Política

¿Cómo fue la evolución de la desaprobación de Pedro Castillo desde que inició su gestión?

Las encuestas parecen haberse convertido en uno de los peores enemigos de la gestión del presidente Pedro Castillo, pero esto no siempre fue así. Si nos remontamos a los inicios de su gobierno, encontraremos que las cifras eran algo más amables, aunque tampoco satisfactorias.

Aprobación del jefe de Estado subió de 25 a 28% y su desaprobación cayó de 65 a 60%, según IEP. Foto: Composición de Jazmín Ceras /GLR
Aprobación del jefe de Estado subió de 25 a 28% y su desaprobación cayó de 65 a 60%, según IEP. Foto: Composición de Jazmín Ceras /GLR

Calificar a las encuestas como una simple fotografía del momento se ha transformado en una muletilla bastante común entre los políticos. Actualmente, Datum, Ipsos Perú e IEP, las principales encuestadoras del país, parecen coincidir en algo: el acelerado crecimiento de la desaprobación del presidente de la República, Pedro Castillo. Su alto cargo de rango constitucional resulta engañoso porque parece concentrar el Estado, el poder y los recursos del país; pero ¿qué es un mandatario sin la aprobación de sus ciudadanos? El eslogan principal del Gobierno es “siempre con el pueblo”, pero valdría la pena preguntarse si este siempre está con él.

Quizá la única alternativa para que Castillo Terrones vea mejores cifras sobre la desaprobación de su gestión sería remontarse a mejores épocas, aquellas en las que Juan Silva, Karelim López, Bruno Pacheco, Zamir Villaverde, Fray Vásquez Castillo y la casa de Sarratea eran aún nombres desconocidos para los peruanos. Por ello, revisamos la evolución de la desaprobación del jefe de Estado para ver qué pasó en el camino o si es como dice el refrán: árbol que nace torcido jamás su tronco endereza.

Castillo antes de asumir la presidencia

En julio del 2021, a pocos días de que Pedro Castillo —aún con sobrero en mano— asuma la presidencia de la República, el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) les preguntó a los peruanos qué sienten ante el futuro gobierno de Castillo. Con unas elecciones muy recientes y también polarizadas, un 50% de los encuestados respondió con sentimientos positivos. Un 34% señaló que veía la llegada al poder del maestro nacido en Chota con esperanza, y otro 16%, algo más conservador, con confianza.

En la otra orilla, algunos con un sentimiento de derrota producto de las elecciones perdidas y otros aún con la idea de que las elecciones no fueros justas, a pesar de las reiteradas aclaraciones de los órganos electorales por defender la pulcritud de los comicios, respondieron de forma negativa. Un 15% dijo sentir miedo, un 3% cólera, y 1% con desconfianza. En el medio, un 29% dijo solo sentir incertidumbre por el futuro. Al parecer, el tiempo les dio la razón.

Encuesta de IEP muestra que la principal preocupación de los peruanos era que mantenga el modelo económico, no posibles actos de corrupción. Foto: Encuesta de IEP de julio del 2021

Encuesta de IEP muestra que la principal preocupación de los peruanos era que mantenga el modelo económico, no posibles actos de corrupción. Foto: Encuesta de IEP de julio del 2021

El primer mes en el Gobierno

Pedro Castillo recibió el primer mes entre fuertes críticas por su hermetismo frente a la prensa, por haber nombrado a Guido Bellido como su primer ministro, pero también logró la confianza del Congreso de la República —a cuenta gotas— para su gabinete ministerial. Su inicio en el Gobierno fue abrupto y careció de un periodo de luna de miel. Aún se mantenía el dedo acusador desde la oposición que buscaba vincularlo con la Venezuela de Nicolás Maduro o resaltar presuntos vínculos —en el pasado— de sus allegados o funcionarios con Sendero Luminoso.

La encuestadora Ipsos retrató el primer mes de Castillo en el poder y el resultado fue una desaprobación del 45%. El exdirigente sindical prometió cambios durante la campaña, pero jamás se hubiese imaginado que uno de los más notorios fue que se convirtió en el presidente con mayor desaprobación a un mes de asumir el cargo desde el retorno a la democracia con Valentín Paniagua.

100 días en el poder

Tras los primeros días de noviembre del 2021, Pedro Castillo cumplió 100 días en el poder. Una cifra grande que permitió a los peruanos, analistas y políticos sacar sus primeras conclusiones sobre lo que este tenía que ofrecerle al país y la línea que seguiría su gestión. Ya con un segundo gabinete en marcha, dirigido por Mirtha Vásquez, el Gobierno mostraba deficiencias en sectores claves como salud, economía, educación y trabajo.

Los más críticos le reconocían el haber mantenido a Julio Velarde al frente del Banco Central de Reserva (BCR) y el haber continuado con la política de vacunación contra la COVID-19, a cargo del entonces ministro de Salud, Hernando Cevallos, pero el inestable precio del dólar, el aumento en los precios de las materias primas, las malas designaciones y las deslucidas decisiones que se adoptaban desde Palacio de Gobierno empezaron a pasarle factura a su popularidad.

