Los Países de América Latina con Mayor Incidencia de Secuestro de Datos 2024
Un estudio reciente destaca la creciente amenaza del ransomware en América Latina, con Brasil, México, Argentina y Colombia como los países más afectados.
La era digital ha transformado profundamente nuestras sociedades, impulsando el desarrollo y la innovación a escalas sin precedentes. Sin embargo, esta transformación también ha traído consigo retos significativos en términos de seguridad cibernética, particularmente en América Latina, donde el aumento de los ciberataques se ha convertido en una preocupante realidad.
Según el Informe Ransomware 2024, elaborado por la reconocida empresa de ciberinteligencia S2 Grupo, países como Brasil, México, Argentina y Colombia están experimentando las tasas más altas de incidencia de este tipo de ataques. Esto pone de relieve la necesidad urgente de adoptar medidas de ciberseguridad más robustas.
El Día Mundial del Internet, que se celebra cada 17 de mayo, nos recuerda la importancia de esta herramienta esencial y la necesidad imperante de proteger nuestros datos. En este contexto, el ransomware se presenta como uno de los desafíos más significativos: un tipo de malware que restringe el acceso a los sistemas informáticos, exigiendo un rescate a cambio de reestablecer el acceso. Este método se ha popularizado entre los criminales cibernéticos, convirtiéndose en una de las principales amenazas digitales que enfrenta la región.
Brasil: el líder en incidencias
Brasil se mantiene en la primera posición en cuanto a la incidencia de ransomware, según el informe. Este país, no solo es la economía más grande de la región, sino que también cuenta con una infraestructura tecnológica amplia que, paradójicamente, incrementa su vulnerabilidad ante los ataques. Los ciberdelincuentes a menudo apuntan a Brasil debido a su significativa actividad económica y tecnológica, lo que hace imperativo un enfoque estratégico y coordinado para fortalecer las defensas nacionales.
Las denuncias de ciberataque son constantes en Brasil. Foto: Freepik
México: un blanco recurrente
Siguiendo en la lista, México ocupa el segundo lugar con una alta frecuencia de ataques de ransomware. La rápida adopción de tecnologías digitales ha expuesto a muchas organizaciones a nuevos riesgos. El país ha visto cómo sus instituciones financieras, educativas y gubernamentales han sido objetivo frecuente de estos ataques, lo que resalta la necesidad de mejorar los protocolos de seguridad y la capacitación en ciberseguridad a todos los niveles.
Argentina: crecimiento de ataques en el sector financiero
Argentina, por su parte, muestra un aumento notable en los ataques dirigidos específicamente al sector financiero. Este sector es particularmente atractivo para los ciberdelincuentes debido a las transacciones económicas significativas que maneja. La situación se complica aún más con los frecuentes cambios políticos y económicos, que suelen crear períodos de incertidumbre que los criminales aprovechan para intensificar sus actividades delictivas.
Colombia: aumento de los ataques en pequeñas y medianas empresas
Colombia, clasificada en cuarto lugar, ha experimentado un aumento en los ataques de ransomware, especialmente entre las pequeñas y medianas empresas (PyMEs). Estas empresas a menudo carecen de los recursos para invertir en seguridad cibernética avanzada, lo que las hace particularmente vulnerables. El informe subraya la importancia de la educación y la implementación de medidas de seguridad básicas como pasos críticos para proteger a estas empresas de amenazas potencialmente devastadoras.
Chile: la amenaza creciente en el sector de la salud
Chile, aunque no encabeza la lista, ha experimentado un aumento en los ataques de ransomware, especialmente en el sector de la salud. Los hospitales y clínicas son blancos atractivos debido a la necesidad crítica de acceso continuo a los sistemas y la información sensible que manejan. Este escenario destaca la urgencia de adoptar estrategias de ciberseguridad que sean tanto proactivas como reactivas, para garantizar la continuidad del servicio y la protección de los datos del paciente.