Los lujos del ‘Chapo’ Guzmán en la cárcel: baños turcos, fiestas y langosta
El narcotraficante mexicano ha sido señalado por gozar de privilegios que hicieron más fácil su estadía en prisiones de máxima seguridad.
Joaquín Guzmán Loera, más conocido como ’El Chapo’ Guzmán lideró durante décadas la organización criminal el ‘Cártel de Sinaloa’, donde amasó una fortuna en el tráfico de cocaína. Su fama ayudó a ser perseguido hasta terminar condenado en Estados Unidos.
El narcotraficante mexicano ha sido señalado por gozar de privilegios que hicieron más fácil su estadía en prisiones de máxima seguridad, como organizar constantemente fiestas a las que asistían empleadas de la cárcel y reclusas, según documentó el periodista británico Malcom Beith en su libro El último narco.
En el Centro Federal de Readaptación Social de Puente Grande, de donde se fugó por primera vez, el ’Chapo’ manejaba una nómina solo de los empleados de la cárcel. Según el autor, una navidad en la prisión llegó un camión a entregar 500 litros de vino que sirvieron para amenizar una lujosa fiesta del capo, la cual incluyó langostas.
Los lujos los compartía también con Héctor el Güero Palma, uno de sus socios, que se encontraba en el mismo penal. Guzmán se fugó de esa prisión en 2001, informa Infobae.
Durante su segunda fuga, esta vez del Centro Federal de Readaptación Social de La Palma, en el Estado de México, se le observa que antes de escaparse por un túnel el capo veía en su celda una pantalla.
En la década de 2010, la lucha contra los carteles en México estuvo dominada por la captura en 2014 del poderoso Joaquín Guzmán. Foto: EFE
Baño turco
En una entrevista que tuvo el ‘Chapo’ con el abogado José Antonio Ortega Sánchez en el año 2000, este último le preguntó por qué la demora en atenderlo, el narcotraficante respondió: “Mire, tenía mi visita conyugal hoy. Luego fui al baño turco y luego tenía que tomar una siesta para poder saludarlo como usted se merece”.
El abogado relató a CNN que Joaquín Guzmán se creía el dueño de la cárcel, no utilizaba esposa, tenía un teléfono personal, pedía comida externa a la prisión, celebraba fiestas con alcohol, música y comida; y se le permitía caminar por las inmediaciones de la cárcel.
“En el antiguo hotel Sheraton Bugambilias de Puerto Vallarta, en Jalisco, aún se recuerda cuando el capo (el Chapo) alquilaba un piso entero para hospedarse; en aquellas estancias normalmente provocaban los desmanes que tanto le molestaban a su superior, Amado Carrillo”, relata la periodista Anabel Hernández en su libro Los señores del narco.
En 2015, el líder del cártel de Sinaloa, se escapó del penal de máxima seguridad de El Altiplano por un túnel de 1.500 metros. Foto: AFP
Su vida llevada al cine
La excentricidad de Joaquín Guzmán Loera llegó a tal punto de querer que el director y actor estadounidense Sean Penn hiciera una película sobre su vida. Desde que comenzó como un campesino de Badiraguato, Sinaloa, no terminó la educación básica, participó en espectaculares fugas y arrestos que lo llevaron a ser condenado a cadena perpetua más 30 años adicionales.
Entre sus pertenencias estaba una mansión frente al mar en Acapulco, por la que pagó $ 10 millones; también tenía casas en todas las playas del país. En su casa de Guadalajara tenía un zoológico con tigres, leones, panteras, y venados; piscinas y canchas de tenis.
“Le gustaba viajar por el mundo: Brasil, Argentina, Aruba, por toda Europa, a Japón, Hong Kong, Tailandia, Perú, Cuba, Colombia, Panamá... hasta a Macao, para apostar”, contó un testigo.
Joaquín “El Chapo” Guzmán en el penal mexicano del Altiplano, donde reingresó tras su última captura después de dos fugas. Foto: Latinus