lo conocen en Villa María del Triunfo, está internado en un área especial del hospital Rebagliati de EsSalud. Él presenta un cuadro de insuficiencia respiratoria aguda (neumonía atípica), siendo su condición delicada por sus antecedentes de salud (sobrepeso y prediabetes).
"Ha requerido entubación y tiene un respirador mecánico", afirmó la ministra, por la mañana, tras agregar que el virus ataca sobre todo a poblaciones vulnerables como los ancianos. "Por eso estamos tomando medidas. Es importante que entendamos que si tenemos síntomas, pese al descarte de coronavirus, debemos permanecer en aislamiento por 14 días", dijo.
Investigan su ruta
El Minsa viene investigando la ruta que tuvo el religioso antes de que sea diagnosticado con el COVID-19. Se busca saber por dónde estuvo y con quiénes. Y es que, según el fundador de la Asociación de las Bienaventuranzas y amigo cercano del sacerdote grave, el padre Omar Sánchez, el jueves 5 de marzo tuvo fiebre alta, pero pese a ello retornó a su casa tras ser diagnosticado con amigdalitis en la clínica Tezza. Así, el viernes, sábado y domingo, que son los días en los que los sacerdotes se vinculan más con la comunidad parroquial (misas y catequesis), hizo su vida normal. Eso sucedió hasta el martes cuando tuvo fiebre y ya no pudo respirar.
Mapeo de posibles casos
Nelly Avilés, pese a vivir al frente de la parroquia, se siente bien. No tienen síntomas ni ella ni su familia. Pero cree que es importante dar con todas las personas con las que tuvo contacto.
Y eso es lo que ya se está haciendo. Ayer, la Dirección de Redes Integradas de Salud (DIRIS) de Lima Sur envió brigadas de enfermeras para mapear las viviendas ubicadas alrededor de la iglesia católica. Al cierre de edición, se conoció que más de 100 familias fueron evaluadas.
“Casa por casa se preguntó si habían tenido contacto con el padre o si había familiares con síntomas para llevarlos a pasar un descarte de COVID-19 a través de los exámenes de hisopado. Se identificó a algunos sospechosos”, explicó el jefe de la DIRIS de Lima Sur, Luis Felipe Loyola.
Entre ese grupo de sospechosos se encuentra la señora Jainé quien, el domingo, acudió a la última misa del padre Luis. Su relato es importante. "Ese día lo tuve a metros cuando nos echó el agua bendita. Se le veía sano. Y si bien tengo algo de preocupación, ese día él no dio la hostia, sino otra persona", narró.
Acciones en Lima sur
Al cierre de edición, la Diócesis de Lurín, a la que pertenece la iglesia del padre Luis, anunció que habrá misas solo en zonas abiertas y ventiladas que no superen el aforo de 300 personas, y que se suspenderán las reuniones de catequesis hasta mayo. También dijo que formarán brigadas de emergencia de ayuda a los necesitados y de limpieza en las parroquias. Además de eso, rezarán por todos.
La clave
La Conferencia Episcopal Peruana pidió a los obispos aplicar en sus diócesis medidas como la suspensión de misas en capillas pequeñas, evitar la cercanía entre fieles y retirar el agua bendita de las entradas de los templos. “En el campo eclesial, invitamos a los fieles a seguir la Santa Eucaristía a través de la radio, la televisión y el internet”, precisó.