Con todo lo anteriormente mencionado, la desconfianza al jefe de Estado empezó a mermar su imagen ante la población. A mediados de noviembre, Ipsos registró un incremento de 11 puntos porcentuales en su desaprobación en comparación con el mes anterior. El resultado fue que el 57% de los encuestados jalaba en su gestión al profesor convertido por voto popular en presidente del Perú.

Diversos actores políticos del Ejecutivo y Legislativo cuestionan la designación de Hernán Condori como asesor del Ministerio de Salud. Foto: composición Jazmin Ceras.

Diversos actores políticos del Ejecutivo y Legislativo cuestionan la designación de Hernán Condori como asesor del Ministerio de Salud. Foto: composición Jazmin Ceras.

Un cierre de año con una ligera mejora

En el fútbol, cuando a un equipo le va mal, se suele decir que esperan el final del partido con ansias. Con los brazos caídos, trotando más que corriendo y sin perder de vista al árbitro más que al balón. El final del 2021 para el Gobierno de Pedro Castillo también fue así, un partido cuesta arriba, porque, para diciembre, ya se empezaba a hablar sobre las presuntas actividades irregulares del entonces secretario general de Palacio de Gobierno, Bruno Pacheco, y la caja de pandora que significarían la casa de Sarratea y las reuniones extraoficiales que celebró ahí el jefe de Estado.

Todo se alineaba para que Castillo continuara con su caída en picada por el tobogán de las simpatías ciudadanas, pero las matemáticas son una ciencia exacta y la política no, así que a fines del 2021 se registró un efecto extraño en las encuestas, y así lo dio a conocer el Instituto de Estudios Peruanos (IEP), que registró que su desaprobación cayó de 65% a 60%, un claro respiro para la gestión actual a puertas de cerrar el año.

La República, en aquella ocasión, intentó buscar explicaciones sobre lo ocurrido y se contactó con diversos politólogos y analistas para buscarle una respuesta a esta inflexión en las curvas de preferencias, pero todos coincidieron en que difícilmente podría ser atribuida a un mérito del Gobierno. Se mencionó la posibilidad de que la creciente desaprobación del Congreso de la República haya ayudado a ablandar la imagen del jefe de Estado o que quizá se había llegado a un tope y se empezaba a encontrar el núcleo duro que sostenía al Gobierno de Castillo entre la población. También se deslizó la posibilidad de que las fiestas de fin de año y el ánimo de los peruanos hayan afectado sus respuestas al ser encuestados.

El presidente más impopular en 20 años

Ipsos Perú reveló que el mandatario Pedro Castillo —en su noveno mes de gestión— rompió un nuevo récord al convertirse en el presidente de la República más impopular de los últimos 20 años, cifra que coincidió con los resultados de Datum en el mismo mes. Un 76% de peruanos rechazaba su gobierno. Solo el expresidente Alejandro Toledo registró una cifra igual, pero este recién llegó a este punto de impopularidad en su duodécimo mes de gobierno, lo que habla del rápido crecimiento del rechazo al líder de origen chotano.

Para este entonces, ya el Gobierno había atravesado la crisis que significó, en febrero, la conformación del gabinete ministerial liderado por Héctor Valer, quien ante las serias acusaciones de violencia familiar en su contra, emitidas en el pasado, se vio obligado a dejar el cargo. También los peruanos empezaban a pedir la salida de Aníbal Torres de la PCM, quien con sus continuos impases verbales no hacía más que incrementar la impopularidad del actual Gobierno. Además, rechazaban las designaciones de funcionarios cuestionados y con poca idoneidad, como fue el caso Hernán Condori en el Ministerio de Salud.

Por otro lado, el IEP reveló en el mismo mes de abril que cerca de los dos tercios del país se encontraba a favor de un adelanto de las elecciones generales para cambiar de jefe del Estado y de congresistas. Esto significaba que el 68% de los peruanos estaba de acuerdo con la salida de Pedro Castillo del cargo ante el hartazgo de la población con respecto a sus representantes en los poderes del Estado.

El también congresista Héctor Valer Pinto tiene denuncias por violencia familiar, entre otras acusaciones. Foto: PCM

El también congresista Héctor Valer Pinto tiene denuncias por violencia familiar, entre otras acusaciones. Foto: PCM

Pedro Castillo en la actualidad

Con un jefe de Estado investigado por el fiscal de la nación, Pablo Sánchez, por ser presuntamente la cabeza de una organización criminal enquistada en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) y la condición de prófugos de su exministro Juan Silva Villegas y personajes de su entorno como Bruno Pacheco, exsecretario general de Palacio de Gobierno, y su sobrino Fray Vásquez Castillo, es lógico que su desaprobación, lejos de mostrar una mejora, se incremente.

Este 9 de junio, Datum Internacional reveló que el 71% de la población desaprueba al Gobierno ante los constantes cambios de ministros en sectores claves, como el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), en plena crisis alimentaria. Sin embargo, actualmente, el mayor problema de Pedro Castillo es la duda que existe en la población frente a los presuntos actos de corrupción que se habrían cometido durante su gestión y que parecen, según la tesis fiscal, salpicarlo.