Política

Jorge Bruce: “Hay una esperanza, Boluarte tiene más sentido de la realidad que su predecesor”

Entrevista al psicoanalista Jorge Bruce, quien aduce que Boluarte debe nombrar un gabinete que dé confianza, pero que si hace un buen gobierno, el Congreso probablemente vuelva a la hostilidad contra el Ejecutivo.

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El psicoanalista Jorge Bruce considera que hay algo de esperanza para el país porque la nueva presidenta, Dina Boluarte, tiene más sentido de la realidad que Pedro Castillo. Aduce que Boluarte debe nombrar un gabinete que dé confianza, pero que si hace un buen gobierno, el Congreso probablemente vuelva a la hostilidad contra el Ejecutivo.

—Usted advirtió una pérdida del sentido de la realidad en Castillo. ¿A qué se refiere?

—En su discurso, me impresionó como alguien que no se daba cuenta en qué realidad se movía. Hablaba como si tuviera control de fuerzas armadas, fuerzas políticas, sectores populares. Me pareció evidente que todo eso era irreal, que no existía, que ni las fuerzas armadas ni las políticas ni las masas populares lo estaban apoyando en esa medida. No entiendo cómo se la creyó. Esa impresión que me dio no solo por lo que dijo sino por cómo las dijo: nervioso, el papel temblaba, su voz no era segura… Me fue evidente que hablaba en un universo paralelo, que solo existía en su mente.

—¿El poder genera esto en algún tipo de personalidad?

—Sí. El poder es capaz de potenciar respuestas omnipotentes y también desesperadas. Salatiel Marrufo estaba diciendo incendios, sin pruebas, pero si eran ciertas, lo habrían aterrorizado. Era el discurso de alguien acorralado. Mientras que Alan García, al estar acorralado, se mató, Castillo se autodestruyó.

—¿Se sintió desnudado ante las declaraciones de Marrufo?

—Creo que fueron el detonante de algo que venía acumulándose, la estocada final. Entonces, él se precipita y se autodestruye porque, según Cerrón, no había votos para la vacancia.

—Y le dio al Congreso una causal válida para ser vacado.

—Él le dio al Congreso la forma de que lo… se liquidara…

—Se autovacó.

—Se autovacó. Eso hace también el poder: obnubila, confunde, hace creerse invulnerable o enloquece, desespera. Y Castillo nunca tuvo el temple para el cargo, le quedaba muy grande. Eso se vio desde el primer día.

—¿Y si creyó que ya había los votos y el anuncio de respaldo de Cerrón era una trampa?

—Puede que pensara que era una trampa, pero se comportó como alguien acorralado. Por eso el símil con García. Lo de Castillo fue un suicidio simbólico, porque que de allí pensaba irse a la embajada de México.

—Quedó atrapado en el tráfico de Wilson, como un símbolo de lo chicha de su gobierno.

—Y de la informalidad peruana. Él vino como representante de sectores populares como ningún presidente antes, por su procedencia, nivel social... Ha mantenido un apoyo elevado, pero que era representatividad.

—Una cuestión identitaria.

—Únicamente identitaria porque no hizo nada por esas personas, ni les consiguió abono. Su grado de corrupción era solo comparable con su grado de incompetencia. Y de incompetencia política, como se ve…

—Aníbal Torres y Betssy Chávez han estado con él. ¿No solo él vive en una realidad paralela sino ellos también?

—Apostaría que han sido parte de esta trama y que lo han alentado también a lanzarse en esta al abismo. Para eso los trajo, ¿no? Eran su fuerza de choque.

—¿Es un delirio colectivo, de grupo? ¿Cómo interpretar eso?

—Es difícil de analizar, pero ella es una chica de 32 años y él ya no está para estas cosas. Torres ha dado varias muestras de comportamiento inadecuado, más sus impulsos, descontrol, insultos. Si esos dos son sus asesores... Y eso no lo desrresponsabiliza. Si me dicen: “mándate nomás” y lo hago, es mi responsabilidad. Eso creo que pasó.

—Alegan que fue solo un discurso, que no se dio golpe…

—Esto ha sido una constante en todo este triste gobierno: negar la realidad. Esas palabras eran órdenes y las órdenes se convirtieron en actos. Felizmente sus órdenes no fueron acatadas por las fuerzas armadas, pero sus órdenes son lapidariamente claras y negar eso es como tapar el sol con un dedo.

—Debió haber pensado o alguien haberle dicho que algún nivel militar le haría caso, que simpatizantes se movilizarían…

—Puede ser. Si le mintieron o no le mintieron, eso no le quita responsabilidad. Pudieron haberle dicho: “no te preocupes, cuando tú lances la orden, las fuerzas armadas van a acatarlas porque lo dices tú”. Eso abona en el sentido de que la realidad no estaba siendo tomada en cuenta, que pensaba que haría que la realidad se modifique.

—Aunque antes hubo renuncias que nos hace pensar en un intento que suscitaba rechazo.

—Se tiró al vacío sin paracaídas. Es el final que corresponde a un gobierno tan mamarrachento e increíblemente incompetente y corrupto. Esta combinación de incompetencia y corrupción no había visto. Es muy triste porque muchos que se veían representados en él deben estar sintiéndose muy mal.

—Decían: “se ensañan con él, no fue así en otros gobiernos”.

—Y él jugaba bien el rol de la víctima. Su desenlace es el único probablemente que podía haber para un gobierno que no fue capaz de comprender la responsabilidad que había asumido. Probablemente está desconexión de la realidad estuvo siempre allí. No daba entrevistas, no leía periódicos, se fue aislando completamente. Tengo esperanza de que Boluarte arme un gobierno solvente…

—¿Qué debe hacer?

—Un gobierno solvente de gente capaz. Lo de ancha base me suena a repartija. Mejor que sea de ancha competencia.

—Allí no parece haber este problema de estar fuera del sentido de la realidad.

—No, ella tiene más sentido de la realidad que su predecesor.

—¿Cómo ve al Congreso?

—Si Boluarte hace un gobierno que funcione bien, el reflector se voltea al Congreso y queda dramáticamente en evidencia. Entonces ellos harán algo para torpedear al Gobierno. Sin embargo, no seamos tan pesimistas, estamos mejor que ayer.