Retos de Boluarte: un buen gabinete, buscar aliados y atender demandas
Prioridades. La presidenta ha sugerido que espera terminar el periodo presidencial hasta el 2026. Sin embargo, se le presentarán desafíos inmediatos que tendrá que resolver sin contar con apoyo legislativo ni un partido político detrás.
En lo inmediato, el nuevo gobierno de Dina Boluarte tendrá que enfrentar algunos retos impostergables. El primero, desde luego, pasa por la conformación de un gabinete. Este, de acuerdo con analistas consultados, tendrá que ofrecer capacidad técnica –porque la administración pública se precarizó demasiado durante la permanencia de Pedro Castillo en Palacio– y deberá incluir a personas que sean buenos voceros, en tanto la nueva presidenta no cuenta con bancada ni partido, ni siquiera con vicepresidentes detrás de ella.
“Es solitaria en el poder”, de acuerdo con la descripción del consultor Jeffrey Radzinsky. Y no le falta razón.
La politóloga Paula Távara declaró en el mismo sentido: el primer equipo ministerial de la era Boluarte deberá generar credibilidad ante los ciudadanos, con un premier que ofrezca “una imagen dialogante” y ministros capaces de ofrecer resultados de manera razonablemente rápida, que den señales de que habrá una mejor gestión en el aparato público.
Mientras que la abogada y exministra de Justicia Ana Neyra indicó que, desde su perspectiva, los ministros deberían tener experiencia y capacidad en sus temas y, además, ser personas comprometidas con el respeto a la institucionalidad y el Estado de derecho.
Otro asunto clave tiene que ver con la relación que se establecerá con el Parlamento. Parece un guiño a los congresistas que Boluarte haya sugerido –en su asunción como presidenta y en declaraciones de ayer– que su perspectiva es quedarse hasta el 2026; es decir, sin convocar a elecciones generales. El tema es cómo podría ser recibida dicha relación por los peruanos.
“El acuerdo es imprescindible, ya que la presidenta no tiene bancada propia y ha sido incluso expulsada del partido por el que fue elegida. Necesita sostenibilidad y no constantes intentos de vacarla si se tienen los votos”, sostuvo Neyra.
El Ejecutivo, agregó la exministra, podría negociar ministerios o impulsar políticas de interés, aunque debería cuidarse de dar la imagen de que cede solamente con la intención de permanecer en el poder. Eso podría “mermar” la legitimidad de Boluarte.
En la misma línea, Távara consideró que será “imposible” para este nuevo Gobierno garantizar su supervivencia sin negociar con los partidos que tienen representación en el Pleno. Consideró que una buena alternativa para promover este acercamiento –no solo con el Parlamento sino con otras instituciones– podría ser la convocatoria al Consejo de Estado, una institución de la que Castillo, simplemente, prescindió, a pesar de los reiterados llamados a que lo convocara.
No debe perderse de vista algo muy importante: como a todo Ejecutivo, la gente empezará a exigirle resultados más pronto que tarde. El horizonte más inmediato debe ser el año 2023, indicó Radzynski. Sobre todo porque será un año “que pinta complicado en lo económico y en lo social”. El especialista recordó que en las zonas rurales Castillo tenía más aprobación que desaprobación y la atención a esas demandas no podrá esperar demasiado.
Entonces, a Boluarte podría servirle buscarse aliados políticos en el Congreso y también en las regiones. Por ejemplo, los nuevos gobernadores regionales asumirán sus cargos a inicios del 2023 y esa podría ser una buena oportunidad para empezar a establecer lazos cercanos que le permitan construir una base mínima de respaldo.
¿Adelantar las elecciones o no?
En la encuesta del IEP de noviembre se reveló que con Pedro Castillo fuera de la presidencia, un 86% de los ciudadanos prefiere elecciones generales. No obstante, la pretensión de Dina Boluarte sería completar el periodo.
“Va a ser necesario evaluar si la ciudadanía realmente va a permitir que en estas condiciones se continúe hasta el 2026. Imponer la permanencia si se ha elegido un mal gabinete, se incurre en nuevos actos de corrupción o solo se gobierna para quedarse en el cargo también puede dificultar la viabilidad del Gobierno”, dijo Ana Neyra.