Reino Unido anuncia que aplicará la castración química: buscan frenar reincidencia en delitos sexuales en el sistema penitenciario
El gobierno británico introducirá medicamentos para suprimir el deseo sexual en delincuentes como parte de un plan para disminuir la reincidencia y descomprimir las cárceles saturadas.
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El Reino Unido comenzará a implementar la castración química en determinados delincuentes sexuales reincidentes como parte de una estrategia integral destinada a reducir la reincidencia criminal y abordar la grave crisis de sobrepoblación en las cárceles. La medida, anunciada por la secretaria de Justicia, Shabana Mahmood, se aplicará inicialmente en 20 centros penitenciarios, distribuidos en dos regiones del país.
Según datos oficiales, este tratamiento médico puede disminuir hasta en un 60 % la reincidencia de agresores sexuales, basándose en experiencias exitosas llevadas a cabo en Alemania, Dinamarca y Polonia. Mahmood enfatizó que no se tratará de una medida universal, sino de una intervención selectiva, complementada con terapias psicológicas para abordar los factores subyacentes del comportamiento delictivo.
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Castración química: un método en expansión con base científica
La castración química consiste en el uso de fármacos que inhiben la libido del agresor sexual, reduciendo así su impulso delictivo. Aunque el término suele generar controversia, su aplicación ha ganado popularidad en varios países europeos. En Alemania y Dinamarca, el tratamiento se ofrece de forma voluntaria, mientras que en Polonia es obligatorio para ciertos delitos sexuales.
Mahmood subrayó que este enfoque debe aplicarse junto con tratamientos psicológicos, ya que muchos agresores no actúan solo por deseo sexual, sino por necesidades de dominación y control. Este enfoque multidisciplinario busca prevenir futuros delitos sexuales de manera más efectiva y duradera.
Reino Unido enfrenta una crisis carcelaria sin precedentes
El nuevo enfoque se da en un contexto crítico: el sistema penitenciario británico ha alcanzado niveles de ocupación sin precedentes, con cerca de 90.000 reclusos en Inglaterra y Gales, el doble que hace tres décadas. Esta situación se produce a pesar de una disminución en las tasas de criminalidad, lo que refleja un endurecimiento en la aplicación de sentencias judiciales.
Revisión de sentencias y reformas en libertad condicional
La implementación de la castración química forma parte de una reforma integral del sistema judicial, liderada por el exministro David Gauke, que busca modernizar la justicia penal en el país. Entre las propuestas más relevantes del informe se incluyen:
- Eliminar las condenas inferiores a 12 meses, salvo en casos de violencia doméstica.
- Otorgar mayor flexibilidad a los jueces para aplicar sanciones alternativas, como la prohibición de conducir.
- Permitir la liberación anticipada de reclusos cuando se evalúe que el riesgo es bajo.
- Acelerar la deportación de extranjeros con penas de hasta tres años.
- Reforzar el sistema de libertad condicional con más recursos humanos y tecnológicos.
Para respaldar estos cambios, el gobierno destinará 700 millones de libras esterlinas anuales al sistema de libertad condicional, con el objetivo de mejorar la vigilancia electrónica y el seguimiento de exreclusos.
Gauke advirtió que sin una inversión adecuada, “no se logrará el avance en la rehabilitación que la sociedad necesita”, y que existe el riesgo de una reacción negativa de la opinión pública si no se logra reducir la reincidencia.
Debate político y construcción de nuevas cárceles
La propuesta ha generado fuerte debate político. El portavoz de justicia del Partido Conservador, Robert Jenrick, criticó la eliminación de condenas breves, argumentando que esto podría interpretarse como una despenalización de delitos menores como el hurto, el robo y ciertos tipos de agresión. También expresó escepticismo sobre la eficacia de los dispositivos electrónicos de vigilancia, comparándolos con "detectores de humo que solo actúan cuando ya hay fuego".
Ante esta presión, el gobierno anunció un ambicioso plan de infraestructura penitenciaria, que contempla la construcción de nuevas prisiones para sustituir las más antiguas, algunas de las cuales datan de la época victoriana.
Mientras tanto, la castración química se perfila como una herramienta de impacto inmediato en la lucha contra los delitos sexuales reincidentes. La administración de Mahmood sostiene que esta medida se aplicará con criterios científicos, éticos y clínicos, en busca de una mayor seguridad ciudadana y un sistema judicial más efectivo y moderno.
























