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Muere un bebé de un año al tragarse la pila de un juguete que le quemó el corazón

El menor estuvo dos días luchando por su vida; sin embargo, los tratamientos que intentaron aplicarle los médicos no sirvieron de nada debido a que los daños que sufrió el niño eran irreparables, reportan medios del Reino Unido.

Los padres ahora quieren cambiar la ley para detener la venta de baterías diminutas. Foto: referencial/AFP
Los padres ahora quieren cambiar la ley para detener la venta de baterías diminutas. Foto: referencial/AFP

Tragedia en Reino Unido. Un bebé de un año de edad murió luego de tragarse una pila de botón de uno de sus osos de peluche. Los daños irreparables por la toxicidad de las pilas acabaron con la vida del menor, reportaron los medios locales durante los últimos días.

Los padres, Christine y Hugh, narran que trasladaron de urgencia al pequeño a un hospital el 24 de diciembre de 2021, debido a que empezaron a notar como su hijo perdía fuerzas y estaba decaído.

Durante las primeras horas en que el niño estuvo internado en un centro médico, los progenitores no sabían que la criatura se había tragado una pila alcalina LR44. No fue hasta que, posteriormente, tras la evaluación de los médicos, se percataron que faltaba una batería en un mono de peluche de la casa.

Los especialistas de salud señalaron que la sangre del afectado se había vuelto “ácida” y no se coagulaba, y se descubrió una quemadura que produjo “un agujero en su corazón, lo que significa que nunca se recuperaría”, consigna The Mirror.

“Este producto contiene una batería de botón o de celda de moneda. Una batería de botón o de celda de moneda ingerida puede causar quemaduras químicas internas en tan solo dos horas y provocar la muerte”, se lee las advertencias en línea del peluche.

El infante estuvo dos días luchando por su vida; sin embargo, luego del reporte de los galenos, los padres tomaron la desgarradora decisión de apagar la máquina de soporte vital a la que estaba conectado el pequeño, que era lo único que lo mantenía con vida.

El entierro se realizó en enero de este año, al que acudieron 300 ciclistas que formaron una guardia de honor. Finalmente, Christine y Hugh ahora buscan cambiar la ley para detener la venta de baterías diminutas.

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