La derecha con liderazgos débiles y mucho por corregir
Cuesta arriba. En medio del desapego de los ciudadanos hacia los políticos, los líderes derechistas son otros pigmeos electorales que deben conectar mejor con las demandas de la gente y empezar a conquistar espacios que ahora les son esquivos, si desean un mejor escenario en una contienda por la presidencia.
La derecha en el Perú tiene liderazgos débiles en una situación de extendido desapego de los ciudadanos a los políticos y fragmentación de partidos que marcan un rumbo cuesta arriba para las elecciones presidenciales.
En la encuesta nacional del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) de diciembre último fueron mencionados como posibles buenos candidatos a presidente los derechistas Keiko Fujimori (4,1%), Hernando de Soto (1,8%), Rafael López Aliaga (1,2%) y Roberto Chiabra (0,4%). Más abajo están Roque Benavides (0,21%) y Carlos Añaños (0,17%), entre otros. Con márgenes de error de 2.8 puntos encima y debajo de cada resultado, reitera los ínfimos respaldos.
En reciente encuesta de Ipsos sobre posibles outsiders para el 2026, el cómico Carlos Álvarez tiene llamativo potencial.
Entre los 25 partidos registrados, destacan en la derecha Fuerza Popular, de Fujimori; Avanza País, que el 2021 candidateó a De Soto, pero ya no lo tiene; Renovación Popular, de López Aliaga; y Libertad Popular, del ex primer ministro Pedro Cateriano. De centroderecha, puede tomarse al Partido Aprista aunque se declara “izquierda democrática”, Podemos Perú, Alianza para el Progreso (APP), entre otros, con su elasticidad.
Entre los 12 partidos en proceso de inscripción, resaltan con identidad de derecha el Partido Popular Cristiana (PPC) y Unidad y Paz, de Chiabra.
Algunas opciones
Keiko Fujimori, jefa y fundadora de Fuerza Popular, ya de 48 años, excongresista y ex primera dama, casi gana las últimas tres elecciones presidenciales y perdió ante opciones de centroizquierda (Ollanta Humala), derecha liberal (Pedro Kuczynski) e izquierda (Pedro Castillo). Enfrenta juicio por lavado de activos por aportes a sus campañas y gran antivoto por su padre, Alberto Fujimori, y el rol de su partido en la crisis política. Empero, logra apoyo de grandes grupos económicos y aliados.
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De Soto, economista y consultor de 82 años, presidente del Instituto Libertad y Democracia y exasesor de Fujimori, declarado liberal que promueve formalizar la propiedad como fórmula de desarrollo, entusiasmó a sus seguidores el 2021, cuando casi va al balotaje. Tuvo entorno variado con Añaños y el animador Andrés Hurtado ‘Chibolín’ como asesores. Derrotado, dejó Avanza País, pero sigue en actividades que publicita. Su edad genera reservas. Su incursión en que se hizo de un partido al paso y llevó al Congreso a figuras como Patricia Chirinos o Alejandro Cavero también le restan.
López Aliaga, empresario y político de 62, es de derecha conservadora algo estridente. Es del Opus Dei, referente de conservadurismo, y fue cuestionado por su empresa concesionaria ferroviaria en Cusco, y deudas tributarias. Fue financista y líder del partido Solidaridad, de Luis Castañeda, con que llegó a regidor. Luego, lo cambió a Renovación. Niega que deje la alcaldía de Lima para tentar la presidencia y promueve unir a la derecha en un candidato. Ha ofrecido su partido a Añaños.
Chiabra, general del Ejército retirado de 74 años, congresista de APP, exministro de Defensa en el gobierno de Alejandro Toledo y excombatiente de la guerra del Cenepa con Ecuador, arma con su equipo un nuevo partido que llamó Unidad y Paz.
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Añaños, empresario de 57 años, ayacuchano, fundador de la multinacional de bebidas Aje y presidente de un patronato, no define candidatura. Asesoró a De Soto, quien lo quería en su plancha. El año pasado dejó Avanza País y tuvo conversaciones con el Partido Morado. “No es mi intención postular, no estoy en ello, pero (...) no sé qué pase mañana. Es una discusión que todavía no he tenido con mi familia”, dijo en octubre en RPP.
Benavides, minero de 69 años, decano del Colegio de Ingenieros de Lima y expresidente de la Confiep, mayor gremio empresarial. Es sobrino nieto de Víctor Raúl Haya de la Torre y en su juventud participó en el Comando Universitario Aprista. El 2020 se inscribió en el Partido Aprista. Hace un año, en el mitin de la Fraternidad Aprista en Trujillo, lo vitorearon “Roque presidente”, pero aclaró que “no ha habido ninguna candidatura”.
