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Riñón de cerdo modificado genéticamente funciona en paciente con muerte cerebral desde hace un mes

El procedimiento realizado en EE. UU. es parte de un amplio campo de experimentación que apunta a la implantación de órganos entre especies y también a reducir la lista de espera para trasplantes. 

Los exámenes practicados mostraron que los niveles de creatinina, un producto de desecho, estaban óptimos y no había señales de rechazo. Foto: composición Jazmin Ceras para LR/History
Los exámenes practicados mostraron que los niveles de creatinina, un producto de desecho, estaban óptimos y no había señales de rechazo. Foto: composición Jazmin Ceras para LR/History

Un riñón de cerdo modificado genéticamente lleva 32 días funcionando en el organismo de un paciente con muerte cerebral, informó este miércoles 16 de agosto un centro médico en Estados Unidos.

Esta operación conforma un amplio campo de experimentación enfocado en la implantación de órganos entre especies y la reducción del número de personas en lista de espera para un trasplante. Solo en EE. UU., más de 103.000 ciudadanos esperan recibir un órgano y 88.000 necesitan riñones.

"Este trabajo demuestra que un riñón de cerdo con apenas una sola modificación genética y sin medicamentos ni dispositivos experimentales puede sustituir la función de un riñón humano durante al menos 32 días sin ser rechazado", aseguró el director del Instituto de Trasplantes NYU Langone, Robert Montgomery.

El médico realizó el primer trasplante de riñón de cerdo con modificaciones genéticas a un humano en septiembre del año 2021, 2 meses después hizo un procedimiento similar. Desde esa fecha, hubo otros casos. En aquellas ocasiones, los riñones tenían hasta 10 modificaciones genéticas; en el último, solo se realizó una.

En estos procedimientos, existe la posibilidad de que ocurra un “rechazo hiperagudo”, el cual se produciría pocos minutos después de conectar un órgano animal con un sistema circulatorio humano. Una posible causa es la presencia del gen responsable de la biomolécula llamada alfa-gal. Al respecto, el equipo del NYU Langone pudo inhibir este componente biológico y evitar esta falla.

"Ahora hemos reunido más pruebas que demuestran que, al menos en los riñones, la mera eliminación del gen que desencadena un rechazo hiperagudo puede bastar, junto con los fármacos inmunosupresores clínicamente aprobados, para conducir con éxito el trasplante en un ser humano hasta obtener un rendimiento óptimo potencialmente a largo plazo", explicó Montgomery.