Eduardo Ballón: “En este momento, dialogar el proyecto Tía María es tardío”
Eduardo Ballón. Antropólogo e investigador principal del Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo (DESCO).
Por; Elizabeth Prado
Ballón señala que la negociación de este proyecto minero pasa por la suspensión indefinida. Cuestiona que Southern siga alimentando la desconfianza de la población de Islay. Se pronuncia por la necesidad de nuevos acuerdos en el país, lo cual tiene que ver con la reforma de la Constitución Política.
Las protestas contra Tía María han vuelto. ¿Este es un proyecto imposible?
En este caso hay una historia antigua. Un valle con muy mala relación con Southern, una población que defiende sus derechos y un modo de vida que les ha permitido satisfacer sus necesidades. Una empresa que se negó a usar agua de mar y que hoy decide hacerlo. Tuvo un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) con más de 120 observaciones, sin embargo sigue dando señales que alimentan la desconfianza de la población.
¿Cuáles son esas señales?
El anuncio de una encuesta en la que la mayoría de la población estaría dispuesta a aceptar el proyecto. Un EIA que no resuelve aspectos elementales: ¿qué se va hacer con los desechos de la sal del agua de mar que va a usar? ¿Cuáles son los planos hidrogeológicos que están contemplados? ¿Cómo se va a garantizar la no percolación de los suelos? La campaña de un grupo de arequipeños financiada por la empresa minera.
El gobierno confía en el diálogo, pero en Islay exigen la anulación del proyecto. ¿No hay forma de entendimiento?.
Más allá de las posiciones irreductibles, lo que es claro es que el diálogo en una situación como esta ya es tardío. Su Unidad de Diálogo y Prevención de Conflictos debió alertarlo, debieron prenderse las luces en los espacios de decisión y manejarlo de otra manera.
¿Qué haría usted con Tía María si tuviera poder de decisión?
La negociación posible en este momento es la suspensión indefinida del proyecto. Y eso supone entender que el proceso que se buscaba a inicios del proyecto ya fracasó.
En la Amazonia hay conflictos que el Gobierno está atendiendo a través de mesas de diálogo y de trabajo. Pero los pueblos indígenas sienten que los están “meciendo”.
Cuando los conflictos se multiplicaron, la solución que encontró el Estado son estas mesas en donde con buena intensión, pero también con irresponsabilidad, asumió compromisos que no podía cumplir, y las empresas asumieron otros que el Estado no podía fiscalizar. Entonces, el sentirse en una mecedora es una figura constante.
¿Cuál sería la solución?
La solución de varios de estos problemas exige nuevos acuerdos en el país. El orden que tenemos ya no da para más. Nos sentimos cada vez más hartos de la política, de los políticos, de las disputas, de las ineficiencias del Estado. Hay gran cantidad de cosas que no funcionan. Corresponde hacer un alto en el camino y ver cómo construimos otros órdenes antes de que el edificio que tenemos se termine de desplomar.
¿Eso tiene que ver con una reforma constitucional?
Sí. Cuando digo recomponer acuerdos, eso pasa también por una reforma de la Constitución. Ahora, las resistencias e incredulidades son enormes, y la debilidad de los distintos actores también es muy grande