Turista viaja a EE. UU. y termina al borde de la muerte con una deuda de 150.000 dólares
La mujer llegó al país norteamericano para asistir al matrimonio de un familiar y a partir de ese entonces se desencadenó una serie de infortunios que acabaron en la sala de urgencia de un hospital.
Una mujer neozelandesa viajó a Estados Unidos para asistir a la boda de un ser querido, celebración que sería inolvidable para ella y toda la familia. No obstante, al pisar suelo estadounidense empezó una serie de infortunios: terminó al borde de la muerte con una deuda de 150.000 dólares.
Se trata de Amanda Sesio, de 23 años, quien reside en la ciudad de Auckland, en Nueva Zelanda. La joven relató la dramática historia que atravesó en el país norteamericano tras superar el internamiento en el centro médico.
En diálogo con el periódico Clarín, la mujer contó: “Volver a ver a mi familia fue la mejor sensación, aunque se trató de un momento agridulce. Creo que todos nosotros aún nos encontramos procesando todo lo que ha sido esta situación, realmente traumática y desafiante; mi familia ha atravesado por muchas cosas... pero como familia, somos más fuertes gracias a esto”.
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Una historia de horror a miles de kilómetros de su familia
A fines de junio pasado, Sesio tomó un avión a Los Ángeles, ya que había sido invitada a una ceremonia nupcial. El 27 de ese mes, tras varias horas de vuelo, pisó territorio de Estados Unidos.
Después de haber superado los controles del aeropuerto internacional, subió a un transporte que la llevaría hasta la ciudad de Santa Bárbara, donde tenía planeado alojarse. “Tan pronto como me bajé del bus, empecé a sentir escalofríos y cansancio extremos”, aseveró.
Al comienzo, la mujer atribuyó los síntomas al jet lag. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, la situación se tornó más riesgosa para ella. Luego empezaron los dolores de espalda y pecho. Asimismo, sentía que le faltaba el oxígeno. Requería dormir 12 horas por día debido a la sensación de intensa fatiga.
La boda se llevaría a cabo el 2 de julio. Un día antes del festejo, la neozelandesa decidió tomar acciones ante su difícil condición. “A esta altura, no podía caminar, me arrastraba. No podía levantar los brazos y dormía sentada todas las noches porque resultaba demasiado doloroso acostarse. Por otro lado, alucinaba un poco”, declaró al medio australiano 7News.
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Aquel 1 de julio, se dirigió al área de urgencia a un hospital cercano. Tras ser examinada por un equipo médico, le comunicó que su condición de salud estaba delicada.
Instantes antes de perder la conciencia, recuerda mirar a los doctores trasladarse de un lado a otro apuradamente. Debió ser enviada a una sala UCI: necesitó de soporte vital, incluyendo ventilación artificial. Permaneció en ese estado cerca de dos semanas.
¿Qué tenía la joven neozelandesa?
Amanda se había infectado con neumococo, conocido como Streptococcus pneumoniae. Esta bacteria, que se transmite por microgotas de saliva, le produjo una neumonía. “Tuve muy mala suerte al agarrarme una neumonía que condujo a una insuficiencia respiratoria hipoxémica, infección en la sangre y líquido en los pulmones (derrame pleural)”, manifestó.
“Soy una persona relativamente sana, joven y en forma, sin problemas de salud, no fumo ni bebo, y nunca había estado enferma a este nivel”, indicó a 7News.
Gracias a la precisa intervención, los médicos y enfermeros pudieron salvarle la vida a la joven. Cuando despertó, le explicaron lo que le había sucedido.
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“Cuando desperté, estaba bastante asustada, ya que aún tenía tubos en la garganta. No pensaba mucho debido a que estaba muy desorientada, confusa, con mucha medicación y muy cansada. ¡No tuve hambre durante mucho tiempo! Hasta que salí del hospital jaja... La enfermedad te quita el apetito”, señaló.
Después de varios días de recuperación, la paciente recibió el alta médica. Pero se fue del lugar con un problema económico.
La deuda que dejó el hospital
La mujer volvió a Auckland el pasado 24 de julio con una cuantiosa deuda. Según detalló, tiene que abonar 150.000 dólares por los gastos de su tratamiento. Cabe mencionar que había viajado a Estados Unidos sin seguro médico.
Sesio sostuvo que se arrepintió de no haber contratado un seguro. “Vivir en un país donde no tienes que pensar en los costos de visitar médicos o ir al hospital realmente te hace olvidarte de esto (...) Es mi mayor arrepentimiento no haber obtenido un seguro, pero sé que no puedo vivir en el arrepentimiento. (...) Somos humanos y cometemos errores. Lo único que podemos hacer es aprender de ello y hacerlo mejor la próxima vez”, narró a Clarín.
“(...) Espero que al compartir esta historia se evite que alguien más cometa el mismo error que yo y, en cambio, se centre en la importancia de contratar un seguro. Espero que nos recuerde que debemos ser más conscientes cuando viajemos. No le desearía esa experiencia ni esta situación actual a nadie”, añadió.