Secretos de EEUU sobre el golpe fujimorista
Revelaciones. La República consiguió acceso a informes desclasificados del Departamento de Defensa y del Departamento de Estado norteamericano fechados en 1991 y 1992, que registran hechos desconocidos sobre los preparativos de la asonada fujimorista y las acciones complementarias en los días posteriores. Todo comenzó con el copamiento del Ejército.
La historia nunca termina de escribirse. Mientras que el fujimorismo persiste en la falsa narrativa de que el golpe de Estado del domingo 5 de abril de 1992 significó la “salvación del Perú”, nuevas evidencias confirman que la asonada fue cuidadosamente elaborada. Documentos desclasificados del Gobierno de los Estados Unidos fechados en 1991 y 1992 así lo demuestran. Como se verá en los análisis de los papeles secretos del Departamento de Estado y del Departamento de Defensa norteamericanos, las prácticas corruptas del régimen dictatorial no surgieron espontáneamente en sectores fuera de control de Alberto Fujimori, como sugieren algunos defensores del fujimorato. En realidad fueron manifestaciones naturales de un gobierno surgido de un acuerdo criminal que se cumplió desde el día número uno.
Un documento de diciembre de 1991 advierte con preocupación sobre el creciente poder del asesor principal de Fujimori, Vladimiro Montesinos, un capitán del Ejército expulsado de la institución por desobediencia, y a quien luego se le prohibió el ingreso a los cuarteles por presunto espionaje, para luego dedicarse a trabajar como defensor de narcotraficantes nacionales y extranjeros. Para Washington, era sorprendente que un personaje de semejante perfil cumpliera un papel decisivo en el entorno de Fujimori. No les faltó la razón. Pocos meses después, Montesinos sería uno de los organizadores del golpe del 5 de abril de 1992.
Dice el documento de diciembre de 1991, pocos meses antes del asesinato de la democracia:
“Vladimiro Montesinos sigue siendo uno de los asesores más importes –aunque muy oscuro– del presidente Fujimori en asuntos militares y de seguridad. Montesinos ha alcanzado proporciones casi míticas y siniestras en los rumores que circulan en Lima. Sin embargo, tiene un poder considerable. Y ha conseguido ganarse el temor y la atención de las élites políticas y militares del Perú”.
Como parte del montaje de la organización criminal que daría el golpe de Estado, Montesinos hizo que Fujimori designara comandante general del Ejército al general Nicolás Hermoza Ríos, un mediocre oficial que se volvió millonario durante su gestión como jefe del Comando Logístico del Ejército, encargado de las compras de equipos militares. Fujimori permitió que Montesinos y Hermoza purgaran a todos los oficiales opositores al régimen y nombraran a los más leales, especialmente a las dependencias encargadas de las adquisiciones de armamento, la principal fuente de enriquecimiento ilícito.
Dice otro documento de enero de 1992, tres meses antes del golpe corrupto:
“El verdadero Montesinos es más sombra que sustancia. La ola de información respecto a su influencia sobre Fujimori en los pases al retiro y ascensos de militares y policías, entre agosto y septiembre de 1990, disminuyó hasta que en abril de 1991 se difundieron publicaciones sobre las relaciones de Montesinos con personalidades del narcotráfico. Fujimori dijo a los periodistas que Montesinos solo era el abogado de su familia y no su asesor presidencial”.
Por supuesto, Fujimori mintió. Encubrió a Montesinos, en un momento en el que el proyecto del golpe de Estado ya estaba en ejecución: el copamiento del Ejército, que se había iniciado en 1991, era parte del plan de los conspiradores. Así lo dice otro documento de 1992:
“Al final de la primera semana de 1992, las asignaciones de personal del Ejército están por concluir y los oficiales se están presentando a nuevas posiciones. El proceso ha sido confuso y largo y muchos han expresado su descontento con la serie de manipulaciones”.
Como parte de la asonada del 5 de abril de 1992, Montesinos convenció a Fujimori de residir en el local del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), ubicado en el Cuartel General del Ejército, en San Borja. En esa época se encontraba en plena actividad el destacamento Colina, compuesto por agentes del SIE. Tres meses después del golpe, los criminales perpetrarían la matanza de La Cantuta, el 18 de julio de 1992. Lo que se creía que era una especulación, los documentos secretos desclasificados lo confirman en un reporte del 20 de abril de 1992:
“El presidente Fujimori y su hijo Kenji residieron en el Cuartel General del Ejército desde aproximadamente finales de marzo de 1992. Ocuparon el espacio en el que suelen pernoctar los comandantes del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), que forma parte del cuartel del SIE. Aunque el presidente va y viene diariamente al Palacio presidencial, también usa con frecuencia la oficina del jefe de Estado Mayor del Ejército, en el edificio principal del Cuartel General del Ejército. Varios funcionarios han manifestado (al general Nicolás) Hermoza que la presidencia casi permanente del presidente en el Cuartel General del Ejército politizará a la institución militar. Y la gente comenzará a sentir que el Ejército está dirigiendo el Ejército. Los oficiales también expresaron su descontento por la presencia del asesor presidencial, Vladimiro Montesinos, quien ahora es un visitante frecuente en el Cuartel General del Ejército”.
Otra de las narrativas fujimoristas cuestionadas por los documentos secretos es que Montesinos actuaba sin conocimiento de Fujimori. Es completamente falso. El exdictador estaba enterado de todo. Dice un informe de diciembre de 1991:
“El último árbitro del poder de Montesinos es Fujimori. Fujimori utiliza a su asesor de una manera maquiavélica. (...) Montesinos está jugando a convencer a la embajada de los Estados Unidos de que es alguien de quien no vale la pena preocuparse”.
El golpe del 5 de abril de 1992 dio origen a un régimen corrupto que lo siguió siendo hasta el último día en que Alberto Fujimori fugó hacia Japón.
Más datos
170 son los documentos desclasificados que ha conseguido La República sobre el régimen de Fujimori.
Algunos de los documentos secretos desclasificados del Departamento de Estado y del Departamento de Justicia de EEUU obtenidos por La República sobre el golpe del 5 de abril.
Documentos desclasificados
1. El corrupto. “También es importante hacer notar que en el Perú, donde la inmoralidad es una institución ampliamente institucionalizada, Montesinos es visto casi por unanimidad como corrupto. (...) (Además), muchos de los que lo acusan no están libres de la mancha de la corrupción del narcotráfico”.
2. Manipulaciones. “Al final de la primera semana de 1992, las asignaciones del personal del Ejército están a punto de terminar (...). El proceso ha sido confuso y largo y muchos han expresado su descontento con las manipulaciones ocurridas. (...) Con el nombramiento del general Hermoza como nuevo comandante general, el proceso de asignaciones comenzó de nuevo en 1992”.
3. como en casa. “El presidente Fujimori y su hijo Kenji residieron en el Cuartel General del Ejército desde aproximadamente finales de marzo de 1992. Ocuparon el espacio en el que suelen pernoctar los comandantes del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) (...) Aunque el presidente va y viene al Palacio presidencial, también usa con frecuencia la oficina del jefe de Estado Mayor del Ejército”.
El dato
Los conspiradores Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos y Nicolás Hermoza empezaron copando el Ejército como parte del plan golpista.