Álvarez, cómico de 60, da mensajes políticos populistas por internet. En el 2018 fue precandidato a la alcaldía de Lima por el partido de Juan Sotomayor, exburgomaestre chalaco hoy preso, pero declinó. “He recibido propuestas de gente respetable, una de ellas de Fernando Cilloniz, otras que lamentablemente han sido deplorables”, dijo en octubre en la emisora Canal N. Hace días adujo que no pensaba postular.
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Reflexiones
Hay espacio para la derecha en demandas de la ciudadanía y trabajo pendiente por saldar.
“Es probable que la oferta de la derecha se concentre en enfrentar inseguridad y corrupción y recuperar la economía, puntos claves en que el Gobierno carece de liderazgo. Y debe tener estrategia para capturar el voto del sur, que le es esquivo. Lo logró con PPK”, dice la politóloga Marilya Cruz, profesora de la Universidad Católica (PUCP).
“La derecha tiene distintos matices: radical-conservadora, liberal, populista, democrática y autoritaria. Sus candidatos deberán optar por qué cara mostrar. Aunque el conservadurismo ha avanzado, los extremos pueden hacerlo parecido a sus pares de izquierda”, advierte.
“Si se presentan varios de ese espectro, el voto de derecha se dispersa como ya sucedió el 2021. Tiene más chance Añaños, pero dependerá de quiénes se rodea y cómo organiza su campaña. De Soto concentra voto urbano, limeño y jóvenes. Keiko tiene un voto duro, que oscila entre el 10% a 12%”, añade.
La división y modelos de otros países podrían complicarlos en sus aspiraciones de poder.
“Parece una lección aprendida del 2021 que no pueden ir fragmentados, pero los incentivos para una candidatura única son bajos porque cada uno cree ser el ‘elegido’. A esto se suma la tendencia a emular fenómenos internacionales de personalismo mesiánico y que cada uno quiera posicionarse como ‘el Trump peruano’ o el ‘Bukele peruano’”, sostiene el politólogo Paolo Sosa, investigador del IEP.
“La fragmentación dispersa el voto y lleva a un balotaje con alguien que amenace a sus intereses y la polarización hace el resultado incierto. Pero no se descarta que la división abra posibilidad de balotaje de dos de derecha, como en 2016”, dice.
Pese a las lecciones, dominan los intereses propios y la esperanza de nuevas recetas.
“Muy abierto. La derecha irá muy fragmentada, nadie declinará. Eso y la valla muy baja da posibilidades y hace que todos sientan expectativas. Será una elección con umbral muy bajo para pasar al balotaje”, comenta el analista político Luis Benavente, de la consultora Vox Populi.
“En Añaños, sería interesante un ayacuchano que habla quechua con una campaña y una propuesta al sur rebelde. En Keiko, creo que jugará un rol importante Alberto Fujimori... Hay demanda de renovación, pero también de una seguridad. La figura del outsider estará, pero no es predecible”, agrega.
La radicalización y el factor Dina Boluarte también influyen.
“La derecha populista viene ganando terreno con discurso polarizador y aún antisistema. Sin embargo, la proyección de péndulo ideológico haría pensar que si los ciudadanos insatisfechos perciben el Gobierno de Boluarte como de derecha, su fracaso llevaría al electorado a simpatizar con un discurso de izquierda. Las fuerzas aliadas (de derecha) de hoy deberán sacar cuerpo”, señala la analista política Mabel Huertas, socia directora de la consultora 50+Uno.
“Tendrá más posibilidades quien se aleje más del discurso de centro. Pero hay otros escenarios. López Aliaga depende de los éxitos en Lima. A Keiko le avecina el juicio. Álvarez parece ser atractivo, pero una campaña temprana podría anularlo. Al conocer qué partido acogerá, podríamos ver campañas anticipadas y desgastantes”, añade.
Reacciones
Marilya Cruz, politóloga (PUCP)
“La incursión de empresarios en la política del país resulta interesante. Figuras políticas en quienes confiaban no resultaron victoriosas y tampoco el desempeño de congresistas de derecha les da orgullo”.
Paolo Sosa, politólogo (IEP)
“Se hablaba de un modelo Trump o Bolsonaro y eso motivó a candidatos más libertarios a ir por su lado. Le fue ‘mejor’ a Fujimori con la receta del miedo contra la izquierda y recordar clientelismo”.
Luis Benavente, consultor (Vox Populi)
“Hay distintas derechas: populistas como el fujimorismo o Acuña, liberales como De Soto o Barnechea, conservadoras tradicionales como López Aliaga. Tienen distintos matices en su propuesta”.
Mabel Huertas, analista política (50 + Uno)
“Es una derecha fraccionada con diversos intereses –personales, empresariales y sociales–. Si se presentan varios, tendríamos igual escenario del 2021: minicandidatos que pasan a segunda vuelta”.