Cuerpos del orden
“Sus vidas son parte de la historia social de la pobreza. Uno de los modos más brutales de ser pobre...”.
Un taxista me dice que no duerme bien. Le duele la cabeza. A veces siente que su cabeza es gigante, que quisiera ponerla sobre la mesa y olvidarla allí. Fue soldado en el periodo de violencia. Me mira por el retrovisor, evaluando si seguir hablando.
Yo llego a mi destino. Un evento sobre memoria. Algo que acabará con un brindis, relaciones sociales. Sigo pensando en la cabeza del antiguo soldado. Quizá sería útil ponerla sobre la mesa de conferencias. Para traernos a todos a la realidad y las prioridades.
Miles de soldados y policías sufrieron situaciones extremas. Sus vidas son parte de la historia social de la pobreza. Uno de los modos más brutales de ser pobre y que no vemos por estar tan institucionalizado. Que coloca a jóvenes e incluso niños en situación de ejercer la crueldad.
Tan pobres que son expropiados de sus propios cuerpos. Extensiones de un aparato de control, sus opiniones, sentimientos, sus valores, son descartados. Importan sus cuerpos, que solo se legitiman cuando destruyen otros. Solo que al hacerlo quedan expulsados de la comunidad de los prójimos, incluso de los prójimos sin suerte, los pobres “normales”.
Pero acá estamos. A punto de brindar. Le pongo cinco estrellas por el servicio de taxi. Algo será algo.