Fernando Tuesta: “Al no haber PASO, el número de partidos se mantendrá alto, podrán ser más de 35”
El politólogo y especialista en temas electorales habla sobre las reformas realizadas por parte del Congreso en torno a la eliminación de las elecciones primarias, la inscripción de nuevos partidos y la reincorporación del voto preferencial.
El politólogo Fernando Tuesta señaló que la proliferación de partidos inscritos y por inscribirse impactará en la calidad de representación. Cuestionó la reincorporación del requisito de firmas de adherentes, al señalar que reaparecerá la figura de la falsificación de firmas, así como los efectos del voto preferencial.
—El Parlamento ha hecho modificaciones a la Ley de Organizaciones Políticas. ¿Cuáles son las principales modificaciones?
—El Congreso ha aprobado modificaciones importantes y sustantivas a la Ley de Organizaciones Políticas. La primera es prácticamente, en los hechos, eliminar las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), desde el momento en que pasan a ser no obligatorias. La segunda es volver a exigir firmas de adherentes para inscribir un partido político, como se estableció hasta el 2019. Además, se ha vuelto a incorporar en el sistema de elección el voto preferencial que también había sido eliminado en la reforma del 2019.
—Hay 25 partidos inscritos en el JNE y 9 que están en proceso de inscripción. ¿Cómo afecta esta proliferación de partidos al sistema político?
—Un número alto de partidos significa también una mayor oferta política de organizaciones y de candidaturas. Sin embargo, una mayor oferta no es necesariamente una mejor oferta, si es que no hay un involucramiento en la política de personas con formación y honestas. Si esto no sucede podemos repetir el mismo tipo de calidad de los actuales representantes. Es decir, por un lado, el número puede ser alto y, por otro lado, no mejorar necesariamente la calidad. Obviamente, esto impacta en una representación de baja calidad como es la que tenemos actualmente. Ahora bien, este número era esperable como consecuencia de la reforma del 2019, cuando se elimina la exigencia de firmas de adherentes. Sin embargo, las PASO tienen entre sus objetivos la reducción del número de partidos, pues incluye un umbral o valla electoral, que es un porcentaje mínimo de votos que un partido debe obtener para seguir en carrera. Al no haber PASO, el número de partidos ya no se reducirá, sino que se mantendrá el número alto de partidos que se inscriban hasta el 2026 y que podrán ser, incluso, más de 35.
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—Usted ha señalado que se ha reincorporado como requisito la entrega de firmas de adherentes. ¿Esto es positivo o negativo?
—El Congreso, para combatir la proliferación de partidos, no ha tenido mejor idea que reincorporar el nefasto requisito de firmas de adherentes para la inscripción de un partido. Las organizaciones en el Perú son extremadamente débiles. Hasta el 2019, se exigían cerca de 730.000 firmas de adhesión válidas. Como realmente no se podía conseguir ese número de firmas, hecha la ley, hecha la trampa. Reaparece la figura de los falsificadores de firmas. Los partidos compraban en este mercado negro de firmas para cumplir con el requisito. La reforma lo que hizo es eliminar la firma de adherentes y desapareció este núcleo de corrupción. El requisito se concentró en que el partido debía presentar un número de alrededor de 25.000 militantes y comités partidarios. Obviamente, el número de partidos iba a crecer, pero justamente el segundo filtro la colocaba, como hemos señalado, las PASO, al exigir a los partidos que debían obtener al menos 1.5% de los votos para poder presentar sus candidaturas en las elecciones. Al eliminarse en los hechos a las PASO, este filtro ya no existe. Pero lo peor de todo es que no van a lograr su objetivo de cara a las elecciones del 2026, pues ya hay 25 inscritos y 9 en proceso, que lo hacen con las reglas actuales, que no contempla las firmas de adherentes. El requisito se establecerá recién cuando se promulgue la ley.
—También señaló que se ha vuelto a incorporar el voto preferencial.
—Efectivamente, con la reforma del año 2019, se eliminó el voto preferencial para las elecciones parlamentarias. La experiencia que hemos tenido no ha sido la mejor. Desde 1978 que se incorporó a nuestro sistema electoral, lo que ha ocurrido es que ha desatado una lucha fratricida entre los candidatos de un mismo partido para ganar más votos, impide una colaboración en la campaña electoral para que el partido muestre una sola y coherente propuesta. Cada candidato se convierte en un partido en sí mismo, gastando también individualmente, que es la manera más difícil de fiscalizar el financiamiento. De esta manera, se vuelven más vulnerables al dinero mal habido. Las bancadas se nutren ahora de congresistas que responden a intereses mercantilistas e incluso mafiosos.
—¿Cuál será el efecto de haber eliminado la obligatoriedad de las PASO en los partidos?
—Las elecciones PASO –que incluye a todos los ciudadanos– eran el único modelo de selección de candidatos. La última modificación de la ley señala que ahora es solo una de tres posibilidades. Las otras dos son elecciones directas solo de militantes y la tercera –también de militantes– elecciones indirectas a través de delegados. Estos tres modelos ya estaban desde la Ley de Partidos Políticos del 2003 y es la que se puso en práctica con motivo de las elecciones del 2021 y 2022, cuando se suspendieron las PASO. En los hechos, lo que ocurrió es que la gran mayoría de partidos escogió la modalidad de delegados, que es un sistema concentrador de las decisiones en el dueño, fundador o grupo de poder del partido. Lo lamentable es que en aquellas oportunidades tan solo votaron el 5% de los militantes. Un desastre. Las PASO permitían, al incorporar a toda la ciudadanía, una alta participación, una competencia abierta entre candidatos al interior de los partidos, una función reductora del número de partidos, como hemos señalado anteriormente y, como consecuencia, una mayor legitimidad en el proceso de selección de candidatos. Con la modificación de la ley, esto, lamentablemente, se ha perdido.