Daniel Ortega a EE. UU.: “Nicaragua jamás volverá a estar cargando el yugo del imperio yanqui”
El pueblo nicaragüense vive momentos de tensión con el arresto de una treintena de dirigentes opositores, incluidos siete aspirantes a la Presidencia, cuando faltan tres meses para las elecciones.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, confió este viernes 30 de julio en que ganarán las elecciones del 7 de noviembre próximo, y sostuvo que “nunca jamás el pueblo nicaragüense volverá a estar cargando el yugo del imperio yanqui”.
En un discurso transmitido en cadena de radio y televisión, en ocasión del 42 aniversario de la Fuerza Aérea de Nicaragua, Ortega sostuvo que los sandinistas tienen un “nuevo reto” con las elecciones, en las que buscará su tercera reelección para su cuarto mandato consecutivo desde que retornó al poder en 2007.
Insistió en que sus adversarios, junto con Estados Unidos, “están conspirando contra las elecciones”, aunque no explicó en qué sentido ni ofreció pruebas. Y que así “como Nicaragua ha salido vencedora frente a ese poderoso y brutal enemigo, que es el colonialismo, el neocolonialismo, el imperio”, los sandinistas lo volverán a hacer en noviembre.
Opositores “están en el basurero de la historia”
Auguró que los opositores no volverán al poder en Nicaragua. “Allí están ellos. Que se den cuenta que están allí, en las inmundicias del basurero de la historia. Se están revolcando y se seguirán revolcando”, señaló.
En el marco del proceso electoral, las autoridades nicaragüenses han arrestado a los aspirantes presidenciales opositores Cristiana Chamorro, Arturo Cruz, Félix Maradiaga, Juan Sebastián Chamorro, Miguel Mora, Medardo Mairena y Noel Vidaurre, que están siendo investigados por supuesta traición a la patria.
La Policía Nacional, que dirige Francisco Díaz, un consuegro de Ortega, también ha aprehendido a un excanciller, dos exvicecancilleres, dos históricos exguerrilleros sandinistas disidentes, un dirigente empresarial, un banquero, una ex primera dama y cinco dirigentes opositores.
Además, dos líderes estudiantiles, dos dirigentes campesinos, una abogada y defensora de los derechos humanos, un politólogo y especialista en sistemas políticos y electorales, un periodista, un comentarista, dos extrabajadores de una ONG y un conductor de Cristiana Chamorro.
En 2018, las calles de Managua, la capital de Nicaragua, se produjeron masivas protestas contra el Gobierno de Daniel Ortega. Foto: AFP
De “golpe de estado” a cambio de régimen
Durante su discurso, el líder sandinista señaló que en abril de 2018 sus adversarios intentaron “provocar un cambio de régimen, un cambio de sistema”, cuando estalló una revuelta popular por unas controvertidas reformas a la seguridad social y que luego se convirtieron en una exigencia de renuncia del presidente Ortega, debido a que respondió con la fuerza.
“Ellos estaban claros que el golpe de Estado no era posible en Nicaragua, porque para un golpe de Estado se necesitan al Ejército y a la Policía, y ellos estaban claros que no estaban dentro de sus posibilidades. El golpe de Estado lo concebían con sus actos de terror, y que luego el yanqui (EE. UU.) invadiendo nuestra patria”, afirmó Ortega, que dijo tuvo la paciencia de Job.
A su juicio, los opositores se exhibieron durante esas protestas y que “cada día que pasaba era mayor el repudio del pueblo contra los crímenes que estaban cometiendo, bendecidos también, al igual que en (el tiempo de) la Colonia (española), por algunos fariseos”, en alusión algunos obispos, a quienes también ha acusado de intentar derrocarlo.
“Y los fariseos han desaparecido. Allí andan vestidos elegantes, hablando como si fuesen unos santos, y basta levantar un poquito y lo que se encuentra es la inmundicia, porque no hay ningún respeto a Cristo, ningún respeto a Dios”, lanzó.
Aseguró que su Gobierno decidió restablecer “la paz y la estabilidad” y poner fin a las manifestaciones antigubernamentales, a petición del “pueblo” y que ahora “estamos gozando de esa paz y de esa estabilidad”.
La crisis de Nicaragua, que explotó el 18 de abril de 2018, vive momentos de tensión con el arresto de una treintena de dirigentes opositores, incluidos siete aspirantes a la Presidencia, cuando faltan un poco más de tres meses para las elecciones.
El mandatario, próximo a cumplir 76 años, un exguerrillero sandinista que coordinó una Junta de Gobierno de 1979 a 1984 y presidió por primera vez el país entre 1985 y 1990, ha acusado a los líderes opositores de intentar derrocarlo con el apoyo de Estados Unidos y los ha tildado de “criminales”.