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Política

Juan De la Puente: “Los pactos para la gobernabilidad son atractivos, no los que se hacen bajo la mesa”

Entrevista al politólogo y director del portal Pata Amarilla, quien considera que con o sin firmas la sociedad podría imponer un adelanto electoral. “La clave es una movilización democrática”, sostiene.

Opción. Reforma para adelantar elecciones, en el mediano plazo, será una salida más apreciada. Foto: La República
Opción. Reforma para adelantar elecciones, en el mediano plazo, será una salida más apreciada. Foto: La República

La fórmula de Francisco Sagasti, de hacer realidad el ‘que se vayan todos’, ¿es una propuesta viable o la ve inviable?

En lo constitucional es perfectamente viable, considerando el antecedente del año 2000, con la carta vigente, como una medida excepcional. En lo político es por lo menos sugerente porque pone el debate en nuevos términos, ya no en una disputa en dos poderes, sino entre la sociedad y esos poderes que no han podido hasta ahora encontrar forma y fondo para la gobernabilidad.

¿Entonces, ¿está de acuerdo con la propuesta de que la ciudadanía intervenga en adelantar las elecciones congresales y presidenciales?

Estoy de acuerdo con que la ciudadanía participe en cualquier salida que supere la crisis actual. Ya pasó el tiempo de los poderes ineficaces.

Será muy difícil lograr esa propuesta por la ruta que debe seguir, ¿no? Además de juntar 75.000 firmas, hay dos legislaturas de por medio, y congresistas que no quieren perder su curul y por tanto no darán los votos para su aprobación.

Eso es en el caso de la última propuesta, la de las firmas, pero la iniciativa del expresidente Sagasti es un menú de tres opciones: pacto por la gobernabilidad eficaz con Castillo, pacto con las mismas características con la presidencia de Boluarte y reforma para adelantar las elecciones. Lo que veo es una gradual adhesión a la tercera opción. En el mediano plazo será una salida mucho más apreciada.

¿Cuál de los pasos que pueden darse aparece como lo más complicado?

Hoy lo es todo. La crisis ha pasado hacia una etapa de implosión. Ni el Congreso puede vacar ni el presidente puede hacer un gobierno de eficacia mínima. El tercer elemento de este cuadro es la indiferencia de la sociedad. Hay una gradual politización del país, pero que no toma en cuenta la batalla de los de arriba. El inmovilismo no solo es político, sino también social.

¿Qué importante será la movilización social para que la propuesta de Sagasti sea viable? ¿Es importante mantener la llama de la presión social?

No hay llama, es un fósforo. La cuarta opción del menú de Sagasti, el postre, es la inercia, resultado de la indiferencia social. Para mí es un riesgo, la inercia representa un inmovilismo de cinco años que, sumados a los otros cinco que hemos perdido, harían una década perdida por responsabilidad de la élite peruana.

¿En realidad la movilización social puede ayudar a sostener una salida? Porque hoy las marchas (por la vacancia y contra el indulto) no logran congregar demasiado apoyo. La última gran fuerza en las calles se remonta al 14N del 2020.

En cuatro momentos cruciales en los últimos 22 años, la sociedad movilizada fue capaz de imponerle grandes decisiones al Congreso, el 2000 para adelantar las elecciones, en 2015 contra la Ley Pulpín, en 2018 para forzar el referéndum de diciembre de ese año, y en 2020 para derribar a Merino. Ahora mismo la situación es distinta, pero no se puede descartar una salida con la gente en las calles.

¿Qué partido o sectores podrían liderar el proceso de recojo de firmas? ¿Dónde podría estar el liderazgo para hacer realidad la idea de Sagasti?

No veo partidos y de hecho el punto básico no parece ser incluso quién recoge firmas. De hecho los que ahora recogen firmas a favor y en contra de la constituyente no tienen éxito. Pienso en que con o sin firmas puede haber un momento en que la sociedad podrá imponer un adelanto electoral. La clave es una movilización democrática.

En todo caso, ¿quién o quiénes, o qué personalidades, podrían convocar una amplia acción? El mismo Sagasti, Del Solar, quizás? ¿A quién visualiza en esa misión?

Sería un error reducir el asunto a las personas nombradas o a las firmas. El aporte de Sagasti es decirle al país que la salida es con la participación ciudadana, lo que en los últimos meses la izquierda y la derecha han pretendido expropiarle al pueblo. No creo que él quiera liderar ese proceso.

Pero tampoco se ve que las organizaciones sociales, gremios, etc., se entusiasmen con la idea. La CGTP rechazó la iniciativa “porque responde a intereses del poder económico”.

Hay un problema serio con la izquierda y los movimientos sociales, ya que tienen una lectura atrasada y romántica de la realidad. Creen que el Gobierno de Castillo es popular. Lo democrático y popular ya no se mide solo por el origen, por los votos, sino por el desempeño. La responsabilidad de que ahora mismo no haya movilización política por el cambio es de la izquierda. Una izquierda que abandona el cambio en este ciclo ya no es izquierda.

De todos modos es importante buscar una solución a la crisis que vivimos, ¿no? ¿Ha visto algún otro planteamiento que le parezca viable o por lo menos interesante frente a la actual crisis política?

Los pactos para la gobernabilidad en cualquiera de sus formas siempre son atractivos y los respaldo, no los que se hacen bajo la mesa para la sobrevivencia, no aquellos pactos que burlen el cambio, que los recuso. El viejo discurso de la oligarquía de una paz social sin el pueblo y sin reformas, con arreglos bajo la mesa, parece que está de retorno. Que el Perú no haga reformas es la victoria moral de quienes perdieron la elección del 2021.

La propuesta de Sagasti plantea acuerdos y necesidad de reformas. ¿No cree usted que el primer acuerdo podría ser el aceptar que estamos en una crisis singular? Porque para algunos en el Congreso, lo normal es el caos, los conflictos...

El primer punto que un líder debería plantear es la unidad nacional. No podemos avanzar si no se encara este problema. Es muy simple decir que el Perú está polarizado. Creo que está sobre todo fragmentado. Por eso no es suficiente el consenso y se impone el consenso con reformas. A lo primero que yo no renunciaría es a la unidad nacional.

¿Hay un entrampamiento de la actual crisis política o es que el fujicerronismo se está acostumbrando a convivir con esta crisis porque les conviene a sus intereses?

Entiendo, en términos estratégicos, el esfuerzo de Perú Libre de garantizar la vida de su gobierno ampliando los apoyos arriba. Pero eso no implica abandonar los compromisos electorales y arremeter contra la institucionalidad que funciona y necesitamos. La implosión se llevará a toda la izquierda. Quizás nazca otra.