¿Fusilamiento o silla eléctrica? La pena de muerte de nuevo en la mira en Estados Unidos
Las últimas ejecuciones habían sido realizadas por medio de inyección letal, pero los fabricantes de fármacos se rehúsan a proveer los ingredientes necesarios.
Un recluso condenado a muerte en Carolina del Sur tuvo que decidir entre la silla eléctrica o el fusilamiento. En Texas, un hombre de 78 años y enfermo está en el corredor de la muerte por un crimen cometido hace tres décadas y una madre de 14 hijos será ejecutada pese a las serias dudas sobre su culpabilidad.
La pena capital ha estado en declive en Estados Unidos, pero una lista de las próximas ejecuciones ha vuelto a poner el tema en la mira.
Richard Moore, un hombre afroestadounidense de 57 años, tiene fecha de ejecución fijada para el 29 de abril, en Carolina del Sur, por el homicidio de un empleado de una tienda de víveres durante un robo en 1999. Esta sería la primera en ese estado sureño en casi una década.
Las últimas ejecuciones en Estados Unidos habían sido realizadas por medio de inyección letal, pero este método debe ser abandonado en ese estado porque los fabricantes de fármacos se rehúsan a proveer los ingredientes necesarios.
Por ello, a Moore le fue dado a elegir entre la silla eléctrica y un fusilamiento con tres voluntarios armados con rifles pertenecientes al Departamento de Correccionales.
El viernes escogió el fusilamiento. Sin embargo, sus abogados cuestionaron ambos métodos al alegar que violaban un veto constitucional sobre el “castigo cruel e inusual”. Finalmente, un juez aceptó escuchar sus argumentos.
“La silla eléctrica y el fusilamiento son métodos anticuados y barbáricos de ejecución que virtualmente todas las jurisdicciones estadounidenses han dejado atrás”, dijo Lindsey Vann, una de las defensoras de Moore.
La electrocución se usó para siete de las 43 ejecuciones en Carolina del Sur desde 1985. La última de ellas data del 2008. El fusilamiento solo se utilizó tres veces en Estados Unidos —todas en el estado occidental de Utah— desde 1976, cuando la Corte Suprema de Estados Unidos reinstauró la pena de muerte.
“Confesión poco fiable”
Ha habido tres ejecuciones este año en Estados Unidos y 11 en 2021, frente a las 17 de 2020. Solo una de las del año anterior involucró a una mujer. De las más de 1.540 personas sometidas a la pena capital en el país desde 1976, solo 17 eran mujeres.
Melissa Lucio, de 53 años, podría ser la número 18. Ella es una mexicana-estadounidense madre de 14 hijos, cuya ejecución está programada en Texas el 27 de abril por medio de inyección letal. Fue sentenciada por la muerte de su hija Mariah de 2 años, en 2007.
Lucio alegó que su confesión se logró bajo coacción policial durante un interrogatorio de cinco horas y que la muerte de la niña en realidad se debió a una caída accidental por una escalera.
Su caso ha sido defendido por Innocence Project, que lucha por los reos injustamente condenados, y por la estrella de telerrealidad Kim Kardashian, quien pidió al gobernador de Texas, Greg Abbott, concederle clemencia.
“El estado extrajo una ‘confesión’ poco fiable y usó evidencia científica falsa para condenar a Melissa Lucio de un crimen que no cometió y que, de hecho, nunca ocurrió”, dijo Vanessa Potkin, apoderada de la mujer.
“Lo que sabemos hoy es esto: Mariah murió por complicaciones médicas tras una caída accidental. No fue asesinada”, añadió.
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“Tortura”
En la lista de ejecuciones en Texas con fecha establecida para los próximos días se encuentra también Carl Wayne Buntion, sentenciado a muerte en 1991 por el homicidio de un oficial de policía de Houston.
Buntion, que no disputa su condena, tiene fecha programada para el 21 de abril por medio de inyección letal. Con 78 años, es el hombre más viejo en el corredor de la muerte en Texas y sus abogados argumentaron que ejecutarlo ahora, después de 30 años de su crimen, sería un “castigo cruel e inusual”.
La ley de Texas también requiere que se establezca que “probablemente dañaría a otras personas si no es ejecutado”, apuntó su defensa.
Según los letrados, Buntion no es un peligro para otros y, además, lo aquejan múltiples enfermedades, incluyendo artritis, vértigo, hepatitis, dolor del nervio ciático y cirrosis.
“Es un anciano frágil”, expresó la defensa en una petición a la junta de indultos y libertad condicional de Texas. “No será una amenaza para nadie en prisión si su sentencia es reducida a una pena menor”, concluyó.
Buntion ha estado en confinamiento solitario por los últimos 20 años restringido en su celda por 23 horas al día.
“Cuando alguien es sentenciado a muerte, el jurado no está sentenciándolo a 30, 40, o 50 años de confinamiento solitario y después la muerte”, dijo a la AFP Burke Butler, director ejecutivo del servicio de defensores de Texas.
“Es una tortura”, añadió. “En todo el mundo es ampliamente aceptado que el confinamiento solitario es muy cruel. Confinar a alguien en solitario para después ejecutarlo, es aún más cruel”, acusó.
El estado de Texas ha llevado a cabo 573 ejecuciones —más que cualquier otro estado— desde 1976. Virginia, que abolió la pena de muerte el año pasado, le sigue con 113.