El aumento de la anemia no admite explicaciones evasivas.,El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) ha divulgado los resultados semestrales de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes) realizada en más de 18 mil viviendas a nivel nacional, con datos muy importantes sobre desnutrición, anemia, vacunación, lactancia, enfermedades respiratorias y violencia contra la mujer, entre otros. Las cifras son ciertamente preliminares en la medida que, como en otros años, debe esperarse la evaluación anual. Sin embargo, el monitoreo de algunos indicadores es crucial para procesar cambios que permitan que el país reduzca la incidencia de enfermedades con impacto, sobre todo en los niños. Lamentablemente, los datos publicados confirman la tendencia mostrada en las dos Endes anteriores respecto a la anemia y desnutrición crónica infantil (DCI). Respecto a esta última, se constata el estancamiento ya advertido, una parada casi en seco respecto de los logros de la última década que llevó a valorar como sobresaliente el esfuerzo peruano en reducir drásticamente en poco tiempo la desnutrición de los niños. La DCI en menores de 5 años apenas ha caído 0,9% en dos años, situándose en 12,2%, con el dato adicional de que por primera vez ha subido en el área rural, a 35,6%. Las noticias sobre la anemia son más preocupantes, si se tiene en cuenta que la oferta del Estado es reducir su incidencia a 19% al año 2021. Al contrario, ha subido a 46,6%, es decir 3,3% en pocos meses. En el Perú urbano ha crecido casi 5 puntos porcentuales (44,7%), 6 en la costa (42%) y 4 en la sierra (54,2%). Peor aún, en Lima se ha elevado en casi 8 puntos (41%). Los argumentos ensayados desde el ámbito gubernamental no son consistentes. El más recurrente, escuchado ahora como en el pasado –“tengo poco tiempo en el cargo”– no atiende el tema de fondo, que es el enfoque. Si todo se explicara por el tiempo de un ministro en el cargo, se tendría que en el Minsa y el Midis nadie es responsable de nada, porque estos sectores han tenido 4 titulares en dos años, a razón de uno cada 6 meses. Así, cada cual tiene la vía libre para lavarse las manos, pero eso no les sirve a las decenas de miles de niños afectados en su desarrollo. El salto hacia atrás de la anemia no les sorprende a los especialistas que pusieron sobre la mesa la necesidad de revisar un enfoque que había relajado la distribución de los micronutrientes (conocidos como “chispitas”, ricos en hierro, vitamina A, complejo B, entre otros), desatendido la falta de acompañamiento comunitario las familias, y priorizado la medicalización de la estrategia, que sujeta el proceso a un diagnóstico y una receta. Estos problemas explican en parte que en Arequipa se reduzca la anemia y que aumente en Lima. Finalmente, de cara a la próxima medición, deben resolverse los problemas suscitados entre el Minsa, el ente rector en Salud, y el Midis, a cargo de la Secretaría Técnica de la Comisión Interministerial de Asuntos Sociales (CIAS). En el Estado no hay lugar para disputas menudas sino para la integración colaborativa de las políticas y líderes.