COVID-19: cómo Brasil pasó de ser el ‘moridero’ de Sudamérica al país puntero en vacunación
Enlutado por el virus, el gigante sudamericano se ha convertido en el cuarto país que más dosis ha administrado después de China, India y Estados Unidos.
Brasil, antes considerado el ‘moridero’ de Sudamérica, se ha convertido en uno de los países con un mayor ritmo de vacunación contra el coronavirus en el mundo. Su arranque tardío y caótico sigue pasándole factura al presidente Jair Bolsonaro.
A pesar de tener un sistema de inmunización masiva de fama mundial, este país de 213 millones de habitantes comenzó su campaña en enero, varias semanas después que Estados Unidos y que gran parte de los países europeos y sudamericanos (como Argentina y Chile).
Al principio, avanzó lentamente y con interrupciones, pero luego empezó a recortar distancias. Esto originó la caída en el número de muertos: de una media diaria de más de 2.000 fallecidos a menos de 600.
Actualmente, es el segundo país del mundo más enlutado por el virus: tiene más de 588.000 muertos. Sin embargo, ya están vacunando a adolescentes y aplicando terceras dosis en muchos estados brasileños.
Según datos del portal Our World in Data, Brasil se ha convertido en el cuarto país que más dosis ha administrado (214 millones), después de China, India y Estados Unidos. Además, es considerada como la tercera nación que más vacuna diariamente, con una media en los últimos siete días en torno a millón y medio de unidades.
Brasil decidió centrarse en la vacunación con la primera dosis. Esto con la finalidad de preservar la existencia.
En los últimos tres meses, el número de brasileños con su primera dosis casi se ha triplicado y ha alcanzado el 67,6% de la población, un porcentaje incluso levemente superior al de Estados Unidos (63,4%) y Argentina (63,8%), según un recuento de AFP.
Los totalmente inmunizados rondan el 36%. Esta cifra todavía es muy inferior a la de otros países, pero coloca a Brasil en tercera posición entre los diez países más poblados.
Por ahora, se están administrando cuatro tipo de vacunas: las dos más usadas son AstraZeneca y Coronavac (ambas con producción en Brasil) y también están Pfizer y Janssen.
Un punto a favor es que en Brasil el movimiento antivacuna es minoritario: la gran mayoría de los brasileños quiere vacunarse, según los últimos sondeos.
Sin embargo, estas cifras no hacen olvidar la caótica gestión de la pandemia a manos de Bolsonaro, un escéptico del virus, quien llegó a decir que si una persona se coloca la vacuna de Pfizer, podría convertirse “en un caimán”.
¿Sin réditos electorales?
Jair Bolsonaro, que busca la reelección en 2022, tiene un centenar de pedidos de ‘impeachment’ en su contra y la popularidad en su nivel más bajo (24%) debido a la pandemia, la inflación galopante y el elevado desempleo.
“La aceleración de la vacunación tendrá consecuencias muy positivas para Brasil como la reducción en el número de muertos y mayor reapertura de la actividad económica, pero difícilmente se traducirá en un aumento de popularidad”, explica a la AFP el politólogo Maurício Santoro.
Además, Bolsonaro es objeto de varias investigaciones judiciales, una de ellas por no denunciar sospechas de corrupción en la compra de vacunas anti-COVID-19.
Y una comisión en el Senado, la CPI, indaga presuntas omisiones del gobierno en el combate a la pandemia, cuyo informe podría suponer un nuevo golpe para el mandatario.
En una viñeta publicada hace meses por el Diario Catarinense, aparece Bolsonaro irrumpiendo en una sala de vacunación con la pregunta: “¿Hay vacuna contra la CPI?”.