El truco de pasar la página
“Pasar la página quiere decir no revisar, olvidar, pactar reacomodos, seguir como si no hubiera pasado nada”.
Hay prisa por señalar que el país ha vuelto a la normalidad. El presidente cerró el Congreso, los fujimoristas y sus aliados han quedado en ridículo, hay un nuevo Gabinete, se convocó a elecciones. No es poca cosa. Estuvimos a un triz de ser tomados por una mafia.
Sin duda, este momento es bueno. Hasta parece otro el aire sin un grupo saboteando el país. Tanta energía usada para resistir el acoso autoritario ahora se puede reorientar para al menos gestionar sin amenazas.
Una cosa alarma. El gesto rancio, conservador, de “pasar la página”. Ya vemos a los políticos pasear por los medios, ¿conviene postular el 2020 o el 2021? Sonríen, ilustres, coquetos. Lo mismo nuestra élite económica, la misma que hace días estaba dispuesta a que la democracia colapsara mientras no generara “ruido”.
Pasar la página quiere decir no revisar, olvidar, pactar reacomodos, seguir como si no hubiera pasado nada, dejar las cosas de fondo como estaban. Total, la crisis ya fue, ¿no?
Los asuntos de fondo que nos llevaron hasta el abismo no han desaparecido. En el país funciona desde hace mucho una forma de organización del poder y la administración de los recursos legales e ilegales que genera una red de complicidades que va desde lo local a lo regional y nacional. Solo cayó la pieza política visible.
Mejor no pasemos hojita alguna. Más que un momento de optimismo ingenuo, nos convendría el sano ejercicio de la evaluación, la discusión y la asignación de responsabilidades. Nunca mejor contexto.