Se trata de una anécdota escrita en Facebook por la actriz y directora de teatro Nani Pease, quien hace unos años conversó con el padre de Lori Berenson.,Hace unos días, cuando la agencia AP llamó “activista” a la estadounidense Lori Berenson, quien fue condenada por colaborar con el terrorismo (MRTA), se desató una polémica de si esta denominación era adecuada, puesto que ella conspiró para atentar contra el Congreso de la República en la década de 1990. Ahora, gracias a Facebok, conocemos una historia para reflexionar sobre el punto de vista de la familia de la sentenciada, quien esta semana fue expulsada a su país. PUEDES VER: Lori Berenson: “A las personas que se han sentido afectadas por mis actos, les pido perdón” A través de Facebook, la directora de teatro Nani Pease, hija del excongresista Heny Pease, contó que hace unos años, al llevar al parque a su hijo, vio a un niño llamado Salvador. “Noté a los pocos días que siempre estaban solos Salvador y Valentín. Es decir, nunca había más niños en el parque, y empecé a notar que cuando llegaba Salvador, los demás niños eran cargados por su adulto responsable, generalmente sus niñeras, y sacados del parque”, contó. Resulta que el niño al cual Pease se refiere es hijo de Lori Berenson, quien en un momento estuvo junto a su abuelo, el cual le contó a la autora de la publicación que la madre del menor “era una activista política”, una mujer “injustamente detenida” y que el Gobierno no la entendió. “Pero cuando el abuelo dijo por tercera vez la palabra “justicia” y “activista” e “injustamente detenida”, sentí que todo el dolor de todos nuestros muertos me movía toda la sangre del cuerpo. Sentí que mi inglés no daba para decirle el nivel de daño que el terrorismo nos había hecho. Cuando vi que nada de lo que le decía entraba en ningún lugar, le dije que mi papá, el abuelo de Valentín, era un hombre maravilloso, un activista, que creía en la paz y la justicia y que hubiera muerto si el plan de su hija de atacar el Congreso hubiera funcionado”, añadió Pease en Facebook. La publicación Facebook prosigue así: “No sé si logró entenderme. Estaba yo tan molesta en ese punto. Sentía tanta tristeza de pensar en por qué diablos la vida me ponía en esa situación, de tenerme que ver forzada a ver todos los ángulos de dolor de una situación infinitamente complicada, por qué ver al padre sufriendo, al hijo sufriendo, por qué no solo ver a la inhumana que pudo haber atacado el trabajo de mi papá. Nos quedamos en silencio por largo rato. Los niños jugaban felices.” “No dejo de pensar en lo que habría sido para mi y para Valentín perder a mi papá cuando ella organizó ese ataque al Congreso, cómo nuestra vida habría sido otra. No se si el papá de Lori Berenson me entendió ese día. Honestamente no se cuánto me permitió decirle la sorpresa y la confusión. Pero con el tiempo entiendo que su dolor lo hace tener que justificar lo injustificable. Lo que no logro entender, lo que me sigue cuestionando y doliendo profundamente es que hayan peruanos que la llamen “activista” que la intenten eximir de culpa, que intenten hacer como si no fuera tan grave. Eso no es reconciliación. Eso es pura, triste y perversa confusión, de la más básica, de la que más daño hace”.