Señales autoritarias y falta de diálogo: la crisis vista por los corresponsales
Testigos de primera mano. Tres periodistas extranjeros, que llevan varios años trabajando en el Perú, reflexionan sobre la crisis y el estallido social. Coinciden en sus diagnósticos.
Los periodistas extranjeros que desde hace años vienen cubriendo lo que ocurre en el Perú han reportado sobre la crisis para los medios con los que colaboran. La República contactó a tres de ellos para preguntarles su evaluación acerca de lo que veían. A cada uno se le planteó tres preguntas:
1) ¿Por qué cree que el Perú ha llegado hasta este punto?; 2) ¿Qué le parece la respuesta que ha tenido el Gobierno frente a las protestas?; 3) ¿Considera que la democracia peruana está en riesgo? Sus respuestas, a continuación.
Simeon Tegel, colaborador del Washington Post, llegó al país en 2009. Sostuvo que la sociedad peruana tiene problemas históricos que son la desigualdad y la discriminación. La corrupción, añadió, hace imposible, además, un desarrollo más saludable y equitativo.
Mitra Taj, colaboradora del New York Times y de The Economist, cumplirá este mes 11 años en Perú. Cuando recién llegó, le parecía que, con problemas y todo, había un espacio para pensar que se había tomado el camino del progreso. Hoy, la realidad es diferente.
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“Hemos llegado hasta acá, entre otras cosas, por la corrupción y porque gran parte del país está excluido. Y se está manifestando. La gran expansión económica, gracias al boom de commodities, ha sido desaprovechada. Mucha gente salió de la pobreza, pero con la pandemia se vio que no se había ganado tanto, que muchos vivían en una clase media muy precaria. Hay un problema de desigualdad y ausencia de Estado”, dijo.
Dan Collyns lleva más de 10 años en Perú y colabora para el diario británico The Guardian. Coincide en el diagnóstico de sus colegas y agrega un elemento adicional: la identificación que un sector de la población tuvo con Pedro Castillo, más allá de que su gobierno haya sido deficiente y estuviera envuelto en denuncias por corrupción.
Democracia en peligro
Desde luego se pueden mencionar varias razones adicionales que explican la explosión social. Este artículo no las va a agotar. Sin embargo, lo concreto es que frente a la situación el Gobierno que lidera Dina Boluarte optó por el camino equivocado. Los entrevistados concuerdan.
Collyns destacó que la respuesta desde el Ejecutivo debió ser política, que la gente esperaba que alguien asumiera responsabilidad por lo ocurrido en Ayacucho o en Juliaca. Lejos de eso, Boluarte y el premier Alberto Otárola han continuado en sus cargos y negado cualquier posibilidad de renuncia, ni siquiera para obligar a un adelanto de elecciones generales, dado que el Legislativo no se pone de acuerdo en una fecha.
“La reacción, lamentablemente, ha sido torpe, han actuado con miedo. Esta respuesta más autoritaria no les ha funcionado. Y están atrincherados, tienen un acuerdo con las fuerzas del orden”, indicó.
Taj, por su parte, remarcó el escaso espacio que se ha abierto al diálogo. Da la impresión, añadió, de que el Ejecutivo cree posible mantenerse gobernando con el apoyo del Congreso.
Similar posición es la de Tegel. Consideró que en el Perú existe un “ultraconservadurismo”, sobre todo en asuntos sociales, que impide reconocer la legitimidad de las protestas y de los reclamos que se escuchan desde las voces de quienes salen a marchar a las calles.
“Se quiere desconocer las demandas diciendo que son terroristas o violentistas. Hay violentistas en las protestas, eso está claro, pero me parece que la mayoría no es así y que la solución a este problema es política. Se tiene que empezar a escuchar en lugar de reprimir, porque lo único que hemos visto desde el Gobierno es represión”, comentó.
Los tres periodistas creen también que, en estas circunstancias, la democracia peruana enfrenta un muy serio desafío.
“Se ha deteriorado”, advirtió Collyns, quien recordó, de paso, el reciente informe publicado en The Economist, según el cual nuestro sistema democrático pasó a ser un “régimen híbrido”, lo que “indica una tendencia autoritaria”.
Taj sostuvo que la toma de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la narrativa que considera a los manifestantes como “enemigos” son, en ese sentido, “acciones que no son tan democráticas”. Mientras que Tagel lanzó una advertencia: “Las siguientes elecciones son inciertas y la posibilidad de tener un gobierno autoritario, corrupto o inepto, o todo junto, es muy alta. No hemos tocado fondo en el país, todavía”.
Se resiste. A pesar de las víctimas, Boluarte no renuncia. Foto: Rodrigo Talavera
El papel que ha jugado el Congreso
Los periodistas entrevistados no obviaron mencionar al Congreso como un factor que ha contribuido a agravar la crisis.
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“Preocupa también el Parlamento. El Gobierno no es lo único que debe estar en el foco de la gente porque con el reciente fallo del Tribunal Constitucional van a tener mucho más poder y ellos no han mostrado mayor interés en representar al país. El rechazo al adelanto de las elecciones es la señal más clara. Es muestra de la distancia con la población”, indicó Taj. “Es un Congreso con un 6% de aprobación que ha debilitado la institucionalidad y ahora ya ni se va a poder fiscalizar”, comentó Tegel.
La clave
Riesgo. Collyns llamó la atención sobre el hecho de que en el Perú la situación para los periodistas “es un poco más precaria”. “No es México, donde te pueden matar, o Colombia, pero sobre todo los periodistas regionales enfrentan amenazas”, dijo.