Javier Pérez de Cuéllar in memoriam
Por: Martin Gallardo, Diplomático Peruano
El Perú y el mundo están de luto. El Embajador Javier Pérez de Cuéllar (JPC) falleció dejándonos un inigualable legado que es preciso recordar. Inició la carrera diplomática con tan solo 24 años. Su primera misión fue la embajada del Perú en Paris en donde pudo observar de primera mano el fin de la Segunda Guerra Mundial y el inicio de la Guerra Fría. Participó también como miembro de la delegación peruana ante la primera Asamblea General de la ONU. Entre las misiones donde JPC cumplió labores diplomáticas se encuentran Londres, La Paz, Río de Janeiro, entre otras. A su vez, durante su estadía en el Perú, colaboró como docente en la Academia Diplomática.
La cúspide de su carrera diplomática sería como funcionario de la ONU. En 1975 fue designado como Secretario General Adjunto y representante ante la crisis de Chipre. Posteriormente, recibió la máxima distinción al ser electo como Secretario General de la ONU en 1981. Durante su mandato luchó ferozmente contra el Apartheid; medió por la paz entre los árabes e israelíes, así como en los conflictos de las Malvinas y del Golfo Pérsico. Su labor fue tan destacada por la comunidad internacional que fue electo por un segundo periodo consecutivo.
Culminada sus funciones en la ONU, en 1995 decidió candidatear a la Presidencia del Perú como respuesta al régimen fujimorista. Aunque eran épocas difíciles para hacer política, inclusive tuvo al aparato estatal en su contra, durante toda la campaña se mostró firme en sus ideales. Si bien no resultó victorioso de una desigual elección, en el 2000, al caer el régimen, se desempeñó como Premier y Canciller del gobierno del Presidente Paniagua y tuvo como principal aporte la creación de la CVR, la reinserción del Perú a la Corte Penal Internacional y normalizar nuestro estatus en la Corte IDH. Estas serían algunas de sus contribuciones más resaltantes a la democracia y a los Derechos Humanos en nuestro país.
JPC fue sin lugar a dudas un diplomático modelo. Sin embargo, sus valores y su ejemplo no deberían ser tomados en cuenta únicamente por los miembros de Cancillería. Sino por todo funcionario público y político peruano que entienden que nuestro principal deber es el servicio a Estado y al ciudadano más necesitado.
Seguiremos adelante con su legado. Descanse en paz Embajador.